Jueves, 28 de enero de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › FINALMENTE APPLE PRESENTó LA MISTERIOSA IPAD
La iPad es una pantalla táctil, de 9,7 pulgadas, que pesa menos de 700 gramos, a un costo de entre 500 y 800 dólares según el modelo. La novedad es que incorpora la posibilidad de lectura de libros. Apple anunció convenios con cinco editoriales.
Se llama iPad, pesa 680 gramos y tiene una pantalla de 9,7 pulgadas, pura superficie sensible al tacto. Costará entre 500 y poco más de 800 dólares, de acuerdo con el modelo. Como al iPod y al iPhone, lo presentó Steve Jobs, el presidente de la compañía Apple, en medio de una expectativa alimentada por meses de rumores y años de trascendidos. “Queríamos arrancar 2010 presentando un producto realmente mágico y revolucionario”, declaró sin ruborizarse el propio Jobs ayer en San Francisco, durante el momento más saliente de la presentación que puso fin a las especulaciones que, desde comienzos del año, se multiplicaron hasta el infinito en Internet.
¿Cómo podría ser tan vanguardista? Simple. El iPad, como explicó la cara visible de la empresa cuyos productos marcaron tendencia en lo que a dispositivos de música personal y telefonía celular se refiere, “es mucho más íntimo que una laptop y mucho más capaz que un teléfono inteligente”.
En su variante más costosa contará con módem UMTS y un disco rígido de 64 Gb, por lo que rondará los 829 dólares; en la más económica, de 16Gb y conectividad wifi, se venderá a 499; habrá otro modelo intermedio. Los más sencillos podrán conseguirse en comercios dentro de dos meses, los más complejos en 90 días. Pero no es solamente una computadora: la novedad, en formato tablet ultraportátil (las minicomputadoras personales que causaron furor en los últimos dos años en todo el mundo suelen pesar entre uno y dos kilos), tiene la pretensión de renovar algo más que el mercado de los dispositivos tecnológicos.
Como sucede con el iPhone, a través de la tienda online de iTunes el iPad podrá cargarse con videos, música y pequeños programas, pero la novedad reside en que el mismo sitio abrirá iBooks, una sección de libros para la nueva tablet. A cambio de sumas todavía no especificadas, de allí se podrán descargar títulos de grandes editoriales como Penguin, Harper Collins, Simon & Schuster, Macmillan y Hachette. Esa novedad, que los rumores presumían, viene a cambiar radicalmente el todavía incipiente mercado del libro electrónico, cuyos lectores, como el Kindle de Amazon o el de Sony, adquirieron con gran éxito en la última Navidad. En el lanzamiento de iBooks, que fue anunciado junto con iPad, Jobs reconoció el trabajo de creación de mercado realizado previamente por la tienda virtual. “Amazon hizo un gran trabajo como pionera al introducir el Kindle”, halagó el representante de Apple, quien sin embargo enseguida supo marcar el impacto que su nuevo producto puede tener. “Tenemos cinco de las mayores casas editoriales del mundo que nos apoyan y abriremos las puertas al resto de las editoriales a partir de esta misma tarde.”
Los alcances del iPad podrían tener efectos nada menores también sobre la prensa, escrita o en soportes audiovisuales. Durante la presentación, un representante del diario The New York Times contó su experiencia de las últimas tres semanas, a lo largo de las cuales se convirtió en beta tester especializado en su uso para lectura de diarios y libros electrónicos. El periodista lo aprobó calurosamente. Tanto que The New York Times ya anunció el desarrollo de una aplicación específica para el iPad.
El chiche nuevo “generará una nueva ‘fiebre del oro’ entre los desarrolladores” de software, vaticinó Jobs, quien con su optimismo habitual no hacía más que dar cuenta de lo sucedido con su anterior producto estrella. Y es que el iPhone, que al menos en apariencia podría pensarse como una versión pequeña de la nueva tablet, despertó un furor entre los creadores de aplicaciones (“apps”): actualmente, Apple, que existen cerca de 140 mil disponibles.
Una de las claves de la novedad es que se opera sólo a través de la pantalla, que es enteramente táctil y puede transformar la interfaz en función de cada uno de sus usos. Y es que, a diferencia de las computadoras personales ultralivianas, no requiere de un teclado separado, porque los textos pueden ser ingresados tipiando sobre la pantalla (que despliega, en ese caso, un teclado virtual tal como hace el iPhone). Para complementarlo, Apple ofrecerá un procesador de textos propio, el iWork.
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