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En este Año Nuevo la crisis volvió a tener al menos un efecto positivo: menos heridos por el uso de pirotecnia y por esos corchos voladores que suelen impactar en los ojos ajenos. De acuerdo con estadísticas suministradas por el SAME, en los hospital porteños fueron atendidas 410 personas, un 90 por ciento con lesiones debido a la utilización de cañitas voladoras y el resto por heridas de corcho u otro tipo de accidentes. La disminución es evidente: en 2000 fueron 729 los heridos en Año Nuevo y en 2001 sumaron 631.
Para el jefe de guardia del Hospital del Quemado, Eduardo Estrusi, el descenso en la cantidad de heridos este año “tiene que ver con la situación económica y muchísimo con que tenemos muy poco que celebrar”. Aunque coincidió con él, la jefa de Guardia del hospital Lagleyze, María Rosa Terraez, advirtió que la crisis también puede incidir en otro aspecto: “Hay mucha gente que no se acerca a los hospitales a atenderse por heridas porque no tiene dinero para viajar”, dijo.
Aun así, algunos llegaron. Precisamente en el Hospital del Quemado se informó que fueron atendidas 32 personas lesionadas por la manipulación de artefactos de pirotecnia. Otras 21 personas fueron asistidas en el Instituto Lagleyze y 45 en el hospital oftalmológico Santa Lucía.