Domingo, 7 de noviembre de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › ENTREVISTA A ANNA TERRóN, SECRETARIA DE ESTADO DE INMIGRACIóN ESPAñOLA
La funcionaria admite que hubo “una cadena de fallos” con la docente rechazada en ese país. Pero asegura que esos casos son “mínimos”. Aquí, explica la situación de los argentinos en España.
Por Emilio Ruchansky
A mediados de octubre pasado, la “inadmisión” y expulsión de España de la docente María Cecilia Tonón, que en ese momento cursaba un embarazo que luego perdió, conmocionó las relaciones bilaterales. El hecho derivó en una reunión entre funcionarios y técnicos de ambos países, donde se acordó que a personas que como ella son invitadas por una universidad española sin que exista remuneración, no se les exija visado si la estadía es menor a 90 días. Algo que de todas formas no se pedía, como explica Anna Terrón i Cusí, secretaria de Estado de Inmigración y Emigración. “Ese caso fue una cadena de fallos bastante notable. Pero igual hay un problema: el visado es objetivo, las estadías de corta duración, no. Decide el policía que está en la entrada del aeropuerto si se cumplen los requisitos o no”, explicó.
La funcionaria, cuyo cargo equivale al de viceministro, pasó por Argentina para visitar algunas asociaciones españolas, una colectividad que suma unas 300 mil personas. De hecho, del otro lado del Atlántico se habla de la provincia Buenos Aires, en términos electorales, como “la provincia 51”, porque hay más españoles que en algunos distritos de allá. También estuvo reunida con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
A punto de viajar a Córdoba para visitar una asociación de jóvenes descendientes de españoles, la catalana Terrón i Cusí recibió a Página/12 en el bar del hotel, a metros de Plaza de Mayo y continuó charlando, rodeada de otros funcionarios, en una combi que la trasladó al Club Español. La comitiva traía datos migratorios actualizados, entre otros, la cantidad de argentinos nacionalizados en los últimos ocho años, postcrisis 2001: 26.601. También la cantidad de residentes actuales, 89.201, y lo más revelador: el retorno de latinoamericanos en medio de la recesión española, desde 2009 casi 40 mil personas. “El desempleo allá no es del 20 por ciento. Es 19,8, no lo redondee”, pidió uno de sus asesores.
–¿Evalúa que es alta la cantidad de “inadmitidos” argentinos?
–En primer lugar hay una diferencia notable entre los países que tienen visado para las estadías de corta duración y los que no. Ecuador, Bolivia, Perú, Venezuela y los países de Centroamérica tienen un visado de corta duración para entrar a la Unión Europea y ahí no hay inadmitidos porque simplemente uno tramita el visado para tres meses en el Consulado, tiene que llenar los requisitos y conseguir la visa. Los países que no tienen visado como Argentina, que se supone que circulan libremente, sí están sujetos a algunos requisitos; básicamente, de prueba de estancia de corta duración.
–¿Cuáles son?
–Se requiere una reserva de hotel o una carta de invitación de un amigo o familiar que sea comunitario, que afirme que estás invitado a pasar hasta tres meses en su casa, un seguro médico, el pasaje de vuelta y la prueba de cantidad de dinero de supervivencia, un promedio de 63 euros por día. Obviamente, pesan las tarjetas de crédito y débito. En verdad, las inadmisiones son pequeñísimas, viajan entre España y Argentina 290 mil personas al año. En el último año, los casos que documentó la prensa de aquí eran nueve. Y habrá más porque hay gente que no lo dice, pero no llegan a ser uno en mil. Es muy poca la cantidad. Nosotros tenemos un sistema de frontera, por el que cada vez que uno entra a España o a cualquier otro país de la Unión Europea puede luego circular libremente, lo cual obliga a cada Estado a controlar la frontera por los 27, por los 26 porque Gran Bretaña está fuera del sistema.
–El caso de Tonón despertó muchas reacciones en Argentina, sobre todo por el maltrato.
–Fue una cadena de fallos bastante notable. Como queda expuesto a la arbitrariedad de la policía, a esa subjetividad, si el policía cree que hay alguna dificultad con esta persona, pasan a una sala de inadmitidos, donde lo primero que se ofrece es un teléfono para llamar al Consulado. Ahí hubo un problema, era 12 de octubre, era feriado y no hubo forma de contactarse con el Consulado argentino. Además, yo creo que el policía fue muy poco flexible porque el problema de esta chica fue que en su invitación, al parecer, no quedaba clara la fecha de finalización. Entonces, ahí el policía interpretó que eso no era una estancia de corta duración, sino una estancia permanente o sin límites y que por lo tanto necesitaba, por lo menos, un visado de estudios. A pesar de la literatura sobre los balseros, lo cierto es que la gente que está irregularmente entró con un permiso por noventa días.
–¿Y cuál es la situación migratoria de los argentinos que se quedaron ilegalmente?
–Tenemos un sistema de permiso en origen y tuvimos una regularización en 2005 y a partir de ahí hay un intento de imponer la cultura de la regularidad y que la gente llegue con permiso de larga duración. Hay miles de razones, la gente que viene por tres meses alarga la estancia porque tiene familiares españoles o tienen una oferta de contrato de empleo y ahí regulariza su situación.
–Pero no se puede entrar como turista y quedarse a trabajar.
–No, la persona tiene que volver a la Argentina para conseguir la tarjeta de residente de larga duración.
–En el caso de las personas que trabajan ilegalmente, si van a Suiza, que es un extracomunitario, y vuelven, se renuevan el visado por tres meses más.
–Así es.
–¿Pasa eso?
–Hay que tener plata para viajar a Suiza ida y vuelta. La mayoría de los argentinos no están ilegales. Hoy, por ejemplo, muchos argentinos trabajan por temporada, como instructores de esquí o en las playas y después vuelven y trabajan en Argentina. Y lo hacen legalmente. Hay una colectividad nueva muy grande y otra histórica que es la que salió durante la dictadura. Y están perfectamente instaladas y aceptadas. Más allá de los pocos casos de inadmisión, el 99,9 por ciento de los flujos funcionan con absoluta normalidad, es verdad que todos los controles de frontera del siglo XXI son difíciles y van contra la realidad, porque la gente se mueve y cada vez más. Tenemos que saber que hoy día Argentina está a mil dólares de España pero no a más distancia, la distancia es el precio del pasaje, lo demás es una noche de viaje, aunque también hay que pagar el pasaje, ¿no?
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