Miércoles, 17 de noviembre de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › MURIó EL NENE QUE PADECíA UN TUMOR ATRIBUIDO A AGROTóXICOS
Ezequiel había pasado buena parte de sus 7 años en una granja avícola, donde manipulaba agrotóxicos e insecticidas. Allí trabajaba junto a sus padres que, como otras familias, eran sometidos a un régimen de trabajo esclavo. Fue internado por padecer un tumor, que se atribuye al contacto con esas sustancias. Después de pasar varios días en terapia intensiva, el niño falleció ayer. El fallecimiento fue informado por la organización social La Alameda, que había denunciado a la Justicia la situación que vivía el niño, junto a su familia, oriunda de Misiones.
El chico había sido operado en dos oportunidades de un tumor cerebral, la última vez hacía ocho días en el Centro Gallego, el sanatorio ubicado en el barrio porteño de Balvanera y donde murió ayer a la 1.35 de la madrugada. “La corta vida de Ezequiel transcurrió la mayor parte de su tiempo entre la sangre y el guano de las gallinas y manipulando venenos con elementos cancerígenos de la empresa para cumplir a rajatabla con los topes de producción que la patronal le imponía a su familia”, dijo Gustavo Vera, referente de La Alameda.
El niño, expresó la organización en un comunicado, era explotado en la empresa Nuestra Huella desde los cuatro años, una situación que también padecen dos de sus hermanos menores. El pequeño había sido internado a fines de septiembre en la Clínica de Pilar, desde la que fue derivado a la Clínica del Centro de La Plata. Allí se le detectó un tumor cancerígeno en el cerebro, pero nuevamente fue derivado a otro centro de asistencia ubicado en la localidad bonaerense de Laferrère, donde los médicos lo operaron. Sin embargo, por decisión de la empresa avícola fue llevado al Centro Gallego y quedó internado en la sala de terapia intensiva.
La historia de Ezequiel y la de otros niños ya había sido contada por Página/12 hace dos años, cuando La Alameda difundió un video registrado por una cámara oculta en la que se veía a chicos trabajando en la recolección de huevos.
En 2008 la jueza de Garantías en lo Penal de Zárate-Campana, Graciela Cione, recibió una denuncia por reducción a la servidumbre y trabajo infantil contra la empresa Nuestra Huella SA, que tiene granjas en Zárate, Pilar y Capilla del Señor. Otra causa, pero por los delitos de trata y tráfico de personas, quedó radicada en el Juzgado Federal 2 de Zárate-Campana, a cargo de Adrián González Chavay.
“El estado de salud de Ezequiel desde hace días era un secreto guardado por la empresa, que quería evitar a toda costa que se indagara acerca de las causas que lo llevaron a esa situación terminal”, agregó Vera.
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