Después de la inspección ocular al country Carmel, en Pilar, el jueves pasado, el juicio por el caso García Belsunce II continuará con sus audiencias. Hoy, Juan “John” Hurtig podría ampliar su declaración, que había sido interrumpida el martes, cuando su abogado pidió al tribunal que se realizara la visita al Carmel para identificar los lugares de los que se estaba hablando. Además, fueron citados siete testigos, entre los cuales está Catalina Vargas, ex empleada doméstica del matrimonio Bártoli, cuyo testimonio fue una de las piezas sólidas en las que se basó Diego Molina Pico para pedir la condena de Carlos Carrascosa en 2007.

John, a quien sus amigos lo apodaron “Iguana” Hurtig, sostiene su inocencia (como el resto, está acusado de encubrimiento) basado en que fue él quien informó que había arrojado el pituto al inodoro, y también fue él quien lo encontró rastreando en la ciénaga cloacal de la casa de su media hermana, María Marta. Podrá, si lo prefiere, continuar su declaración iniciada el martes pasado y que fue suspendida a pedido de su defensa, con el argumento de que una inspección ocular permitirá a los integrantes del Tribunal 1, María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Ariel Introzzi Truglia, reconocer más adecuadamente a qué se refería John en su declaración. Más allá de que los jueces ya habían realizado una inspección previa al inicio del juicio, aceptaron el pedido y realizaron una nueva inspección el jueves pasado.

Tras la declaración de Hurtig, seguirán siete testigos citados: Catalina Vargas, la mucama del matrimonio Bártoli. Su relato durante la instrucción de la causa y en el juicio anterior seguido a Carrascosa, fue clave para desarmar la coartada que sostenían Carrascosa, Guillermo Bártoli e Irene Hurtig, quienes sostuvieron que se habían reunido en casa de los Bártoli a presenciar el encuentro entre River y Boca, y que al finalizar, Carrascosa siguió viendo el de Independiente y Rosario Central. Vargas sostuvo que a las 18, apenas terminado el primer encuentro, entró en la sala y no había nadie.

También fueron citados a prestar testimonio los guardias del country, Ramón Acosta y Víctor Hugo Contrera, y los empleados de Sergio Binello, otro de los acusados, Teresa Castagna y Arturo Benito Campos. Tanto Castagna como Campos declararon en el juicio anterior no haber visto a Bártoli compartiendo el almuerzo en la casa de los Binello, contradiciendo la coartada de Bártoli que sostenía que participó. Los dos vigiladores son los que estaban encargados de vigilar al vecino díscolo Nicolás Pachelo, y durante el juicio de 2007 declararon haberlo visto a las 19 en la puerta de su casa con su hijo, lo que invalidaba la hipótesis de la familia GB de cargar sobre Pachelo la responsabilidad del crimen.

También fueron citados Jorge García Zavaleta, quien vio jugar al tenis a María Marta con su amiga Viviana Binello la tarde del domingo 27 de octubre de 2002, y Delfina Figueroa, novia del joven estudiante de medicina Diego Piazza, y que había participado en la reunión en lo de los Bártoli. Su declaración en el juicio de 2007 fue muy dudosa y contradictoria y terminó con un pedido de detención por falso testimonio.

Por otra parte, la defensa de la masajista Beatriz Michelini había solicitado hacer uso de la palabra, pero seguramente su declaración tendrá lugar después de los testigos citados. La declaración de Michelini genera expectativas teniendo en cuenta que a su defensa fue incorporado el abogado Roberto Ribas, representante de Pachelo.

La nueva ronda de testigos fue dispuesta por los jueces del Tribunal a pedido de la fiscal Laura Zyseskind.