Horas después de prestar declaración indagatoria ante la Justicia y de insistir en que se trató de “un hecho accidental”, el Policía Federal Ariel Marcelo Mendoza, imputado por la muerte del joven Ariel Domínguez, obtuvo la excarcelación bajo juramento de permanecer a disposición de la Justicia. La información se conoció anoche en la sala de prensa del Palacio de Tribunales, pero hasta el cierre de esta edición no se había podido confirmar la liberación de Mendoza, ni a través de la Gendarmería, donde estaba detenido, ni del Ministerio de Seguridad. Lo que se supo es que, en principio, el agente está imputado de “homicidio culposo”, un delito excarcelable que tiene una pena máxima de tres años de prisión. La jueza de instrucción María Gabriela Lanz habría accedido al pedido de excarcelación formulado por la defensa del policía. De todos modos, la jueza le impuso una serie de requisitos hasta que se defina su situación procesal, una vez que se tengan todas las pericias que se vienen realizando para determinar cómo ocurrieron los hechos.

“La información que tenemos es que se le dio la excarcelación, pero el trámite para liberarlo todavía no se debe haber completado”, señaló una fuente de la Federal. Al mismo tiempo, se aclaró que Mendoza es defendido por “un abogado particular contratado por él”, sin relación con la fuerza ni con el Ministerio de Seguridad. Aunque todavía se desconocen los resultados de las pericias planimétricas y balísticas realizadas por expertos de Gendarmería, algunos especialistas consultados por Página/12 explicaron el funcionamiento de la pistola 9 milímetros marca Bersa Thunder que llevaba el policía y de la que salió el disparo mortal. Opinan que es difícil pero no imposible que el arma se haya disparado sola, al caerse de la cartuchera, como afirma Mendoza. También evalúan si el policía tuvo que accionar alguno de los mecanismos para que eso pudiera ocurrir (ver aparte).

Mendoza, que estaba detenido en el edificio Centinela de Gendarmería Nacional, en la zona de Retiro, fue llevado ayer a los tribunales, donde fue indagado durante una hora. La jueza Lanz dispuso el secreto de sumario, pero igual se supo que el policía habría reiterado su versión de que se trató de un hecho accidental. “Por lo que sabemos, su versión estaría respaldada por lo que dijeron ante la Justicia algunos testigos y por esa razón, la jueza accedió a la excarcelación, aunque sigue bajo proceso y todavía no se resolvió su situación procesal”, aclararon las fuentes policiales y judiciales consultadas.

La doctora Lanz tiene diez días para analizar las pruebas y resolver cuál será la carátula definitiva. Los peritajes de Gendarmería estarían a disposición de la jueza recién el lunes y a partir de allí se empezará a definir la imputación. Una fuente de Gendarmería explicó que son varios los peritajes que se tendrán en cuenta: la balística para verificar el estado de la pistola que llevaba Mendoza y si funcionaban los dispositivos de seguridad con los que cuenta el arma para evitar que se accione en forma involuntaria. También se le hizo al policía el dermotest para determinar si el arma estuvo en sus manos o si quedaron restos de pólvora en su ropa, lo que podría refutar sus dichos, según los cuales el arma se le cayó de la cartuchera, y al golpear contra el piso, se disparó.

Según se dijo, el arma tenía huellas de dos golpes, uno en el martillo y otro en el alza de la mira. Habrá que determinar la data aproximada de los mismos y si concuerdan con la posibilidad de que se haya caído sola de la cartuchera. Como se sabe, otra hipótesis posible es que el policía haya llevado la Bersa en su mano y se haya tropezado, o que directamente haya disparado sobre el joven Domínguez, como viene denunciando su familia. Hay otro dato adicional que despierta sospechas: por qué razón la seccional 14ª, con jurisdicción en la zona de Paseo Colón y Humberto 1º, demoró cerca de cuatro horas en hacer la denuncia del hecho ante el fiscal Adrián Peres.

En principio, de acuerdo con informaciones extraoficiales, los peritos de Gendarmería tendrían la convicción de que los golpes que tiene el arma no confirmarían, por sí solos, que la Bersa se haya disparado sola. “Si el arma funcionaba normalmente, la presencia de esos dos golpes no alcanzaría para que se produzca el disparo”, señaló una fuente consultada por Página/12.

Los restos de Ariel Domínguez, de 22 años, fueron inhumados ayer en el cementerio de Avellaneda, en presencia de familiares y amigos. El cortejo fúnebre partió a las 11 desde la cochería Núñez, en avenida Mitre al 6600, de Wilde, donde se realizó el velatorio, rumbo al cementerio ubicado en la calle Agüero al 4000. “Ahora dicen que fue accidental, pero nosotros pensamos que un policía no puede actuar de la manera que lo hizo Mendoza, sin que existiera una situación que justificara el uso de armas. A mi hermano ya no lo recuperamos más, lo único que nos queda es que se haga Justicia y eso es lo que pedimos. El policía fue responsable de la muerte”, declaró a la prensa Leonardo Domínguez, el mayor de los hermanos de la víctima, mientras participaba del sepelio.

Los defensores del policía Mendoza realizaron ayer consultas con peritos para tener elementos a la hora de alegar en favor del imputado. Los expertos no descartan que el arma se haya caído y disparado sin intención, pero también se preguntan: “¿Por qué Mendoza dejó su puesto de vigilancia adicional para intervenir ante un suceso menor (los disturbios que hacían jóvenes entre los que no estaba Domínguez), cuando ya habían llegado otros policías y tenían la situación bajo control?”.