SOCIEDAD › LA CONFESION DE LASI Y EL VUELCO EN LA INVESTIGACION
Enfrentado al ADN, el detenido pidió declarar y embarró a sus cómplices. La causa por violación y asesinato de las turistas francesas parece empezar a consolidarse.
› Por Carlos Rodríguez
La ampliación de la indagatoria de Gustavo Lasi (24), el viernes por la noche, en la causa por el doble crimen de las dos turistas francesas, tuvo mucho de confesión. Pero el imputado trató de “atemperar su participación en un hecho tan terrible, delimitándola al abuso sexual que sufrió una de las víctimas”, Houria Moumni (24). Lasi cargó la responsabilidad de los asesinatos a balazos de Moumni y de su amiga Cassandre Bouvier (29), “en sus coimputados (Santos Clemente) Vera y (Daniel Octavio) Vilte”, le comentó ayer a Página/12 una fuente allegada al juez del caso, Martín Pérez. “Lo que hizo Lasi fue dar una versión de los hechos en la que trató de mejorar, si es posible, su imagen de principal imputado, y por eso cargó contra Vera y contra Vilte. El juez no quiere dar mayores detalles de lo que dijo Lasi porque sus dichos son considerados ‘la llave’ del caso y es necesario mantener reserva porque esta semana que viene va a volver a llamar a Vera y a Vilte. El eje de esas indagatorias va a ser, precisamente, lo que Lasi dijo acerca de cómo sucedieron los hechos y el rol que cumplió cada uno de ellos.”
Después de idas y vueltas sobre la fecha en la que ocurrió la violación y el doble crimen, el juez Pérez –a partir de una pericia realizada por el Cuerpo de Investigadores Fiscales (CIF) del Ministerio Público salteño–, está convencido de que los hechos ocurrieron entre las 19 y las 20 del viernes 15 de julio, horas después de que Houria y Cassandre entraran al paseo de la Quebrada de San Lorenzo, escenario del doble homicidio. Las dos mujeres fueron violadas, golpeadas y asesinadas a tiros. Ahora Lasi reconoció que estuvo en el lugar de los hechos y que lo acompañaban Vera y Vilte. Ellos se conocían desde que fueron juntos a la escuela.
Está probado que Lasi, utilizando su propio chip, activó el teléfono celular que llevaban las víctimas. Esto habría ocurrido alrededor de las 19.50 de ese viernes 15. En la madrugada del 16, Lasi volvió a manipular el mismo celular, esta vez con el chip que era de Moumni. El principal imputado le regaló el celular y la cámara de fotos que tenían las dos turistas a su novia, María Fernanda Cañizares, quien sigue detenida por el presunto delito de encubrimiento. Para justificar su origen, dijo que al celular lo había comprado en 150 pesos y que la cámara la había encontrado en la mesa de una sandwichería de Salta.
El arma que utilizaron para matar a Cassandre, una carabina Bataan calibre 22, era del abuelo de Lasi y solían usarla tanto el joven que está preso como su padre, Walter Lasi, detenido por intentar ocultar el arma. Por si fuera poco, dio positivo el examen de ADN de Gustavo Lasi, que es compatible con el patrón genético del semen hallado en el cuerpo de la joven Moumni. Está probado, además, que Cassandre fue violada por tres hombres, pero hasta ahora no se pudo establecer el perfil genético completo de ninguno de ellos.
El vocero del Poder Judicial salteño, Marcelo Báez, estimó ayer que “la presión que ejercían sobre Lasi ese cúmulo de pruebas, hizo que ayer (por el viernes) pidiera declarar ante el juez”. Báez dijo que Lasi “dio una versión de los hechos, su versión, que involucra fuertemente a Vera y a Vilte”. Sostuvo que lo más importante es que con su declaración “se abrió una puerta grande hacia la clarificación del caso”. Lasi no explicó en forma fehaciente cuál fue su participación en el hecho o al menos qué hizo mientras se consumaba el doble crimen ante sus ojos.
Consultado si Lasi confesó en forma abierta que abusó sexualmente de una de las víctimas, Báez respondió: “Creo que no le quedaba otra con el ADN positivo. Ese era el elemento fuerte de presión, entonces él trata de atenuar esa presión diciendo sí, efectivamente, con una sola. La responsabilidad de Lasi respecto de Moumni es ineludible, es directa”.
Lo dicho por Lasi obliga al juez Pérez a volver a citar a los imputados Vera y Vilte, porque surgieron nuevos elementos en su contra y tiene que darles la posibilidad de exponer sus descargos. Esas ampliaciones de las indagatorias podrían concretarse este martes, luego del feriado de mañana. El caso, ahora más que nunca, parece encaminado hacia su esclarecimiento, pero igual sigue despertando comentarios negativos e incredulidad entre los pobladores de las Villa San Lorenzo, a 12 kilómetros de Salta capital. El comentario general en la calle es que la mayoría de los detenidos son “perejiles”. Nadie puede creer lo que se dice, sobre todo de Vera y de Vilte. Lo mismo ocurría con Lasi, pero el resultado del ADN fue un golpe fuerte para los que lo defendían. Nadie puede creer que estuvieran conviviendo, tantos años, con personas que pudieran ser capaces de un doble crimen “tan aberrante”. Gustavo Lasi era empleado de la administración provincial y guía turístico sin antecedentes penales. “Era un muchacho introvertido, parecía buena persona”, comentaron unas mujeres que atienden uno de los bares que hay a la entrada de la quebrada.
La investigación, dirigida por el juez Pérez, fue realizada en el terreno por gente de la Brigada de Investigaciones de la policía salteña. Después del hallazgo de los cuerpos, el 29 de julio pasado, allanó prácticamente todas las viviendas ubicadas al borde del río San Lorenzo, donde están los barrios pobres (ver nota aparte).
Hubo denuncias por atropellos y apremios ilegales, hechos que alimentaron el descrédito que se advierte sobre la marcha de la investigación, a pesar de la existencia de pruebas que parecen irrefutables. Por otra parte, los policías levantaron los cuerpos cuando eran todavía “NN” en la noche del 29 de julio, en el lugar del hecho. Lo más lógico hubiera sido custodiarlos en el lugar y hacer la inspección ocular y la recolección de pruebas por la mañana, a plena luz.
Cuando fue detenido, el sábado 6 de agosto, Gustavo Lasi había asegurado ante los policías que él sólo actuó como “campana”, mientras los que cometían las atrocidades eran el albañil Daniel Octavio Vilte (24) y el baqueano Santos Clemente Vera (37). De Vilte dijo que había sido quien disparó la carabina Bataan calibre 22. El viernes amplió ante el juez su versión. Los estudios realizados por expertos de la Facultad de Bioquímica de la UBA determinaron de manera fehaciente que el ADN de Lasi concuerda con el semen en el cuerpo de Moumni.
Todo indica que el ataque sexual y el asesinato de Houria y Cassandre se produjo en poco más de treinta minutos. La última imagen feliz de las dos chicas fue registrada a las 18.35 en la cámara que Lasi le regaló después a su novia. Su hermano Federico Cañizares recuperó la libertad el viernes. Se le dictó la “falta de mérito”. Al principio se creyó que él tenía la cámara, pero María Fernanda asumió esa responsabilidad.
También recuperó la libertad Omar Darío Ramos, vecino y amigo de los Lasi. El había recibido la carabina Bataan con la que mataron a Cassandre. Juró ante el juez que actuó de “buena fe”, que no sabía que el arma había sido usada en el doble homicidio. El juez, en apariencia, le creyó.
El que sigue preso es Walter Lasi, padre de Gustavo, que carga con varias sospechas: además de ser el “ideólogo” en el pasamanos para ocultar el arma, se cree que inventó la fábula de los supuestos cuatro cordobeses que habían subido al cerro la misma tarde que Moumni y Bouvier. Esa fue una pista falsa porque los cordobeses nunca existieron. Además, Lasi padre hizo creer que un chico de 17 años, que trabaja en el cerro, había visto salir a las dos chicas ese 15 de julio, algo que nunca sucedió.
Fernanda Cañizares está detenida por tener en su poder el celular y la cámara de las víctimas. Ella usó el celular y sacó fotos con la cámara, de la que se habían borrado las imágenes captadas por las víctimas. Esas fotos fueron recuperadas por personal técnico de la policía de Salta. Fernanda habría tenido conocimiento del motivo por el cual Gustavo y Walter Lasi querían ocultar la carabina. Esta semana será llamado a declarar como testigo el papá de Fernanda, un sargento retirado de la policía salteña. La que viene será una semana de definiciones en un caso que sigue conmocionando a la provincia.
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