“La gente desconfía porque no cree en la policía, que es la que hace la instrucción. Ellos se metieron por la fuerza, sin presentar ninguna orden judicial y por la noche, en las casas más pobres de San Lorenzo. Es lógico que la gente no crea en la investigación, aunque haya algunas pruebas que son contundentes.” Camilo es estudiante, nació en San Lorenzo y conoce a todos los imputados por el doble crimen. “La gente del barrio hasta hizo marchas para que los liberaran, aunque ahora están sorprendidos por las novedades.” El propio intendente electo de San Lorenzo, el peronista Federico Parra, todavía no puede creer que los asesinos sean vecinos del pueblo que lo eligió. “Siempre quisimos que se supiera la verdad, pero nunca pensamos que los culpables pudieran ser vecinos nuestros.”

A principios del siglo pasado, lo que hoy es la Villa San Lorenzo era un lugar donde vivían inmigrantes europeos, en su gran mayoría irlandeses, italianos o alemanes. Con el correr de los años se fue convirtiendo en una villa veraniega, donde la clase alta salteña tenía sus casas de fin de semana. Hoy, la mayoría se ha asentado definitivamente en el lugar, para escapar de la ciudad, que tiene cada vez más autos y más ruido. En poco tiempo se pasó de una población de 3500 personas a cerca de 10.000.

Las casas pudientes están en los countries de Los Altos de San Lorenzo o Buena Vista, donde trabajaba alguno de los sospechosos.

Los barrios pobres, Matadero, San José, Islas Malvinas, El Chaparral, entre otros, se apilan en la periferia, a la vera del río San Lorenzo, que baja del cerro. Esos lugares fueron los que allanó en los primeros días la policía. El primer detenido, por apenas unas horas, el baqueano Francisco Tejeda (44), denunció que fue sometido a golpes y apremios ilegales por la Brigada. Su caso es el único investigado por la Justicia de Salta.

“Cuando se habló de una fiesta VIP y de un crimen cometido por gente poderosa, todos creímos que podía ser cierto, porque acá se hacen esas reuniones, en las casas de los ricos. Por eso, ahora nos cuesta creer que gente como nosotros haya caído tan bajo”, comentó la mujer que hace las mejores empanadas que se comen en el paseo de la quebrada.