SOCIEDAD
Condenas por el robo que derivó en el doble crimen
Un tribunal sentenció a diez años de prisión a los tres acusados de instigar el robo del auto que terminó con la muerte de la pareja de novios en Bahía Blanca. La investigación por el doble homicidio ocurrido en 2000 está estancada. Y tampoco hay sospechosos del crimen.
Cerca de la medianoche, luego de leer los fundamentos del fallo, el Tribunal en lo Criminal 3 de Bahía Blanca condenó a 10 años de prisión a las tres personas que estaban acusadas por “instigación al robo automotor calificado por la portación de armas” del que resultaron víctimas, en el año 2000, Héctor Iglesia Braun y María Victoria Chiaradía. La pareja de novios fue asesinada como consecuencia del hecho, pero los jueces Pedro Soumoulou, Fernando Glitz y Daniela Castaño consideraron que no hay pruebas como para adjudicarles a los detenidos la autoría del doble crimen, cuya investigación, que está virtualmente estancada, continuará con vistas a un futuro juicio oral donde se debatirá el hecho central. El fiscal Eduardo D’Ampaire había pedido 18 años de cárcel para los tres imputados, Martín Goyeneche, Juan Antonio Corona y Rubén Martín, a la vez que había requerido un cambio de carátula, convirtiéndola en “homicidio en ocasión de robo”, alternativa que fue rechazada por el tribunal.
El fallo fue unánime y su lectura duró casi tres horas. En la audiencia, que comenzó a mediados de marzo, declararon más de 100 testigos. Los jóvenes fueron secuestrados el 27 de agosto de 2001 luego de concurrir a un cine céntrico de Bahía Blanca. Los cuerpos aparecieron el 4 de septiembre en un descampado de la localidad de Coronel Suárez. Los novios se movilizaban en un automóvil Chevrolet Corsa color gris, propiedad del padre del joven, el comisario inspector de la Policía Bonaerense Héctor Horacio Iglesia.
Los jueces rechazaron todas las nulidades planteadas por la defensa y también el pedido de reclusión perpetua formulado por la querella en contra del detenido Rubén Martín, a quien el abogado de las familias de las víctimas, Héctor Bertoncello, señaló como autor material del crimen.
Los jueces consideraron que “se encuentra suficientemente acreditada la existencia de una cadena de instigación para proceder al robo del vehículo, una cadena fáctica y el uso de armas”.
También mencionaron que a partir del hecho se produjo luego “el acaecimiento de ambas muertes, el mismo día en que se registraron sus desapariciones, como consecuencia de disparos de proyectiles calibre 22”, pero este aspecto central del caso quedó sin resolver. Fuentes allegadas a la causa recordaron a Página/12 que “no hay ninguna constancia que indique que los tres acusados hayan estado en el lugar del crimen”. De ahora en más, la fiscal de instrucción Claudia Lorenzo y el propio fiscal de cámara D’Ampaire continuarán la investigación para tratar de determinar quiénes fueron los autores materiales del doble crimen.
Uno de los testigos del juicio oral fue Eduardo Eliçabe, quien cumple una condena a prisión perpetua por el doble homicidio de las mochileras Irina Montoya y María Sánchez, ocurrido en Bahía Blanca en 1998. Según Eliçabe, el móvil del crimen de los novios fue “el tráfico de drogas”. Eliçabe reflotó la versión de que se trató de un asesinato planeado como “un ajuste de cuentas”. Aunque no dio precisiones, todo parece indicar que en su versión entra la posibilidad de una venganza contra el comisario Héctor Iglesia, padre del chico asesinado. La hipótesis del supuesto “ajuste de cuentas” fue una de las primeras hipótesis que tuvo el caso, pero “nunca se encontraron elementos de juicio que permitan sostener que eso fue lo que ocurrió”, dijo una fuente consultada por este diario. Todo parece indicar que la resolución del caso es muy poco probable.