La cantidad de armas o herramientas utilizadas como tales (“un pico, una maza, un cuchillo, y una cuchilla”) confirman según la fiscal de Berazategui que investiga el cuádruple crimen de Hudson, María Attarian Mena, que en el hecho participó más de una persona. La deducción aporta al criterio de que el hasta anoche prófugo Diego Arballo Peroti había sido ayudado por otra persona. Las sospechas se vuelcan sobre el único detenido hasta el momento, Leonel Soria, por ahora acusado de encubrimiento, a quien la fiscal estaba dispuesta a tomar declaración indagatoria.

El lunes pasado, la vivienda de la calle 59 y 138, en Hudson, se transformó en el centro de las miradas después de que en dos patios del frente de la vivienda fueron desenterrados los cadáveres de Pablo Sosa, de 65 años, su hija Lorena Sosa, de 21, la pequeña de ésta, Jazmín, de 3 años, y un hijastro del primero, Javier Lucce, de 22.

El descubrimiento del cuádruple crimen tuvo lugar después de que el domingo anterior, la madre de la joven Lorena, María, hiciera la denuncia a la Bonaerense, luego de que los vecinos le comunicaran que no veían a ningún miembro de la familia desde el miércoles y que la casa había sido tomada prácticamente por Arballo Peroti.

La mujer se acercó a la casa ese mismo día y, según aseguró, fue recibida por el ahora prófugo y otras personas, quienes le comunicaron que su hija les había vendido la casa por siete mil pesos y se había mudado. María sospechó una mentira porque vio en la vivienda objetos pertenecientes a Lorena. Fue entonces a la policía y presentó la denuncia. Al día siguiente llamó a un sobrino, quien pasó por la casa, que estaba con la puerta abierta y al entrar fue recibido por un grupo de hombres quienes le volvieron a repetir la misma historia de la venta. Al salir, vio en uno de los patios tierra removida. Con ese dato volvieron a la comisaría y alrededor de las dos de la tarde un patrullero se estacionó en la puerta para aguardar a la Policía Científica. Como hacia la noche la Científica aún no había aportado, los vecinos se impacientaron y los bonaerenses les indicaron que cavaran ellos, una circunstancia que en los manuales no está escrita.

Los vecinos comenzaron a remover la tierra y a cavar e inmediatamente visibilizaron un pie. Dieron inmediatamente anuncio a la Bonaerense, que entonces sí acudió. A esa altura, claro, Arballo Peroti ya no estaba.

Con los análisis realizados a los cuerpos, el informe pericial inicial indicó que Lorena Sosa fue asesinada, en primer lugar, a golpes en la cabeza provocados con una maza, al igual que su hija Jazmín, que fue muerta en segundo lugar. Pablo Sosa y su hijastro Javier Lucce dormían en un ranchito contiguo al cuarto y fueron asesinados después, el primero a golpes provocados con un pico (presentaba también un corte en el cuello), mientras que Lucce tenía heridas en la cabeza también provocadas por el mismo pico y cortes en el cuello. La principal sospecha de los investigadores es que las cuatro víctimas fueron asesinadas cuando descansaban en sus camas y que ninguna tuvo posibilidad de defenderse.

Los cuatro cuerpos se encontraban enterrados de manera superpuesta en el frente de la casa en la que vivían situada en las calles 138 y 59, de Hudson, partido de Berazategui. “Todos estaban vestidos y la única que estaba cubierta con una sábana era la niña Jazmín”, señaló Attarian Mena.

La fiscal solicitó ayer formalmente la captura de Arballo Peroti, que debía haber regresado a la U9 de La Plata de donde había partido con permisos de salidas transitorias y no había regresado. Ayer se disponía a tomar declaración indagatoria a Leonel Soria, acusado de encubrimiento, pero sospechado de haber participado directamente en los crímenes. La fiscal intentará convertir en prisión preventiva la aprehensión de Soria, de 22 años y único detenido.

Arballo Peroti conoció a Lorena Sosa en la cárcel, mientras se encontraba detenido por robo agravado, y ella acudía a hacer visitas a su ex pareja, que también se encontraba detenido junto a Peroti. El 3 de abril pasado, el juez José Villafañe ordenó en cumplimiento de la ley de excarcelaciones, que Peroti tuviera permisos de salida laboral, pero el 10 de abril, cuando debió regresar, ya no lo hizo.