Jueves, 30 de agosto de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › ENCUENTRAN A UN COMISARIO PRóFUGO ACUSADO POR UN CRIMEN COMETIDO EN 1990
El ex comisario de la Bonaerense Luis Ponce está acusado por la desaparición y muerte del albañil Andrés Núñez, ocurrida hace 22 años. Vivía con una identidad falsa en Junín de los Andes. Un vecino lo denunció creyendo que era un represor de la dictadura.
El ex comisario de la Bonaerense Luis Raúl Ponce, buscado por la Justicia por estar imputado en la desaparición y muerte del albañil Andrés Núñez en 1990, fue detenido en Río Negro, cuando intentaba escapar de la Policía Aeronáutica en un sendero mapuche próximo a Bariloche. Ponce residía en Junín de los Andes hacía dos décadas con el nombre Raúl Peralta. Un vecino de Junín de los Andes lo denunció creyendo que se trataba del ex comisario santafesino César Peralta, buscado por delitos de lesa humanidad. Ponce fue perseguido por varios kilómetros en la ruta provincial 63, hasta que, inutilizado su vehículo, intentó meterse en el monte y lo balearon en una pierna y una mano.
Andrés Núñez era albañil, había sido acusado por robar una bicicleta y fue secuestrado de su casa en Ensenada y torturado por una patota policial de la Brigada de Robos y Hurtos platense, el 28 de septiembre de 1990. En el operativo participaron Jorge González, José Ramos, Víctor Dos Santos y Pablo Gerez. Luis Ponce era el comisario que dirigía el grupo. Años después, durante la instrucción de la causa, Dos Santos confesó que habían trasladado a Núñez a la sede de la Brigada de La Plata, donde lo sometieron a torturas para que “se hiciera cargo del robo de la bicicleta”. Al albañil lo golpearon y le cubrieron la cabeza con una bolsa de nylon, lo que provocó su muerte.
Veinte años después, el 10 de diciembre de 2010, González y Dos Santos fueron condenados a perpetua por los jueces Raúl Dalto, María Elía Riusech y Laura Lasaga, de la Sala II de la Cámara de Apelaciones y Garantías platense. Los camaristas habían tomado en cuenta la declaración del entonces también detenido y torturado Jorge Guevara, quien además sostuvo que el ex juez destituido Amílcar Vara había presenciado las sesiones de torturas. La sentencia fue apelada y se encuentra actualmente en la Sala II de Casación bonaerense. Ramos no fue enjuiciado porque en ese momento le determinaron trastornos psicológicos. Gerez y Ponce quedaron prófugos.
Gerez había sido detenido y liberado por un fallo de Casación y finalmente, cuando se revisó la medida, Gerez ya había desaparecido pese a encontrarse con custodia de la Bonaerense. Ponce, por su parte, desapareció de la escena.
Se había instalado con su esposa en Junín de los Andes, donde la mujer, abogada, llegó a ejercer como juez de paz. Un vecino de esa ciudad del sur lo denunció creyendo que se trataba de César Peralta, un ex comisario santafesino prófugo por delitos de lesa humanidad y por el que pesaba una orden de captura y una recompensa de 100 mil pesos.
La semana pasada, la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA) detectó a quien creía que se trataba del santafesino Peralta e intentó detenerlo en la ruta provincial 63, mientras el Peralta/Ponce viajaba con su esposa desde Junín de los Andes hacia Bariloche. Pero el ex comisario bonaerense no se detuvo, apretó el acelerador, y a lo largo de 40 kilómetros fue perseguido por la PSA. Los perseguidores lograron acertarles a los neumáticos, lo que obligó a Peralta/Ponce a detenerse. Aunque el hombre, decidido a escapar, abandonó el auto y corriendo se internó en un monte siguiendo un sendero mapuche, en la localidad de Meliquina, fue detenido luego de recibir dos balazos en una pierna y uno en una mano.
Cuando los de la PSA tomaron su documentación comprobaron que no se trataba del Peralta prófugo, sino que se trataba de una identidad trucha bajo la que se ocultaba Ponce. Por cierto, la recompensa para ubicar a Ponce era de 50 mil pesos.
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