SOCIEDAD › SE MATO LA MADRE DE UN SOSPECHOSO DEL CASO BELSUNCE
Un suicidio para el misterio
La madre de Nicolás Pachelo, acusado por los García Belsunce por el crimen del country, se arrojó de un undécimo piso. Dejó tres cartas que vincularían su decisión a la investigación del caso.
Por Horacio Cecchi
Cuando toda la atención del caso García Belsunce estaba puesta en la apelación del fiscal Diego Molina Pico a la imprevista libertad del viudo Carlos Carrascosa, otra sorpresa dio de lleno en el caso: Silvia Magdalena Ryan, madre de Nicolás Pachelo -el vecino del country acusado por la familia Belsunce por el crimen de María Marta–, se suicidó arrojándose desde su departamento, en el piso 11 del edificio ubicado en Libertador 184, a un patio interno del segundo piso. Dejó tres cartas en las que, según el abogado de Pachelo, asegura que su hijo es inocente y acusa a Horacio García Belsunce, hermano de la víctima, de echar sombras en su contra para eludir responsabilidades en el crimen. Ayer, Pachelo se mostraba descontrolado y presuntamente armado, tanto que el fiscal Diego Molina Pico ordenó dar protección policial a Horacio García Belsunce y a todos los familiares involucrados en el caso. Los investigadores se disponían a analizar la caligrafía de la carta para confirmar que la letra fuera la original. Procesalmente, la muerte de Ryan no está vinculada con el caso García Belsunce. Aunque, se sabe, en este caso el término imposible es imposible.
–¡Bingo! –soltó la fuente judicial.
–¿Bingo?
–Se suicidó la madre de Pachelo...
Después de la sorpresa, los detalles. Después de los detalles, la pregunta llegó sola por efecto de la ley del sentido común, aunque no en forma de pregunta sino de aseveración:
–No tendrá nada que ver con el caso...
–No sé, no sé –aproximó la fuente–. Parece que dejó unas cartas acusando a los García Belsunce.
Pasadas las cuatro de la tarde, uno de los habitantes del edificio de Libertador 184, casi Basavilbaso y a una cuadra de Retiro, escuchó un golpe, “un estruendo”, describió. El cuerpo de Silvia Ryan se había estrellado sobre un patio interno del segundo piso. Ryan, de 60 años, era la madre de Nicolás Pachelo, el polémico ex vecino del country Carmel y acusado por los allegados de Carrascosa de ser el autor del crimen de María Marta.
Sin mencionarlo en público, pero dando detalles en off, los allegados de Carrascosa venían avanzando sobre Pachelo a partir de su historia de vida con datos dramáticos y oscuros, entre ellos, la muerte de su padre, un suicidio para la Justicia pero que para ellos había tenido la complicidad de su hijo. Lo señalaban como autor de robos en el Carmel, entre ellos unos palos de golf, una computadora y un perro de María Marta, cosa que Pachelo siempre negó. Pero Pachelo comenzó a trastabillar en su propia coartada: dijo que no estaba en el country a la hora del crimen, aunque un par de llamados a su madre fueron realizados desde la zona de Pilar.
Ayer, imprevistamente, el nombre de Silvia Ryan tomó estado público en forma tangencial y tan sorpresiva como el resto del caso. Ryan vivía sola en el piso 11 de Libertador 184. Antes de saltar, dejó tres cartas. Según el abogado de Pachelo, Roberto Ribas, “en una ratificaba que el día del crimen de María Marta había ido con su hijo al paseo Alcorta, y en otra le pedía a Nicolás que cuide a sus tres hijos”. “En todas dice que la acusación contra su ijo es una patraña de García Belsunce, se la agarra en todo momento con Horacio”, agregó el letrado.
Una versión agregó que la mujer sostenía que la liberación de Carrascosa ponía en el ojo de la tormenta a su hijo, y que no soportaba esa situación.
De hecho, María Gabriela Lanz, titular del Juzgado de Instrucción 42, ordenó recolectar notas en el departamento de la mujer con la intención de comparar la caligrafía con la carta. Solicitó el listado de llamadas salientes y entrantes a la empresa Telefónica. Y tomó declaración a todos los vecinos de los pisos 10, 11 y 12 del edificio. Se mostró interesada en conocer el tipo de relación que existía entre Ryan y su hijo. Ninguna de estas averiguaciones indica sospecha alguna, sino que son las tareas básicas que deberían realizarse en cualquier caso: comprobar que la carta sea verdadera y el tipo de vinculaciones de la víctima. De todos modos, siempre hay algún resquicio para la sorpresa en el caso García Belsunce.De hecho, ayer, un patrullero de la DDI de San Isidro descansaba muy cerca de la puerta del edificio. Lo había enviado Diego Molina Pico.
Hoy, el fiscal tendrá acceso a la carta. También hoy es posible que presente la apelación contra la polémica resolución del juez Diego Barroetaveña. El juez la semana pasada ordenó liberar a Carrascosa contradiciendo su decisión de ocho días antes, en la que dictaminó que el viudo quedara confinado en prisión ante la previsión de una fuga, dada la posible condena a prisión perpetua que enfrentaba. La Cámara de San Isidro deberá resolver si corresponde o no la libertad. Página/12 ya anticipó el criterio ampliamente generalizado en los tribunales de San Isidro: “La decisión de liberar a Carrascosa es un absurdo”, selló una alta fuente judicial cuando se conoció el fallo.
Ayer Molina Pico debió tomar otra decisión: ordenó protección policial a todos los allegados a Carrascosa, incluido él mismo viudo. “Con el suicidio de su madre, Pachelo está sacado, está armado, y no se sabe en qué puede terminar todo esto”, explicó una fuente judicial. Las noticias del caso, una vez más, superaron los límites de lo comprensible y lo previsible, pero no de lo imposible.