SOCIEDAD › ABRE HOY EN MAR DEL PLATA UNA EXPOSICIóN SOBRE EL DIARIO DE LA NIñA JUDíA QUE VIVIó OCULTA DOS AñOS

Ana Frank, el odio racial y la discriminación

La muestra busca difundir la historia de Ana Frank, su hermana, sus padres y otras cuatro personas que vivieron ocultas del nazismo en una casa dentro de las paredes de otra. En la exposición se estimula a que niños y jóvenes piensen y den su opinión.

 Por Carlos Rodríguez

Desde Mar del Plata

Hoy se inaugura una muestra que busca generar conocimiento y a la vez indagar sobre qué piensan los niños y jóvenes argentinos respecto del racismo, las dictaduras o acerca de la discriminación que sufren los extranjeros, los homosexuales, los pueblos originarios o los judíos, entre otros grupos o comunidades. El disparador es una exposición que podrá ser visitada hasta el 25 de febrero y que se denomina Ana Frank, una historia vigente, basada en el famoso diario escrito entre 1942 y 1944 por una niña judía que al comenzar el relato de sus vivencias tenía apenas 13 años y que murió antes de cumplir los 16, junto con su hermana Margot, en marzo de 1945, en un campo de exterminio nazi. En la muestra, paso a paso, se describe la historia de las dos hermanas, sus padres y otras cuatro personas que durante dos años permanecieron ocultas en una “casa escondida”, escapando del ejército liderado ideológicamente por Adolf Hitler.

“Lo que queremos relatar es la historia de Ana y la de las otras siete personas que estuvieron escondidas durante 761 días, pero a la vez recordar los crímenes del nazismo, las razones de su crecimiento en Alemania en aquellos tiempos y a la vez todo lo que significó la Segunda Guerra Mundial, y el paralelo entre el nazismo y la dictadura militar que se dio en la Argentina”, explica a Página/12, Héctor Shalom, director de la Casa Ana Frank de Argentina. La muestra estará abierta al público en la Villa Victoria, la casa histórica que perteneció a Victoria Ocampo, y será visitada también “por chicos de entre 6 y 8 años que están en colonias de vacaciones, para que aprendan de Ana el valor de leer, de escribir, y también los valores de la solidaridad, porque muchos de los perseguidos por el nazismo pudieron salvarse con la ayuda de otras personas”, señala el secretario de Gobierno de la Municipalidad local, Marcelo Artime.

Para facilitar la comprensión de la historia, el público seguirá un itinerario que comienza con el nacimiento de Ana Frank, el 12 de junio de 1929, en Fráncfort del Meno, Alemania, como segunda hija del matrimonio formado por Otto y Edith Frank. Ante el crecimiento del nazismo, por tratarse de una familia judía, deciden mudarse a Amsterdam, creyendo que allí estarán a salvo; pero en mayo de 1940, el ejército alemán invade Holanda. Cuando estaban a punto de ser repatriados a Alemania, para escapar del genocidio se esconden en un refugio secreto en los fondos de la empresa de Otto Frank. Al lugar se ingresaba por una puerta oculta detrás de una biblioteca giratoria, como en las películas y en esta historia real de terror. En agosto de 1944, alguien los delata y todos son detenidos. Hasta hoy no se pudo averiguar quién fue.

A pesar de la situación extrema en la que vivían, lo que se busca resaltar son los sueños de Ana, reflejados en su diario y en dos cuadernos que luego fueron recuperados, y dados a conocer al mundo, por su padre, único sobreviviente del grupo. Al principio, Ana quería ser estrella de Hollywood, y en su cuarto tenía fotos pegadas en las paredes, como todo adolescente, de estrellas como Ginger Rogers o Greta Garbo. La familia pudo esconderse gracias a la ayuda de sus protectores, Johannes Kleiman y Victor Kluger, quien todos los lunes le llevaba un ejemplar de la revista Cinema & Theater. “El señor Kluger me da una alegría todos los lunes”, escribió Ana en su diario, en enero de 1944.

Finalizada la guerra se hicieron reparaciones en la llamada Casa de Atrás y se constató que las fotos de las artistas de Hollywood estaban debajo de imágenes de La Piedad, de Miguel Angel, o de un autorretrato de Leonardo Da Vinci, como si la niña hubiera empezado a modificar sus idolatrías. Ella expresó en su diario que quería ser “periodista y escritora”, y que soñaba con viajar a Londres y a París, para poder estudiar la historia del arte. Los primeros relatos están en un diario de tapas rojas, a cuadros, pero luego siguió en dos cuadernos. Una réplica de todos los escritos forma parte de la muestra, en la que también se exhiben la estrella de David que los nazis pegaban sobre la ropa de los judíos y una esvástica. “Me parece que lo mejor de todo es que lo que pienso y siento, al menos, lo puedo apuntar; si no, me asfixiaría completamente”, escribió Ana el 16 de marzo de 1944.

En la muestra, además de los escritos de Ana, hay fotos y datos sobre la Segunda Guerra Mundial. “Es importante que se tome conciencia de que el nazismo creció en una Alemania con un 25 por ciento de desocupación, de la que se hizo responsables a los discapacitados, a los judíos, a los negros, a los homosexuales, para hacer prevalecer la raza aria”, comenta Shalom. Otro dato clave es “señalar los puntos de contacto entre el nazismo y la dictadura argentina, con la persecución, los crímenes, el cierre del Parlamento y la quema de libros”, agrega Shalom. Hay fotos y textos que confirman esas historias paralelas entre Hitler y Jorge Rafael Videla.

En el sector dedicado a los niños y adolescentes se hará un juego llamado “Leer y escribir con Ana Frank”. Allí podrán opinar sobre la historia de Ana y relatar la propia, para saber si les gusta leer y escribir, “para que tomen conciencia de la importancia que eso tiene”, resalta Artime. Los adolescentes podrán responder sobre cuestiones relacionadas con la discriminación y “la libertad de expresión, para saber si están o no de acuerdo en que se publique un libro titulado Viva Videla, por ejemplo”, explica Shalom. “Es importante que se analice también el rol de las corporaciones en el crecimiento del nazismo y de la dictadura en la Argentina, porque son temas que no pierden vigencia.”

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Para escapar del genocidio se ocultan en un refugio secreto en los fondos de la empresa de Otto Frank.
Imagen: Pablo Piovano
 
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