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El descubrimiento de los antimicrobianos constituyó uno de los aportes más importantes para mejorar la salud de la población. Sin embargo, la emergencia y diseminación de microbios resistentes (bacterias, hongos, virus, etc.) han limitado notoriamente la utilidad de estos medicamentos. El patrón descubrimiento, uso excesivo y la aparición de resistencia se han repetido en forma invariable desde la difusión de cada antimicrobiano.

Hasta hace muy poco, la introducción de un nuevo antibiótico o combinación de drogas resolvía cada nuevo problema de resistencia. En la actualidad nos encontramos frente a una situación inaceptable y estremecedora, con la irrupción de bacterias resistentes a todas las drogas disponibles. Por otra parte, es esperable, de no mediar políticas activas en este tema, la aparición de más cepas de microorganismos resistentes a sus principales tratamientos, como por ejemplo el bacilo de la tuberculosis o bacterias, hospitalarias o comunitarias, como el Estafilococo aureus o el Acinetobacter sp.

En todo el mundo se comienza a hablar del concepto “infección intratable”, recuperado de los tiempos pasados, cuando no existían antibióticos eficaces. La mortalidad de estos pacientes infectados con bacterias resistentes puede ser el doble de las causadas por microorganismos sensibles.

El uso creciente de los antimicrobianos, no solamente en medicina humana sino también en animales y en la agricultura, es uno de los factores más importantes que contribuyen a la escalada de la resistencia microbiana.

Los antibióticos son drogas únicas, ya que los efectos de su utilización trascienden al paciente individual modificando el medio ambiente y alterando el balance natural entre bacterias sensibles y resistentes. El uso abusivo e indiscriminado de los antimicrobianos está claramente relacionado con el aumento progresivo de la resistencia microbiana, tanto en la comunidad como dentro de los hospitales. El medio ambiente hospitalario constituye un entorno propicio para la aparición y diseminación de microorganismos multirresistentes. Sin embargo, es de tener en cuenta que el mayor consumo de antimicrobianos se produce en el ámbito comunitario (aproximadamente el 90 por ciento del consumo total).

Entre los factores que contribuyen al uso inapropiado de estos medicamentos podríamos mencionar los siguientes:

1. Utilización de antibióticos en infecciones respiratorias de origen viral como el resfrío común, o cuadros gripales, donde carecen de efecto.

2. Presiones de la población, quien demanda a los médicos antibióticos, frente a infecciones o cuadros que no lo requieren. Muchos pacientes “esperan” recibir antibióticos y consideran a la consulta como “incompleta” si no se los indican.

3. Respuesta a la publicidad o presión de la industria farmacéutica.

4. Automedicación, muchas veces adquiridos directamente por el paciente, sin prescripción o receta, o a partir de “consejos” de vecinos o de personal de las mismas farmacias.

5. Excesiva confianza de los pacientes en los antibióticos que son considerados verdaderas “balas mágicas” frente a diversas enfermedades, conservando los mismos como “stock” para futuros cuadros “parecidos”.

6. Uso no médico de antimicrobianos a través de productos que estimulan el crecimiento animal o como “preventivo” de enfermedades del ganado y de otros animales. Se calcula que el 50 por ciento de toda la producción de antimicrobianos es usada con estos fines, lo que inevitablemente induce a la emergencia de resistencia microbiana en el ámbito comunitario.

Es necesario la implementación de un Programa Nacional de Uso prudente de Antimicrobianos y de vigilancia de la resistencia de los gérmenes. Este tema constituye una verdadera emergencia sanitaria, porque de no adoptarse enérgicas medidas protectivas, en los próximos años nos aproximamos rápidamente a la era preantibiótica de comienzos del siglo pasado.

* Jefe del Servicio de Infectología y Unidad de Aislamiento Hospital Dr. Julio C. Perrando. Resistencia, Chaco.