Mientras la Justicia intenta determinar si los frenos del tren que hace una semana provocó la tragedia de Castelar funcionaban correctamente o fueron la causa del accidente, la empresa que fabrica y provee esos equipos –de origen alemán pero con sede en Brasil– aseguró ayer que “de ninguna manera una falla” en el sistema de frenado “podría haber causado un accidente” como el ocurrido.

La firma Knorr-Bremse salió al cruce de las reiteradas denuncias de gremialistas sobre posibles fallas en el funcionamiento del sistema de frenos de la unidad denominada Chapa 1, que el jueves pasado embistió a otra, detenida a metros de la estación Castelar, con un saldo de tres muertos y 315 heridos. También el conductor de esa unidad aseguró en su declaración indagatoria que “los frenos no funcionaron a último momento”. La empresa alemana, que tiene una filial en Itupeva, Brasil, envió una nota a la Unidad de Gestión Operativa Mitre Sarmiento (Ugoms), el ente mixto que opera la línea donde ocurrió el siniestro. “El tren Chapa 1, recientemente reconstruido en talleres de vuestro país, ha sido equipado con un sistema de control de freno tipo KBGM, producido por nuestra casa matriz en Alemania, como el resto de las formaciones con coches de doble piso que opera vuestra sociedad”, dice la nota, que firma el director de la empresa, Everto Pereira.

La compañía sostiene que ese sistema es de “última generación” y que hay “decenas de miles en servicio en los trenes del metro y metropolitanos de superficie más prestigiosos del mundo”, en ciudades como “Madrid, Barcelona, Londres, San Pablo, Santiago de Chile, entre otras”. Asegura que el sistema “cumple con las más estrictas normas de seguridad existentes en la materia”. Y considera que “de ninguna manera una falla en el mismo podría haber causado un accidente de las características del que nos ocupa”.

El documento se suma a otras comunicaciones realizadas por la Ugoms, que ratificó que desde el 7 de junio esa formación realizó más de 40 viajes sin recibir “ninguna denuncia formal de desperfecto técnico relativa al funcionamiento de los frenos”. La información se contrapone con las denuncias formuladas por delegados de la línea Sarmiento, que acercaron a la Justicia documentación sobre posibles fallas de la unidad. El propio maquinista de ese tren aseguró que los frenos no funcionaron y que por esa razón abandonó la cabina antes del impacto.

A partir de esas declaraciones, el fiscal federal de Morón, Sebastián Basso, pidió la declaración indagatoria de tres técnicos ferroviarios que avalaron la circulación de la unidad para el transporte de pasajeros. Uno de la empresa Emfer, que reparó la máquina, y dos de Ugoms.

“Hasta ahora lo que tenemos es que hubo un accidente, hay pruebas de que los frenos andaban bien, pero sin embargo el maquinista (hasta ahora, el único imputado) dijo que no funcionaron a último momento”, argumentó el fiscal.

Según informó Ugoms, el día del accidente, antes de chocar, el tren atravesó una señal de precaución y tres de peligro. El miércoles la misma empresa dijo que las señales de peligro eran dos, de las cuales una “no mostraba su aspecto”. De todas maneras, aclara, ante una de esas advertencias el conductor debió disminuir la velocidad, cosa que –a juzgar por los datos aportados por el GPS– no hizo.