SOCIEDAD › FUE TORTURADA ANTES DE MORIR

El calvario de Susana

Alberto Ponce, el hombre detenido por el crimen de su mujer Susana Leiva, cometido en Temperley, se negó a declarar ante la Justicia. La autopsia confirmó que la víctima, que murió estrangulada, fue golpeada, apuñalada y quemada con cigarrillos.

Los investigadores esperaban que Ponce se autoincriminara nuevamente, como lo hizo ante la policía en un traslado, pero frente al fiscal Héctor Toneguzzo, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 3 de Lomas de Zamora, siguió el consejo de su defensor oficial y no declaró. El abogado de la familia de la víctima, Jorge Monastersky, indicó que el fiscal dijo al imputado que “si no iba a contestar preguntas, le hiciera caso a su defensor y no dijera ni una sola palabra”. Monastersky también contó que “como Ponce ya había declarado en otra instancia de la causa como testigo, el fiscal también le aclaró que lo relevaba del juramento de decir la verdad y que ésta era una declaración indagatoria donde lo imputaba como autor del crimen”.

Ponce continuará preso e imputado del delito de “homicidio calificado”. El fiscal le aplicó la figura del “femicidio”, de acuerdo con la reforma del inciso 1ro del artículo 80 del Código Penal, que impone prisión o reclusión perpetua al que matare a “la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia”.

Por otra parte, la autopsia realizada por el cuerpo médico forense de Lomas de Zamora determinó que Leiva murió estrangulada manualmente y recibió cuatro puntazos en el abdomen, golpes en el rostro y quemaduras de cigarrillo en la espalda.

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