SOCIEDAD › DOS INVESTIGACIONES CONFIRMAN QUE HUBO HIBRIDACION ENTRE EL SAPIENS Y SU ANCESTRO
Siempre se supuso al Sapiens superior a su precursor considerado arcaico. Ahora se sabe que hubo contacto entre ambos: está demostrado que en el hombre moderno existen genes Neanderthal. Ese legado genético implicó una mejor adaptabilidad al frío, pero también una mayor propensión a enfermedades como la diabetes.
› Por Pedro Lipcovich
“¿Estás segura de que ese chico te conviene, nena? Es tan feo... Y yo no le veo ningún futuro”, dijo mamá Sapiens. “¡Es mi vida, ma!”, contestó la hija pero, como siempre, mamá tenía razón: el joven Neanderthal de quien se había enamorado la nena no tenía futuro evolutivo, y no se trataba sólo de la vida de ella sino del destino de la humanidad que, gracias a esa y otras chicas atrevidas, integró en su genoma a esos primos extinguidos. Se estima que la mayoría de las personas tiene hasta un tres por ciento de genes Neanderthal (salvo los de ascendencia estrictamente africana, ya que la hibridación se produjo fuera de ese continente). Estos genes habrían tenido valor adaptativo para climas fríos, en los que los Neanderthal vivieron durante 250.000 años. También, en contrapartida, podrían generar más susceptibilidad a enfermedades como la diabetes. La constatación de que, entre ellos y nosotros, hubo deseo se anota en el actual criterio de considerar a los Neanderthal como humanos y examinar su peripecia y su extinción a partir de las ciencias que estudian la conducta humana. Hoy los científicos muestran pudor de designar a nuestra especie como Homo sapiens y suelen recurrir al más discreto “humanos modernos”.
Dos estudios independientes, publicados en las prestigiosas revistas Science y Nature, confirmaron que –hace por lo menos 37.000 años– existió hibridación entre las especies Neanderthal y Sapiens y establecieron que en el genoma humano actual es posible rastrear genes de aquéllos. La investigación que presentó Nature se llama “Panorama genómico de los ancestros Neanderthal en los humanos actuales” y fue realizada por científicos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, y del Instituto Max Planck, de Alemania, bajo la dirección de David Reich. En el equipo participó el célebre investigador Svante Paabo, quien había obtenido la versión más precisa del genoma Neanderthal a partir de un hueso de un dedo encontrado en una cueva de Siberia. Los científicos compararon esa dotación genética con la de 1004 genomas de seres humanos actuales, africanos y no africanos.
La investigación encontró que los genes de Neanderthal son “muy comunes” entre los humanos actuales, salvo en los de origen africano. Es así porque el apareamiento entre ambas especies tuvo lugar después de que los humanos modernos emigraron desde su natal continente africano, hace unos 60.000 años, y no alcanzó a quienes permanecieron en Africa. “Esto prueba que esos genes resultaron útiles para la adaptación al entorno fuera de Africa”, sostuvo Reich.
“Las regiones del genoma humano que tienen más genes Neanderthal conciernen a la producción de queratina (que integra la piel), de modo que esta hibridación puede haber ayudado a los humanos modernos a adaptarse a ambientes no africanos”, señalan los investigadores. Además, “identificamos genes que implican riesgo para determinadas enfermedades, lo cual sugiere que los genes Neanderthal siguen incidiendo en la biología humana”. En cambio, “los genes que se expresan en los testículos son reducidos en ascendencia Neanderthal”: esto sugiere que la hibridación entre especies que ya eran muy diferentes tendía a causar esterilidad masculina, por lo cual esos genes fueron eliminados por la evolución.
El trabajo en Science –llamado “Resurrección de linajes sobrevivientes Neanderthal a partir de genomas humanos modernos”– fue realizado por un equipo de la Universidad de Wa-shington dirigido por Benjamin Vernot y Joshua Akey. También verifica que “humanos anatómicamente modernos se cruzaron con Neanderthal, de modo que los humanos no africanos han heredado entre uno y tres por ciento de sus genomas de esos ancestros. Hemos identificado linaje Neanderthal en el ADN de 379 individuos europeos y 286 asiáticos del este”, procedentes a su vez del Proyecto Mil Genomas Humanos.
Vernot y Akey sugieren que los genes Neanderthal “fueron una fuente de variación adaptativa para las partes del genoma involucradas en la formación de la piel”. El estudio indica que “entre el 35 y el 70 por ciento del genoma Neanderthal persiste en el ADN de los humanos actuales”, y, más aún, podrían no ser sólo Neanderthal: “Tenemos la expectativa de descubrir linajes sobrevivientes de otros múltiples antecesores”. El estudio se basó en “nuevas estrategias computacionales”, a partir de la información obtenida previamente en registros fósiles.
Sergio Avena –investigador del Conicet, docente en la UBA y en la Universidad Maimónides– comentó que “la manera de enseñar antropología biológica y evolución ha cambiando fuertemente desde que, en los últimos años, surgió la posibilidad de trabajar con ADN antiguo. Esta perspectiva, que hoy es la más ‘caliente’ en paleoantropología, tiene impacto en la reflexión sobre nuestra identidad: durante bastante tiempo nos pensamos como una especie única, pero hoy debemos admitir que tenemos algo de Neanderthal. Y también debe cambiar nuestra perspectiva cultural: se presentaba a los Neanderthal como muy simiescos, brutos, pero después se fue viendo que enterraban a sus muertos, incluso que los enterratorios incluían ofrendas. También se encontraron restos de Neanderthal con fracturas de huesos que imposibilitaban a ese individuo para valerse por sí mismo, pero las fracturas habían soldado: quiere decir que ese individuo había seguido vivo, lo cual implica que vivía en un grupo capaz de cuidar a sus integrantes. Estamos hablamos de sentimientos humanos. Y, con estos nuevos descubrimientos genéticos, la forma de entender el tema cambia todavía más”.
El investigador argentino Fernando Méndez quien realiza un posdoctorado en el Centro de Genómica Humana, Evolutiva y Computacional de la Universidad de Stanford, Estados Unidos fue uno de los precursores de los actuales descubrimientos, ya que, en un trabajo publicado en agosto de 2012 en The American Journal of Human Genetics, encontró “indicios claros” de un origen Neanderthal para una de las variantes del gen llamado STAT2, que participa en la primera línea de defensa contra los virus. Méndez, en diálogo desde Estados Unidos con Página/12, explicó que “si bien los Neanderthal y los humanos llegaron a aparearse, los híbridos que resultaron de esas uniones no tenían las mismas condiciones de fertilidad que sus padres: cuando se producen híbridos, tiende a haber una reducción en la fertilidad, que en los mamíferos es más importante para los machos que para las hembras. Por eso, si bien los humanos actuales tenemos ADN Neanderthal, es menos de lo que se esperaría si no hubiera habido ningún tipo de incompatibilidad genética entre los humanos modernos y los Neanderthal”.
En todo caso, “hasta hace muy poco se discutía si el Neanderthal había contribuido genéticamente a los ancestros humanos: hoy ya no quedan dudas de que sí”, destacó Méndez.
Gran parte del genoma Neanderthal ha sido secuenciado. Si se obtuviera la secuencia completa, ¿sería posible, en algún futuro, obtener por clonación un individuo de esa especie? Méndez prefirió no abordar las cuestiones éticas y técnicas que plantearía ese proyecto, pero subrayó que “si alguien, alguna vez, llega a clonar a un Neanderthal, probablemente obtendrá una persona como nosotros”.
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