Lunes, 21 de abril de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Yael Bendel *
El hallazgo en un garaje de Villa Lugano de una adolescente privada de su libertad, torturada y abandonada durante nueve años por sus padres adoptivos, lleva necesariamente a interpelarnos como sociedad.
En momentos como éste, el trabajo tiene que estar puesto en la inmediata restitución de los derechos de la adolescente, una atención médica adecuada y una profunda y concienzuda investigación que desentrañe la cadena de responsabilidades.
Es tentador para muchos hacer declaraciones sin conocer bien el caso, pero quienes trabajamos desde hace varios años en áreas vinculadas a los derechos de niños, niñas y adolescentes sabemos de los mitos que se generan cuando hablamos de “adopción”. Muchos de ellos son representativos de un imaginario social alejado de la realidad. A modo de ejemplo: “Hace varios años que me anoté y nunca llegó el bebé”...; “tantos chicos en las calles y tanta gente esperando para adoptar”...; “las adopciones no salen porque los hogares cobran mucha plata por tener a los chicos...”; “hay tanta gente que quiere un hijo...”.
En la Ciudad de Buenos Aires, el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes es el organismo encargado de proteger estos derechos y de él depende el Registro Unico de Aspirantes a Guarda Adoptiva –Ruaga–, cuyos profesionales evalúan, entrevistan y registran a todas aquellas personas que quieran adoptar un niño o niña. El trámite es absolutamente gratuito. De acuerdo con las entrevistas psicológicas, socioambientales y talleres individuales y colectivos que requieren asistencia obligatoria, los pretensos adoptantes pueden ser o no admitidos en el Registro. Existen en la actualidad aproximadamente 1170 inscriptos admitidos en la CABA.
A pesar de la existencia del Registro, es imprescindible la reforma de la Ley de Adopción, ya que la norma vigente no se encuadra con de la Ley 26.061 de Protección Integral de la Infancia porque está pensada para resolver la demanda de los adoptantes, sin que se privilegien los derechos de los niños y adolescentes. Al mismo tiempo, debemos poner el foco en la situación de los chicos y chicas en condiciones de ser adoptados. Ellos son niñas y niños que por alguna circunstancia están separados de su familia de origen, y esta separación puede producirse en el momento de nacer (en una ínfima cantidad de casos) o en el transcurso de su infancia. Los motivos de separación son, en su mayoría, por situaciones de maltrato, abandono o abuso. Cuando no existe la posibilidad de retorno a la convivencia con la familia biológica o ampliada, los chicos son declarados por el juez en condiciones de ser adoptados. En esta situación se encuentran, en la Ciudad de Buenos Aires, aproximadamente 160 chicos y chicas de entre 0 a 17 años, sobre un total de 815 chicos institucionalizados.
Cuando se declara al niño o niña en condiciones de ser adoptado, se inicia el proceso judicial de adopción en el que el juez solicita al Ruaga que le envíe los legajos cronológicos (del más antiguo al más nuevo) de aquellas personas inscriptas en el registro que quieren adoptar un niño o niña. Luego, el juez entrevista a las postulantes cuyos legajos fueron remitidos al juzgado y, sobre la base de estas entrevistas, otorga una guarda pre adoptiva a la persona o las personas que considere con mayor aptitud para prohijar al niño o la niña.
Mientras dura este proceso, la guarda es monitoreada tanto por el juzgado como por el organismo administrativo (si así lo requiriera el juez). En caso de encontrar problemas que no permitan continuar con la guarda, ésta es revocada. Sólo si están dadas estas condiciones se decreta la adopción.
Desde los organismos de protección de derechos de la infancia se advierte con máxima preocupación que el 98 por ciento de los pretensos adoptantes sólo quieren adoptar niños o niñas de 0 a 3 años; que sólo el 30 por ciento estaría dispuesto a adoptar dos hermanos y, sólo el 20 adoptaría tres o más hermanos. Asimismo, se advierte que el 0,1 por ciento está dispuesto a adoptar un chico o chica con algún padecimiento de salud.
La perspectiva desde la que se aborda el tema de la adopción desde los medios de comunicación muchas veces está enfocada en la preocupación y angustia de los adultos que desean ser padres, y casi nunca desde los derechos de niños, niñas y adolescentes a tener una familia.
De lo que prácticamente no se habla es del alto índice de “devolución” y del maltrato que sufren algunos chicos y chicas adoptados. Los adultos esgrimen varias excusas. La más habituales son que no esperaban tener tantas dificultades en la crianza, problemas con la adaptación o, cuando se trata de chicos que tenían una enfermedad preexistente, dicen que no pueden hacerse cargo. Es así como vemos los derechos de niños y niñas vulnerados y una vez más son revictimizados.
Son los niños y niñas los que tienen el derecho de vivir en familia y que ésta les dé todo el amor, contención, educación y cuidados de salud correspondientes. Cuando entendamos esta premisa, seguramente cuando hablemos de adopción, hablaremos de otra cosa.
* Asesora general tutelar de la ciudad de Buenos Aires.
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