Atravesar las vías del ferrocarril Mitre en avenida Lacroze y Cramer se convirtió en un problema para los vecinos de Colegiales. En octubre del año pasado, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires inauguró un paso bajo nivel para agilizar el tránsito, pero a costa de complicarles el cruce a los peatones. Si antes de la obra sólo debían caminar unos cuantos metros para pasar por sobre las vías, en la actualidad tienen que transitar por pasillos que son angostos, y acceder a ellos por escaleras y rampas empinadas, largas e igual de estrechas. Luego de varios reclamos a las autoridades porteñas y nacionales, los habitantes del barrio todavía exigen una solución y advierten sobre una falta de reglamentación a la hora de construir este tipo de accesos. “Sólo pensaron en la agilización del tránsito, no tuvieron en cuenta a los vecinos”, aseguran en diálogo con Página/12.

“Hay un vacío legal en cómo deben ser las escaleras, el ancho de los pasillos por donde pasan los peatones. Queremos que se sancione una legislación para que otros barrios no sufran lo que nos tocó a nosotros”, explica Roberto Aranguren, quien vive hace ocho años en Colegiales.

El conflicto comenzó en enero de 2013, cuando Autopistas Argentinas (AUSA) dio inicio a la obra del túnel bajo nivel sobre Lacroze. En ese entonces, los vecinos ya advertían problemas de planificación con los pasos para los peatones, pero el Ministerio de Desarrollo Urbano (MDU) porteño no los atendía.

Luego de insistir, durante algunos meses consiguieron reuniones conjuntas con la Subsecretaría de Transporte Ferroviario de la Nación, con el MDU, con AUSA y con la operadora del ferrocarril. Sin embargo, no prosperó ninguna de las propuestas hechas por los vecinos, que incluyeron desde pasos a nivel hasta puentes con ascensores.

Pese a la resistencia de los funcionarios porteños a exhibir información, los vecinos consiguieron el expediente de la obra en AUSA, que les dio la razón: no se había hecho el cálculo de cuánta gente circula por la zona. “El plan incluía el flujo de tránsito, pero omitió el conteo de peatones, por eso los pasos para las personas que se pensaron son extremadamente angostos”, comenta Gustavo Salas, otro de los vecinos.

“Se hicieron denuncias a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, pero no tuvimos resultados. Con un gran esfuerzo vecinal en el seguimiento de la obra, cuando se hicieron evidentes los problemas en los pasos peatonales bajo nivel, logramos que AUSA y el MDU modifiquen la escalera que está del lado de la estación y agreguen una segunda, que se conecta con las rampas”, señala Angélica Pardo.

El 10 de octubre de 2013 fue inaugurado el túnel y en abril de este año se abrió el paso peatonal bajo nivel. Hasta hoy, los vecinos tienen problemas para cruzar las vías del Mitre. Aunque reconocen una mejora en la circulación de vehículos, sostienen que los escalones son pequeños y que el ancho de la escalera y de los pasillos hace que la gente se choque. Aranguren señala que “la gente grande no puede pasar, los discapacitados o familias con nenes en cochecito tampoco”.

“Otro inconveniente es que divide al barrio. La tendencia es ir hacia avenida Cabildo. Una vecina de 81 años nos decía que ya no puede pasear por los negocios y manda a los hijos a hacer los trámites por ella. Además, por poca circulación, muchos locales de la zona cerraron y eso nos perjudica también”, remarca Pardo.

Desde diciembre de 2013, los vecinos y las autoridades porteñas no tienen más reuniones y sólo se comunican por escrito, lo que motivó a que realizaran varias movilizaciones por el barrio para reclamar por el derecho de los peatones. “Lo que está mal hecho de entrada, es muy difícil arreglarlo. Unas mil personas pasan por hora por las vías. El gobierno porteño nos metió en este problema, ahora lo tiene que resolver”, agrega Aranguren.

Informe: Gonzalo Olaberría.