La Justicia revocó el beneficio de la libertad condicional al odontólogo Ricardo Barreda, luego de que los informes psicológicos y socioambientales indicaran, explicó el juez de ejecución penal Raúl Dalto, que su convivencia con Berta André ponía a la mujer y al condenado en “situación de peligro inminente”. A media tarde, rodeado de cámaras de televisión y cronistas, Barreda recorrió esposado, y en compañía de agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense, los metros que separaban la entrada del edificio de Belgrano donde vivía desde 2011 del móvil en que fue trasladado hasta la cárcel de Gorina, a 10 kilómetros de La Plata. El defensor de Barreda, Eduardo Gutiérrez, calificó la decisión del juez de “inadecuada” y “rimbombante”, por haberla dispuesto “arbitrariamente” y “a dos días del inicio de la feria judicial, cuando el magistrado está anoticiado desde mayo de la situación de convivencia con la señora André a pedido de esta defensa”.

Barreda, condenado a prisión perpetua en 1995 por haber asesinado a escopetazos a su esposa, su suegra y sus dos hijas en 1992, vivía en la calle Vidal al 2300, en un departamento alquilado a nombre de André. “Entiendo que Barreda no puede seguir viviendo en esa casa, y como no ha aportado ningún otro domicilio, debe regresar a prisión”, explicó el juez Dalto. “La situación de peligro es inminente, producto de la combinación de la presunta debilidad mental de la señora Berta ‘Pochi’ André y el riesgo de provocar una reacción de Barreda”, agregó.

El abogado Gutiérrez, defensor de Barreda, aseguró haberse enterado de la decisión a través de los medios de comunicación, por lo que tampoco llegó a poner sobre aviso a su cliente antes de que los móviles lo buscaran en la peluquería, cercana a su casa, en la que estaba cortándose el pelo. Los trámites para que el odontólogo regresara a la prisión habían comenzado en la mañana. Meses antes, sus problemas de convivencia con André lo llevaron a exponer la situación al juez. La casa de la mujer es su única vivienda posible, porque la Justicia lo declaró “indigno” en los trámites por la sucesión de los bienes familiares, entre los que se cuenta el domicilio de La Plata, donde convivió con las mujeres a las que asesinó. Para poder disfrutar del beneficio de la libertad condicional, el Patronato de Liberados exige a Barreda que fije un domicilio en el que pueda hacer su seguimiento. Al no poder cumplir con eso, el odontólogo debió regresar a prisión.

Barreda fue condenado en 1992. En mayo de 2008, pudo dejar la cárcel de Gorina (la misma a la que regresó ayer) al obtener el beneficio de la prisión domiciliaria, que cumpliría en casa de André. Casi tres años después, en enero de 2011, la Justicia le revocó la prisión domiciliaria por considerar que la había violado al abandonar el departamento sin autorización. Barreda, que debió regresar entonces al penal de Gorina, aseguró que había salido de “urgencia” para ir a una farmacia. A fines de marzo, la Cámara Penal de La Plata admitió el argumento de Barreda y le concedió la libertad condicional, por considerar que continuar en la cárcel “excedía” la condena impuesta. Entonces Barreda regresó al departamento de Vidal al 2300, donde vivió hasta ayer.

El trato entre Barreda y André, según documentó el periodista Rodolfo Palacios en Conchita, el hombre que odiaba a las mujeres, era complejo y rozaba la violencia psicológica. Barreda apodó “Chochán” a la mujer, y la trataba despectivamente ante otras personas. En marzo de este año, la defensa de Barreda se presentó ante la Justicia para advertir que la salud mental de André flaqueaba y señalar que quizá por ello realizara una denuncia contra el odontólogo que podría costarle la libertad condicional. El juez Dalto contó ayer que en aquella ocasión le recomendó “que tome distancia de su pareja”, pero la situación permaneció sin cambios.

A mediados de diciembre, el juez se entrevistó en una audiencia con Barreda y André, al tiempo que ordenó que el gabinete psicológico practicara pericias, que consignaron los problemas mentales de la mujer y los antecedentes del odontólogo. Ayer por la mañana, Dalto firmó el fin de la libertad condicional de Barreda.

El abogado Gutiérrez cuestionó la medida, por considerar que fue tomada “arbitrariamente”, sin haber dado antes oportunidad para que Barreda consiguiera otro lugar en el cual vivir, y sin haber solicitado informes médicos para confirmar el supuesto estado de debilidad mental de André. “El juez dictó una medida rimbombante, para mí inadecuada, a dos días de inicio de la feria judicial, cuando el magistrado está anoticiado desde mayo de la situación de convivencia con la señora André a pedido de esta defensa”, dijo Gutiérrez.

EL 11 de diciembre, Barreda y André concurrieron a la audiencia con el juez Dalto, luego de que el informe realizado por el Patronato de Liberados no fuera favorable. Gutiérrez explicó en esa ocasión que el informe había sido realizado por una psicóloga que no visitaba habitualmente la casa de Barreda y André, y que ella volcó en un informe que Barreda aseguró que había “agresiones verbales” de la mujer hacia él. “Es una persona nueva que yo creo que malinterpretó lo que decían. Ellos están un poco sordos, hablan en voz alta, pero creo que lo que pasa es que no se escuchan”, dijo entonces Gutiérrez.

Por esos días, André había explicado a una cronista de televisión que los problemas con Barreda eran “pavaditas” y “solucionables”, aunque agregó que “pasa una mosca y le molesta”. Consultada acerca de si el odontólogo platense era “irritable”, la mujer respondió “exactamente”, y luego bromeó: “El juez lo llama para felicitarlo por las novias que tiene”. En 1995, Barreda fue condenado a reclusión perpetua por los asesinatos de su esposa Gladys McDonald, su suegra Elena Arreche y sus hijas Cecilia y Adriana.