SOCIEDAD › EL ANALISIS DE UN EXPERTO

Incidente con dudas

 Por Gustavo Veiga

El insólito accidente de la avenida General Paz no lo entienden ni los especialistas en ingeniería vial. La emulsión asfáltica con que un camión roció a treinta autos y afectó al menos a 60 personas alcanzó una altura que no se compadece con el sistema de riego que tiene ese tipo de transporte. “Se hace a treinta centímetros del piso, por eso no comprendo lo que pasó. Debería ser un trabajo que no genere ningún riesgo, incluso cuando hay circulación de vehículos a su alrededor”, le dijo a Página/12 un ingeniero que trabaja en el trazado de autopistas y pidió que se reservara su nombre. El profesional agregó que “es imposible que fuera brea lo que se utilizó, porque ese material no se usa. Esos camiones regadores –así se llaman– de cinco mil litros llevan una combinación de asfalto, agua y diluyente”. Por ahora, lo único que queda claro es la responsabilidad civil de la empresa concesionaria Autopistas del Sol (Ausol). Ayer se conoció otro dato: la contratista Vial Ecc es la propietaria del camión que provocó el derrame que terminó con ocho hospitalizados.

Tres sustancias pueden contener los transportes pesados que se emplean en el mejorado de autopistas, avenidas y calles. “El asfalto puro, el cemento asfáltico diluido con destilados de petróleo o una emulsión de agua, diluyente y asfalto”, confió el especialista consultado. Lo más probable es que haya sido esta última la que causó el problema a los automovilistas que circulaban de noche por la avenida General Paz.

El líquido negro roció desde la cabeza hasta la cintura a los desprevenidos que manejaban a la altura del barrio de Liniers, en sentido al Río de la Plata. Las carrocerías de sus vehículos quedaron visualmente peor que si hubieran recibido el impacto de una bomba de pintura. Entre los afectados hubo damnificados con problemas en los ojos y hasta un hombre que debió raparse a cero porque tenía todo el pelo impregnado con la emulsión asfáltica. Ese preparado es el que se riega a 30 centímetros del suelo antes de colocar el asfalto. El objetivo es que así tenga una mayor adherencia.

En condiciones normales –según el ingeniero vial– una capa asfáltica debería durar diez años en promedio si por ella no transitan camiones de porte. La realidad indica que, sobre todo en la Capital Federal y en menor medida en el Gran Buenos Aires, hay campañas de repavimentación donde son necesarias y también donde no lo son. Si la durabilidad de las avenidas y calles tiene como medida un decenio, siempre que no se produzcan baches o haya problemas por los malos desagües, no se comprende, por citar un ejemplo, por qué la avenida Del Libertador, a la altura del Hipódromo de Palermo, se reasfaltó este mes cuando había ocurrido lo mismo hace menos de dos años. Ese tramo no tenía señales de deterioro.

Ausol es un conglomerado de empresas extranjeras donde la mayoría accionaria la tienen la española Albertis, con un 31,59 por ciento, y la multinacional italiana Impregilo, con el 19,82. Sideco, de Franco Macri, posee un 7 por ciento. Según su último balance publicado en 2013, utilizó 15 mil toneladas de mezcla asfáltica caliente en las autovías que controla como la avenida General Paz –sin peaje– y el Acceso Norte, que sí lo tiene. Después del accidente anunció que atenderá los reclamos de las víctimas de esa lluvia de asfalto que dejó en estado lamentable a personas y bienes. En su web corporativa dice que su misión es “brindar valor a nuestros clientes (tiempo, seguridad, servicios)”.

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