En un asentamiento de San Isidro, un joven de 22 años baleó a su ex pareja –que lo había denunciado por violencia machista en distintas ocasiones, en algunas de las cuales intervinieron Gendarmería y policía–, mató a su ex suegra y a un vecino; luego, se suicidó. Su ex pareja, Verónica Díaz, permanecía anoche internada en el Hospital Central de San Isidro, en estado crítico. La semana pasada, el victimario, David Rosas, a quien los vecinos de Díaz en Villa Uruguay conocen como “Chuky”, había amenazado a su ex pareja. “Vino a tirar tiros y la policía le dijo ‘andá a tu casa’ y no se lo llevó preso. Ahora hay tres muertos”, lamentó la prima del hombre asesinado. Otra vecina, Eliana dijo que era violento y que ya le había pegado a la joven baleada en otra oportunidad en la que “tuvo que intervenir para separarlos Gendarmería”.

En la causa intervienen peritos y policías de la seccional 5ta. de San Isidro, baho las órdenes del fiscal de Patricio Ferrari.

A las 9.15, Rosas, que vivía en Villa Los Sauces, ubicada a pocas cuadras de Villa Uruguay, llegó al asentamiento ubicado a la altura de Uruguay y Avelino Rolón. Comenzo a discutir con Díaz –su ex pareja y con quien tenía tres hijos en común– en la puerta de la casa de ella. De acuerdo con testimonios recabados por los investigadores, al cabo de unos instantes, Rosas comenzó a golpear a Díaz. “Incluso, al asesino le quedaron en la mano pelos de su ex pareja, como si la hubiera tironeado del cabello”, informó uno de los voceros de la investigación. Al escuchar los ruidos, la madre de Díaz, Silvia Fabiana Márquez, de 39 años, salió a la puerta, y Rosas “la mató de un tiro en un pómulo”.

Luego, Rosas disparó en la nuca a Díaz, quien sobrevivió y anoche permanecía internada en el Hospital Central de San Isidro en estado crítico. Nicolás Pavón, un hombre de 25 años vecino de Díaz y su madre, llegó hasta la puerta de la casa alarmado por los gritos y disparos; Rosas lo baleó en la cabeza, el joven murió en el acto.

Finalmente, Rosas apoyó en su sien derecha la pistola, una bersa calibre 22, y disparó. Quedó tendido en el pasillo, junto al cadáver de su ex suegra.

Durante el tiempo que duró el ataque, los tres hijos de la pareja estaban en la casa y escucharon todo. Eliana, una de las vecinas, contó que escuchó “entre cuatro y cinco tiros y los gritos de los chicos que pedían ayuda, que venga la policía y la ambulancia. Alguien gritaba ‘están muertos’”.

En el lugar, los peritos de Policía Científica recolectaron seis vainas servidas y dos balas percutadas que no salieron disparadas, y que, estimaron, en algún momento del ataque quedaron encasquilladas en el arma, por lo que Rosas tuvo que expulsarlas tirando de la corredera.

Los vecinos contaron que Rosas solía consumir drogas y andar armado en el barrio, que habitualmente peleaba con su ex pareja. “Cuando estaba drogado se ponía loco y le tiraba tiros a todo el mundo por cualquier cosa”, aseguró Gustavo, uno de los habitantes del barrio.

Otro vecino aseguró que “el problema de la pareja era que ella no le dejaba ver a los chicos”. “Hasta ayer estaba todo re romántico entre ellos”, añadió, en referencia al último mensaje que Rosas posteó en Facebook: “Y bueno gorda, qué decirte. Sos todo en mi vida. Gracias por darme tres hijos hermosos y bancarme en todas. Gracias por entenderme. Te amo Verónica Díaz”.

Los investigadores informaron que Rosas tenía antecedentes por “robo a mano armada y violencia de género”. El último Día del niño, había sido detenido en la puerta de la casa de Díaz por haber realizado disparos. El victimario había denunciado a Díaz, a quien acusaba de impedirle ver a sus hijos.