A medida que avanzan los días y los socorristas llegan a los lugares que devastó el huracán en Haití, la tragedia que provocó se va conociendo en su verdadera magnitud: los muertos ya suman 850, lo que convierte a Matthew en la peor catástrofe natural que sufre el país desde el terremoto de 2010. Ciudades arrasadas, inundaciones, rutas cortadas, miles de evacuados y una calamitosa situación sanitaria llevaron a los organismos internacionales a advertir sobre una inminente “emergencia humanitaria”. En tanto, el paso del huracán por Estados Unidos viene mucho más benigno. Tras causar tormentas en Florida, avanza por el litoral atlántico ya con menos fuerza (ver aparte).

En Haití, con el avance de los relevamientos y la baja de las aguas, las cifras se vuelven más críticas. A la noche, las autoridades haitianas confirmaron que las víctimas fatales registradas eran más de 850. A esto se suman unas 350 mil personas que necesitan asistencia con urgencia, cerca de 21 mil evacuados y, sólo en el sur del país, más de 29 mil hogares destruidos. Como si esto fuera poco, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aseguró que se prevé un “aumento importante de los casos de cólera en el país”. Todavía hay muchas zonas severamente afectadas a las que resulta casi imposible acceder.

Haití recibió el martes la peor versión del huracán Matthew, con vientos de más de 235 km/h que lo ubicaron en el nivel 4 en la escala Saffir-Simpson, cuyo máximo posible es 5. A la vulnerabilidad de la población como consecuencia de su condición socio-económica –es el país más pobre de América Latina–, se agrega la deforestación que caracteriza a su geografía y lo vuelve aún mas endeble ante este tipo de tormentas. Los vientos y las lluvias provocaron inundaciones y aluviones que barrieron con miles de casas, escuelas, destruyeron importantes superficies agrícolas, empresas, rutas y puentes.

La zona del sur del país fue la más castigada por el huracán, sobre todo los poblados de Les Cayes, Dame Marie y Jeremie, en donde se registró la mayoría de las muertes. “Nuestros equipos de campo fueron a Jeremie y Les Cayes por aire y nos informan que la devastación es enorme”, dijo ayer Jean-Luc Poncelet, representante de la OPS en Haití, a lo que agregó que “muchas rutas fueron cortadas, la mayoría de las personas perdieron sus hogares y necesitan alimentos, agua, refugio y saneamiento”. Fue este organismo el que advirtió que los casos de cólera aumentarán considerablemente debido a “las inundaciones y el impacto de la tormenta en la infraestructura de agua y saneamiento”. Sobre esta problemática, el director del Departamento de Emergencias de Salud de la OPS, Ciro Ugarte, afirmó que “existe una necesidad urgente de ampliar significativamente la respuesta para evitar una oleada de casos de cólera y así salvar vidas”, aunque “las respuestas son limitadas”.

A lo largo de los últimos días, distintos países y organismos internacionales enviaron ayuda, tanto material como humana, para colaborar con la reconstrucción del país caribeño. Venezuela mandó un total de tres cargamentos que incluyen 160 toneladas de alimentos, medicinas, carpas, colchonetas, cobijas y agua, además de maquinaria para ser usada en la remoción de escombros, desbloqueo de caminos y reconstrucción de infraestructuras. Por su parte, los Cascos Azules argentinos que participan de la misión de paz de la ONU en Haití aportarán su ayuda humanitaria en la zona sur del país. El grupo está conformado por médicos, enfermeros y efectivos encargados de brindar apoyo logístico.