SOCIEDAD › EL FISCAL PIDIO EL SOBRESEIMIENTO DEL PROFESOR RAMON CASTRO
Un amor platónico que hizo historia
La fuga fue noticia en todo el país el año pasado: en Córdoba, un profesor de 48 años había escapado con una alumna de 14. Finalmente, aparecieron en San Luis. Ahora, el fiscal pidió el sobreseimiento por considerar que no hubo abuso sexual y que la chica prestó su consentimiento para la huida.
Por Mariana Carbajal
Fue sólo un amor platónico, salpicado con algunos “besos” y “caricias”. Entre ellos no hubo sexo. La definición corresponde al fiscal Luis Villalba y se refiere al tipo de relación que mantuvieron el profesor, de 48 años (casado y padre de cuatro hijos), y su alumna, de 14, que a mediados del año pasado se fugaron juntos de la ciudad de Córdoba provocando un escándalo nacional. A pesar de la significativa diferencia de edad entre ambos, el fiscal cordobés pidió ayer el sobreseimiento de Ramón Castro. En su resolución, tuvo en cuenta el tipo de vínculo que unía a la pareja y, fundamentalmente, que la prueba recogida demostró que el hombre “no empleó ninguna medida coercitiva sino que, por el contrario, la adolescente prestó siempre el pleno consentimiento” para emprender la huida. “Es un triunfo contra los prejuicios”, festejó el abogado defensor.
El pedido del fiscal será considerado a partir de la semana próxima por un juez, que definirá finalmente si Castro es declarado inocente o no del delito de “rapto impropio”, una figura penal que consiste en la privación de la libertad con finalidad sexual, y prevé un castigo de 1 a 4 años de prisión. Para su dictamen, Villalba tuvo en cuenta no sólo las pruebas médicas que demostraron que la adolescente era virgen, sino también sus propias palabras. Dos semanas atrás, la chica declaró en el Cuerpo de Psicología Forense de los tribunales cordobeses y describió hasta dónde llegó la relación. A Castro “lo quiero un montón”, y él “siempre respetó los límites que yo le puse”, aseguró. Incluso, aclaró que no se sentía madura para tener una relación más profunda. “Cuando se quiere no se pregunta la edad”, concluyó la adolescente.
“Es un triunfo en el sentido de que no se criminaliza el amor”, interpretó el abogado de Castro, Carlos Hairabedian, en diálogo con Página/12. Si bien el fiscal no lo expresó en la resolución, hizo trascender que la joven habría impulsado la fuga, asustada por una eventual reprimenda de sus padres que hace tiempo intentaban infructuosamente alejarla del profesor. “La chica le pidió que se escaparan cuando su madre los descubre hablando en una esquina. Parten sin destino, sin plan, fue una respuesta impensada, imprevista, por eso no fue un rapto”, opinó Hairadebian. La alocada huida en el auto de él duró cuatro días, durante los cuales la pareja durmió en hoteles de los que se fue sin pagar, pasó hambre, esquivó controles policiales y confió en una angelical ancianita que terminó entregándolos a la policía. Habían llegado a cruzar la frontera con San Luis y debido a la movida mediática orquestada por los padres de ella, todo el país estaba pendiente de sus pasos y la policía los seguía de cerca. Desde el 3 de agosto cuando fueron encontrados, nunca más volvieron a verse, indicó abogado. “Es una relación trunca por imposición jurídica, social y familia”, cuestionó el letrado.
Según pudo reconstruir Villalba, entre Castro y la chica existió sólo “un intercambio mutuo de besos y caricias” e incluso esto mismo habría ocurrido con otra joven, también alumna del profesor y compañera de la menor que protagonizó el escape. En su dictamen, el fiscal indicó que “ello no encuadra en ninguno de los supuestos de abuso sexual”. El vínculo con las dos adolescentes comenzó a fines de 2000 cuando ambas empezaron a enviarle cartas a Castro agradeciéndole su disposición como docente y demostrándole admiración. Pero al año siguiente las cartas fueron más frecuentes, según el fiscal, y Castro empezó a responderlas “iniciándose un intercambio epistolar que devengó en una relación de amistad entre este y las menores”. Con el tiempo, el vínculo con la otra chica se disolvió.
“Castro necesita ser reivindicado y que como docente se lo restablezca en sus funciones”, pidió ayer su abogado. El hombre atraviesa una difícil situación económica. Tras la fuga, los padres de la chica –el agente de la caminera local Gabriel Soira y su esposa Gloria– presentaron la denuncia en su contra y el entonces ministro de Educación de Córdoba, Juan Carlos Maqueda, hoy presidente provisional del Senado de la Nación, lo suspendió como docente. Sin demasiado trabajo como ingeniero –suprofesión–, Castro se ganaba la vida como profesor de Tecnología del Instituto Secundario Privado Empalme, de Córdoba, donde conoció a la adolescente cuando fue su alumna de primer año, durante el 2000. Ayer, Página/12 intentó entrevistarlo, pero Castro no aceptó la propuesta, la misma actitud siempre tuvo con la prensa: nunca aceptó hablar con ningún medio, a pesar de recibir suculentos ofrecimientos de programas de TV.
Los padres de la chica también le iniciaron una demanda civil por los supuestos daños sufridos por la menor como consecuencia del romance. De caer la acusación penal, el reclamo indemnizatorio no podría prosperar. Aunque se negó a dar detalles sobre su vida privada, el abogado confirmó que Castro sigue viviendo en la ciudad de Córdoba con su esposa Eva Distéfalis, con quien lleva 22 años de casados y tienen cuatro hijos, el último nacido cinco meses antes del famoso escape.