SOCIEDAD
Un brindis diferente, por los chicos de Floresta
Por Carlos Rodríguez
“En el barrio nada volverá a ser igual.” Con una mezcla de resignación y firmeza, Omar Tasca, padre de uno de los chicos asesinados el sábado en un maxikiosco de Floresta, confirmó a Página/12 que cuando se cumpla una semana del triple crimen se realizará una nueva marcha para pedir “que se haga justicia y que la policía deje de poner en peligro a los jóvenes”. Cerca de 600 vecinos participaron el lunes, último día del 2001, de una ruidosa marcha de antorchas y de una multitudinaria asamblea en la cual se fijaron las metas del accionar inmediato. En la medianoche del lunes, como homenaje a sus tres amigos, un grupo de chicos del barrio se reunió en el desolado escenario de la estación de servicio YPF de Gaona y Bahía Blanca. Allí brindaron, escucharon música y tuvieron, durante cinco minutos, la visita del cuarto joven, el que sobrevivió a la furia asesina del sargento Juan de Dios Velaztiqui, quien ayer fue trasladado a la cárcel de Marcos Paz, lejos de la escena del crimen.
“El chico está muy asustado, no quiere prensa y ni se mueve de la casa; sólo salió cinco minutos para brindar con sus amigos, en la estación de servicio”, relató a este diario Elena Hidalgo, tía de Adrián Enrique Matassa, una de las víctimas de la increíble furia homicida del sargento Velaztiqui. Los otros dos chicos asesinados fueron Maximiliano Tasca y Cristian Alfredo Gómez. Sus amigos, como un símbolo a la hora de expresar su dolor, eligieron esperar el primer día del 2002 en el mismo lugar de la tragedia, sobreponiéndose a sus propios fantasmas.
Omar Tasca explicó que en la asamblea realizada el lunes se decidió designar una comisión permanente que ayer mismo comenzó sus tareas con la firma, casa por casa, de un petitorio donde se reclama a las autoridades, entre otras cosas, que nunca más lleven armas de fuego los custodios de los comercios de la zona. El lunes también se hizo una marcha de antorchas en la que Omar Tasca fue el único orador. Agradeció la presencia de los vecinos y sostuvo que “el reclamo de justicia nunca se va a terminar”. También llamó a “defender esta causa por los hijos, los sobrinos y los nietos” de cada uno de los presentes.
Los vecinos marcharon con pancartas que pedían “justicia” o que denunciaban a la “policía asesina”. La movilización popular hizo que se mantuviera en formar permanente la custodia de la Guardia de Infantería frente a la sede de la comisaría 46ª, en Chivilcoy 453. Aunque no se registraron incidentes –los organizadores insistieron en la necesidad de hacer una “manifestación pacífica”–, los ánimos seguían caldeados, como lo demostró el coro final de la multitud: “Sin policías, ni militares, vamos a vivir mejor”.
Anoche, un vocero de la Policía Federal admitió ante este diario que el increíble triple crimen de Floresta “es un acto sin ninguna justificación, sin ningún atenuante, un verdadero acto de locura”. La fuente confirmó que Velaztiqui podía vestir el uniforme reglamentario de la Federal, aunque estuviera en situación de retiro. En el reglamento está autorizado cuando “una persona o empresa propicia la designación de un agente determinado para que realice tareas de policía adicional, teniendo conocimiento previo sobre los antecedentes de ese agente requerido”.
Velaztiqui está ahora acusado por triple homicidio, lo que supone una pena de hasta 25 años de prisión, con la posibilidad cierta de llegar a la prisión perpetua si se considera que actuó con ensañamiento o alevosía. Los familiares y amigos de las víctimas ya estaban pensando en la posibilidad de que el sargento, una vez condenado, pueda recuperar su libertad en nueve años, cuando cumpla los 70, tal como prevé la ley para los reclusos que llegan a esa edad.
Mañana, como parte de la estrategia judicial, los familiares se reunirán con Gustavo Lesbegueris, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, quien está participando en las movilizaciones como vecino del cercano barrio de Flores.