SOCIEDAD › APARECIO EN PARAGUAY UN EMPRESARIO PRESUNTAMENTE SECUESTRADO

Final insólito para un caso extraño

Rubén Vidal, desaparecido misteriosamente el martes en Lanús, apareció sano y salvo en Asunción. Descargó duras acusaciones contra Duhalde y el intendente Quindimil. Para los investigadores, pudo tratarse de un “autosecuestro”.

Cuando Buenos Aires se acercaba a la medianoche del jueves, el empresario Rubén Vidal, misteriosamente desaparecido desde el martes pasado en un presunto secuestro extorsivo, levantó el teléfono de una comisaría de Asunción de Paraguay para comunicarse con su desesperada esposa. Durante el diálogo, le anunció que había sido liberado: el primer secuestro en el que un rehén queda libre sin pago del rescate. Su mujer no dio a conocer la novedad hasta ayer al mediodía. A la mañana, ante los medios de comunicación, insistía con lo que los investigadores empezaron a definir como un “show”. Según fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense, el secuestro habría sido en realidad “un autosecuestro”. El gobernador Felipe Solá lo repitió en un programa de radio: “Desde ya, esto no es un secuestro”. En tanto, las denuncias del empresario contra el veterano intendente Manuel Quindimil, provocaron un revuelo en la ciudad bonaerense de Lanús.
El caso comenzó extraño y la extrañeza se profundizó con las horas. El jueves, la mujer del empresario inventor de las bicicletas plegables, denunció el secuestro de su marido. Según sus dichos, había desaparecido 48 horas antes, mientras hacía una diligencia en el centro comercial del territorio capitaneado por el caudillo del peronismo de Lanús, Manuel Quindimil, con quien además estaba enfrentado políticamente. De acuerdo con esa versión, Vidal estaba con un amigo al que le debía 30 mil pesos cuando pasaron frente a la Municipalidad. En ese momento le dijo al amigo, “esperame, ahora vuelvo”. Dijo que tenía una cita con Jorge Ferrete, el secretario de Industria de Lanús.
Después del episodio, Vidal no volvió. Ferrete fue convocado inmediatamente por la policía y le dijo que “no conoce al empresario y además no tenía una cita prevista con él”, de acuerdo con la información que le otorgó a este diario la secretaria de Gobierno de la comuna. A esa primera contradicción se sumó ayer una larga serie de hechos confusos.
Los Vidal decidieron hacer pública la historia del secuestro de motu proprio, una costumbre poco frecuente entre quienes pasan por una situación similar. Dijeron que habían recibido un llamado en el que anunciaban el secuestro y que les pedían 100 mil dólares de rescate. Acusaron al jefe máximo de Lanús como operador político del complot contra el empresario que –y esto es cierto– se había sumado a las marchas que hacen los vecinos de Gerli contra la policía, y había denunciado a la policía de liberar el territorio para el tráfico de drogas.
Hasta ese momento, jueves por la tarde, el cuadro de situación armado por la policía era el siguiente: con los antecedentes de Vidal, creían que efectivamente podía estar secuestrado, pero no por una banda nacional sino paraguaya. Tenían información de que estaba en Paraguay y suponían que había quedado preso en medio de una operación comercial. Su aparición cambió las cosas: ahora investigan si se fue por decisión propia y por qué razón le habría dado vuelo a la instancia del secuestro.
En tanto, desde Asunción, Vidal dio su propia versión de la trama. Con un relato algo confuso dijo que “no recordaba nada”, cuando los cronistas de la televisión local le preguntaron qué había pasado. No se acordaba cómo había llegado hasta ahí, quiénes lo habían retenido y dónde había estado: estaba mareado, contó, porque le sacaron uno de los dos audífonos que usaba para escuchar.
En los pocos minutos que permaneció iluminado por las luces de la televisión cargó contra el anciano intendente peronista de su ciudad. E hizo público un antecedente que hubiese sido explosivo en otro contexto: el caso de un secuestro previo realizado por “una policía paralela que me llevó a la Regional de Lanús”. Ante una repregunta de los cronistas paraguayos, Vidal contestó: “¿Usted sabe lo que significa policía paralela? Que hay una policía buena y adentro otra que no lo es”. Y siguió: “Es toda una mafia que se la debemos a (Eduardo) Duhalde y a Quindimil”. Aseguró que su denuncia está en manos de la Justicia. El cruce con las cámaras de Paraguay ocurrió cerca del mediodía. Vidal aún estaba en la seccional de policía a la que había llegado, según fuentes del Ministerio de Justicia bonaerense, la noche anterior. Desde ese lugar se comunicó con Claudia, su mujer por entonces desesperada. Aunque la familia dejó pasar una noche y una mañana completa antes de difundir la noticia, la SIDE tenía la información en sus manos. La misma fuente indicó que el teléfono de los Vidal estaba “pinchado” y los espías registraron toda la comunicación.
Por alguna razón, todavía inexplicable, el suegro de Vidal tampoco dijo nada. A la mañana se reunió con Quindimil para ponerlo al tanto de la supuesta pesadilla y frente a cámaras reclamó la reaparición de su yerno, pidió la intervención del gobierno nacional y la presencia de las autoridades de la provincia: “Nos han largado solos –dijo–. No somos gente de plata y posiblemente hay una mala imagen. En este país el que tiene plata... están atrás los ministros. Nosotros no tenemos nada y nadie nos llamó”. También defendió las acusaciones sobre deudas o acreencias que involucran a su yerno en negocios non sactos: “Todo el mundo tiene deudas en este país y lamentablemente el que no tiene deudas es un superdotado” y se extrañó con que “estas cosas que están saliendo no sé de dónde salen. Esta es una familia de bien”.
Las raras derivaciones del caso llegaron al máximo esplendor cuando entró en escena el flamante secretario de Justicia y Seguridad de la Nación, Alberto Iribarne. Acosado por los reclamos de la familia en las pantallas de televisión, les prometió una visita para la una de la tarde de ayer. No era la primera vez que entraba en contacto con ellos, aunque la familia lo negaba. Según una fuente del ministerio, Iribarne se había comunicado por teléfono con la esposa de Vidal la noche antes. En el mismo momento, sus hombres se pusieron en línea directa con sus colegas del Ministerio de Seguridad bonaerense para “ponernos a disposición en todo lo que hiciese falta”, indicó un vocero. Todo quedó en stand by cuando reapareció Vidal. El ministro Iribarne suspendió la visita a la familia para mejores momentos, aunque sus hombres siguieron de cerca la instancia del regreso de Vidal.
Bajo las órdenes de Arslanian, un grupo de gendarmes salió hacia Asunción a las cinco de la tarde para traer de regreso al empresario. Anoche aún no concluían los trámites de salida del país. Quindimil hizo una presentación espontánea en la fiscalía federal de Lomas de Zamora de Carlos Daneri, a cargo de la investigación. En un comunicado oficial, aclaró que “ante los exabruptos vertidos (por Vidal) ante los medios”, se sentía “en la obligación” de presentarse “para reclamar una profunda investigación de las falaces aseveraciones”.

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Rubén Vidal apareció en Asunción el jueves por la noche y se comunicó con su esposa.
 
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