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A Concepción los ojos le brillan, de alegría y por las lágrimas que no dejan de caer. “Estoy contenta, pero tengo miedo porque yo no le voy a poder dar muchos lujos que ellos le habrán dado.” Concepción Flecha González se quiebra aunque está a punto de recuperar lo que nunca debió haber perdido: a su hija menor, que hoy tiene casi dos años. Página/12 dio a conocer el caso el 7 de marzo pasado, cuando se explicó que los padres biológicos perdieron la tenencia sin motivo valedero, hace 17 meses, por una incomprensible decisión de una jueza de Misiones que ahora dio marcha atrás y resolvió restituirla a su legítima familia. Antes la había entregado en guarda a una pareja, uno de cuyos integrantes es un alto jefe policial, de buen nivel social, que vive en la ciudad de Apóstoles. A Concepción nunca le salen palabras de reproche, pero se le apaga la mirada cuando piensa en su modesta casita de Villa Dominico y en las comodidades que “ellos” le habrán dado a su niña. “Yo la quiero mucho y le voy a dar mi vida”, se consuela, y vuelve a sonreír sin despejar sus dudas.
Desde su despacho de Posadas, donde en noviembre de 2000 primero resolvió internar a Concepción en un neuropsiquiátrico y luego enviarla a una cárcel de mujeres –sin acusación alguna–, la jueza Carmen Liliana Bertolotti decidió ahora volver atrás en el tiempo, sin dar ninguna explicación. Previo a la vuelta a casa de la nena, la jueza estableció que un equipo interdisciplinario ad hoc integrado por dos psicólogos, dos psiquiatras, un psicopedagogo y un asistente social debe realizar “una amplia y pormenorizada evaluación de su estado de salud psicofísico”. Eso supone que demorará, por lo menos hasta la semana próxima, el acto concreto de la restitución.
Ayer, en la Municipalidad de Avellaneda, que dio respaldo institucional al reclamo de Concepción y de su marido, Arciliare Sarruggi, se realizó una conferencia de prensa de la que participaron el intendente Oscar Laborde, la directora de la Niñez, Mary Martín, y el abogado Fernando Sorrentino, acompañados por el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Oscar Fappiano, y la diputada de Misiones Irma Raquel Salom. El doctor Fappiano anticipó que ha remitido un informe al Superior Tribunal de Justicia y al Consejo de la Magistratura de Misiones para que promuevan un jury de enjuiciamiento contra la jueza y para que se investigue la actuación de la defensora oficial María del Rosario Estévez de Kuri, quien también tuvo “una intervención lamentable en esta causa”.
De hecho fue la doctora Estévez de Kuri la que resolvió, por vía telefónica, que la policía le arrancara la criatura de los brazos a Concepción. “Un hombre pasó corriendo y gritando ‘mi hijo, mi hijo, mi hijo’, yo me di vuelta para ver qué pasaba y un policía me sacó a la nena cuando la estaba amamantando”, recuerda Concepción y en su rostro se renueva la pesadilla. La madre había sido detenida por la Gendarmería el 18 de noviembre de 2000, por pedido de la Dirección de Migraciones, cuando trataba de salir con la beba hacia Paraguay, donde viven sus padres. Concepción llevaba consigo su documento de identidad, el DNI de la nena, la partida de nacimiento y una autorización del padre para salir del país por unos días, de vacaciones. Nada de eso le sirvió.
Después, la madre, todavía con su hija, fue llevada a la comisaría cuarta, donde se produjo la traumática separación. En el Hospital Psiquiátrico Ramón Carrillo le aplicaron, de prepo, en un pasillo, diez miligramos de Diazepam (el nombre genérico del Valium) para dejarla “planchada”. La actitud que tanto había extrañado a la defensora oficial fue saber que la madre estaba “descontrolada”, mientras la rodeaban los gendarmes, y que intentaba “aferrar contra su pecho a su hija para resistir ser separada de ella”, tal como figura en la causa. Esa actitud maternal hizo pensar a Kuri, sin un análisis psiquiátrico previo, que la mujer tenía “alteraciones mentales” que aconsejaban su internación.
Cuando ya estaba en la Alcaidía de Mujeres de la Unidad 5 de Posadas, el subcomisario Jorge Aníbal Dosanto se dirigió a la jueza para que dispusiera el alojamiento de Concepción Flecha González “en un lugar adecuado” porque un médico había constatado que estaba sumida “en la desesperación y el llanto fácil, provocado por la separación de su bebé de tres meses”. Fappiano consideró que el caso es “una mezcla de El Proceso, de Kafka, Alicia en el País de las Maravillas y el concepto borgeano sobre la historial criminal de la infamia”. Desde un punto de vista jurídico, la diputada misionera Irma Salom apuntó que la Ley Provincial del Niño, la Niña y el Adolescente, sancionada en diciembre, establece en uno de sus artículos que “no se puede separar al bebé de su madre ni aun cuando ella sufra una medida privativa de su libertad y mucho menos durante el período de lactancia”.
Fappiano recordó el fallo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que intimó a la jueza Bertolotti a restituir a la niña a su legítima familia y sostuvo que en este caso “fue violada la Convención Internacional del Niño”. El reproche general alcanzó a la Corte Suprema de Justicia, que al intervenir en la causa falló en favor de la competencia del juzgado de Posadas “cuando siempre se debe tener en cuenta la justicia del lugar de residencia del menor”, en este caso los juzgados de Lomas de Zamora, cuya Cámara de Apelaciones se había pronunciado por la inmediata restitución a la familia Sarruggi. Anoche, en Posadas, donde todavía se encuentra, el papá se estaba preparando para la fiesta: “Voy a volver a mi casa y con mi hija en brazos”, le dijo a este diario.