SOCIEDAD › UN MUERTO EN UN EXTRAÑO EPISODIO EN UNA CASA DE FLORESTA
Un intento de desalojo a los balazos
Un joven de nacionalidad boliviana fue asesinado en su vivienda del barrio porteño de Floresta luego de que cinco personas (dos mujeres y tres hombres) que habían alquilado una de las habitaciones de la casa comenzaran a disparar contra los propietarios, que habían decidido desalojarlos. El hecho ocurrió alrededor de las 9.30 de ayer, en Mercedes 486, donde funciona un pequeño taller de confección de ropa. Además del muchacho muerto, otro fue baleado en la pierna. Algunas hipótesis apuntaron a un ajuste de cuentas entre dueños de talleres ilegales de ropa que se venden en ferias de Capital y el conurbano. Pero los protagonistas del hecho lo niegan y dicen que además del desalojo se trató de un intento de robo, aunque con 17 tiros de por medio.
Las dos mujeres, presuntamente peruanas, que participaron del crimen “alquilaban pero no vivían aquí, hacía un mes que no venían contó a Página/12 Marisol Rondó, de 21 años, entonces mi padre dijo ‘estas personas pagan y no vienen, aquí hay algo raro’. La última vez que anduvieron fue el Día de la Madre y mi padre les dijo ‘desocupen’. ‘Vamos a venir por la noche’, dijeron. Aparecieron recién hoy (por ayer) con tres hombres más, cargaron sus cosas, quisieron robar y empezaron a los tiros”. Según el relato de Rondó, luego de los primeros tiros, los delincuentes quisieron encerrar a su familia en una pieza para robar el taller. Uno de los hombres le apuntaba con su arma en la cabeza y fue allí cuando Juan Marcelo su hermano de 27, que estudiaba Ingeniería de Sistemas en una universidad boliviana y vino a la Argentina “para juntar dinero” forcejeó con el ladrón y recibió los dos disparos en el pecho que le causaron la muerte. Otro de los hermanos, de 17 años, recibió un tiro en la pierna.
Tras una seguidilla de 17 disparos según fue confirmado por las pericias policiales que rozaron a varios integrantes de la familia, los primeros en huir fueron los tres hombres. Los siguieron las dos mujeres (una de ellas tenía un bebé en brazos), mientras tres hermanos de la víctima las perseguían. Alcanzaron a una en una estación de servicio ubicada en Avellaneda y Segurola, la tiraron al suelo y comenzaron a golpearla. Pero abandonaron la acción cuando el asesino de su hermano volvió, disparó cinco tiros y les dijo “soltala, soltala o te mato”. En ese momento llegaron efectivos de la comisaría 43ª de la Policía Federal. El hombre huyó, pero la mujer fue apresada. El resto de la banda (los tres hombres y la mujer que tenía un bebé) aún no fue capturado. La carátula del hecho es tentativa de robo, disparos de arma de fuego, lesiones y homicidios y tramita en el Juzgado de Instrucción nº 13.
“Escuché tiros, muchos tiros”, cuenta Elisa Alvarez, una vecina del barrio que al enterarse de que había un muchacho baleado llamó a una ambulancia “que tardó media hora en llegar. Cuando se lo llevaron ya estaba medio muerto. Es una lástima, porque esta gente es bárbara, trabajadora”, comentó.
Luego del hecho y mientras los vecinos se amontonaban en la vereda de la casa, una mujer reconoció entre los curiosos a tres jóvenes que presuntamente la habían asaltado el pasado domingo. La policía los detuvo.
Pedro, otro de los hermanos de la víctima, explicó que “esto no fue un ajuste de cuentas, no somos grandes fabricantes sino confeccionistas y tenemos sólo cinco máquinas, vendemos a los negocios de por aquí nomás y apenas vivimos con eso”. “La muerte de mi hermano ya no se puede remediar añadió, lo único que puedo pedir es más control.”
Informe: Adrián Figueroa Díaz