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La guerra de las Malvinas se convirtió en un juego, ideado por una compañía norteamericana de videogames. Aquí en la Argentina, los veteranos de la guerra de 72 días lo rechazaron enfurecidos. El director de la Asociación de Medallas por el Conflicto del Atlántico Sur, el británico Martin Reed, se solidarizó con los reclamos. Le pidió a la compañía norteamericana destinar parte de las ganancias a los organismos de caridad comprometidos con los ex combatientes.
“The Falklands War 1982” contiene imágenes de tropas británicas combatiendo a soldados argentinos, una emulación poco feliz del conflicto. “Este videojuego es un pasatiempo muy divertido que educa a jugadores y enseña sobre la historia militar”, explicó un portavoz de ProSIM y Shrapnel Games, las empresas creadoras del sarcástico videojuego cuya invención disparó una ola de e-mails de protesta en la asociación dirigida por Reed. Allí, los veteranos de guerra expresaron “mucho desagrado” y su “furia” sobre el proyecto comercial “que lucra –dijeron– con la tragedia”.