SOCIEDAD › LA NOTA GANADORA DEL CONCURSO DE PERIODISMO PARA ESTUDIANTES SECUNDARIOS
Amor a los golpes
Esta nota fue seleccionada en el Certamen Nacional “Periodistas por un día”, del Ministerio de Educación y Aedba, destinado a escuelas secundarias. Cien trabajos fueron elegidos para su publicación el mismo día en todo el país. Aquí, el seleccionado por este diario.
Por Carolina Becagigi, Cecilia Saffioti, Facundo De Diego, Nicolás Sniezko y Noelia Cancina.
“El día que quise terminar con él pasó lo que menos esperaba: me golpeó, me dejó encerrada en su casa y se fue a trabajar”, cuenta Julia, que tenía 16 años en ese entonces. Su novio (26) desde hacía dos años la maltrataba constantemente: celos hasta de sus amigas, cachetazos, insultos y después, el arrepentimiento. Julia pudo finalmente “cortar” con él. Aunque ahora está bien y se siente liberada, tiene miedo de que le vuelva a ocurrir.
La violencia en los noviazgos es un problema que va en aumento en Argentina y que al igual que la violencia doméstica afecta mayormente a las mujeres, cualquiera sea su condición económica, social, cultural, edad o etnia. Pero a diferencia de la violencia originada en matrimonios o uniones de hecho, en los noviazgos no existe una ley que proteja a la víctima.
El noviazgo en la juventud debería ser una etapa linda en la vida de todo ser humano; de aprendizaje, romanticismo, ilusión y de los pasos previos hacia la creación de un núcleo familiar sano, donde tal vez lleguen hijos que se desarrollen en un buen ambiente familiar; para que sean sujetos protegidos, amados y respetados. Un noviazgo violento puede terminar en embarazos no deseados y uniones de pareja donde se acrecentará esa conducta con el paso del tiempo. El hecho de que una mujer que padezca una situación violenta pueda denunciar y ser protegida con leyes evitará males mayores en el futuro y podrá romper esa relación sin que por eso arriesgue su integridad.
Es posible que una mujer que se enamora de un hombre violento termine siendo una mujer maltratada. “Los empujones, los tirones de pelo, las cachetadas, las burlas o los insultos son conductas anormales que, no obstante, se presentan más de lo pensado entre los adolescentes. En general pasan desapercibidas y se las interpreta como juegos o expresiones de afecto. Pero la expresión de este tipo de comportamientos es la característica de una relación violenta”, refiere Fernando Pérez Solivella.
Decíamos que la violencia en los noviazgos va en aumento, por la influencia de diversos factores: ha crecido el consumo de drogas y bebidas alcohólicas desde hace años y cada vez a más temprana edad; la falta de trabajo, de oportunidades para realizarse, de expectativas de que mejore la situación económica que atraviesa nuestro país; la desaparición de las industrias que en otras épocas fueron las que dieron trabajo a muchos jóvenes que tenían el futuro asegurado por la estabilidad laboral que en ellas se albergaba. Si bien no son estos factores causas que acrecienten la violencia, aumentan las posibilidades de que ésta se manifieste. No se nace violento, se aprende. “Los adolescentes que experimentan o sólo atestiguan actos de violencia presentan un riesgo más alto de involucrarse en comportamientos insalubres como fumar, usar drogas, tomar alcohol o tener sexo inseguro; de acuerdo con un nuevo estudio”, se puede leer en Gineconet.
La abogada y profesora Teresa Goano nos da su testimonio de acuerdo con su experiencia y conocimiento: “La violencia doméstica es la que se practica en el hogar. Puede ser física o psíquica. Afecta a matrimonios, concubinos. No abarca al noviazgo. En el caso de los noviazgos, la persona afectada o familiares pueden presentarse a la Justicia con un letrado”. Al preguntarle si en otros países es igual, nos dice: “No, hay legislaciones más antiguas y son mejor implementadas que acá. Hay más conciencia, más educación. Acá se espera el asesinato”.
¿Por qué entonces, la necesidad de una legislación? Porque para la mujer a veces resulta muy difícil dar fin al noviazgo, ya que es amenazada, controlada, golpeada. Si denuncia, no hay medidas cautelares que la protejan. Estas medidas se necesitan para evitar así la cadena de violencia que se suscita. Para poder romper ese círculo de maltratados y maltratadores y frenar a tiempo lo que puede terminar en tragedia, y no “esperar que se cometa el asesinato”.
Para la psicóloga Mirta Giménez, que se especializa en temas referidos a la violencia familiar, “es preferible recurrir al tratamiento psicológico cuando se presentan los primeros síntomas de la llamada violencia emocional, es decir insultos, humillaciones, desvalorización, aislamiento de amigos y familiares, amenazas, gritos, entre otras; ya que resulta más simple y rápido solucionar el conflicto”. Agrega que “para que exista un sometedor, tiene que existir un sometido que permita que lo someta”.
Cabe resaltar que hemos procurado al realizar esta investigación la toma de conciencia de toda la sociedad y en especial de nuestros representantes, para que se dicten leyes que garanticen la completa protección de las mujeres afectadas.