SOCIEDAD

La primera gran fuga de Ezeiza

Se suponía que era imposible, pero ayer a la madrugada cuatro detenidos huyeron por la red cloacal. Dos fueron recapturados.

Por primera vez desde su inauguración, en octubre de 1999, hubo una fuga en el Complejo Penitenciario I de Ezeiza, ubicado en las cercanías del aeropuerto internacional. Del penal, que a priori parecía infranqueable para el que estuviera detrás de las rejas, se escaparon cuatro presos, dos de los cuales fueron recapturados horas más tarde. Los internos rompieron una tapa interior destinada a facilitar la inspección de los caños de agua y la red cloacal. Por ese conducto treparon a los techos de la prisión, desde donde se deslizaron por sábanas anudadas entre sí hasta llegar al terreno externo a las celdas. Hasta ayer no se había explicado algo que resulta difícil de entender para quien conoce el dispositivo de seguridad: ¿Cómo hicieron para escapar de sus celdas individuales? ¿Cómo hicieron para trasponer los límites de las altas alambradas que circundan a cada pabellón y de la que rodea todo el perímetro que ocupa la cárcel? Todo conduce a un último interrogante: ¿quien los ayudó a escapar?
Fuentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) informaron que tres de los cuatro presos que escaparon cumplían condenas por robo, tenencia de armas y lesiones. La fuga ocurrió a las 0,15 de ayer, en el pabellón F del módulo de “residencia” número tres del Complejo I. En el penal las celdas son individuales y se cierran con las primeras horas de la noche. No había explicación para saber cómo hicieron, en primer lugar, para salir de sus celdas, que están cerradas y selladas por rejas inexpugnables.
Los cuatro fugados fueron identificados como Walter Emilio González, de 26 años; Marcelo Daniel Rodríguez, de 34; Miguel Angel Salazar, de 32, y Reinaldo Darío Maini, de 22. En horas del mediodía, a poco más de 12 horas del escape, González y Rodríguez fueron encontrados por personal policial en la cercana ciudad de Ezeiza. En esas circunstancias, personal de la comisaría primera que estaba al tanto de lo sucedido, detuvo a los dos prófugos sin que ofrecieran resistencia alguna.
González está procesado en una causa que tramita en el Tribunal Oral número 8 de la Capital Federal e ingresó al penal el 17 de septiembre del año pasado. Rodríguez, por su parte, fue condenado a tres años y tres meses de prisión por los delitos de lesiones y tenencia de armas de guerra. Su entrada al penal se produjo el 11 de abril del año pasado.
Los que continúan prófugos son Salazar y Maini. El primero estaba cumpliendo una condena de tres años y seis meses de prisión por un intento de asalto agravado por el uso de arma de fuego. El hecho ocurrió en la Capital Federal y lo enviaron a Ezeiza el 16 de febrero pasado. Maini llegó a su celda el 20 de diciembre de 2000, luego de ser condenado por el Tribunal Oral de Menores número tres. Le aplicaron 13 años de prisión por robo agravado por el uso de arma “en poblado y en banda”.
Anoche, los dos prófugos eran buscados por la policía en el partido de San Martín. Una versión, que no pudo ser confirmada, indicaba que Salazar y Maini habían salido del penal en el interior de una combi. Desde los pabellones del Complejo I de Ezeiza hay que recorrer varios kilómetros hasta llegar a la autopista Riccheri, ruta principal de acceso al penal. El predio de la cárcel, tomando como referencia el alambrado perimetral, ocupa unos 500.000 metros cuadrados de superficie. Mientras tanto, la superficie cubierta alcanza a los 78.249 metros cuadrados.
El SPF había ordenado un sumario interno para determinar la responsabilidad que pudo haber tenido el personal. Para escapar, los presos tienen que haber superado la valla en apariencia infranqueable de su celda, más una serie de puertas exclusas sincronizadas de tal manera que cuando la primera se abre, la segunda se cierra y así sucesivamente, lo que torna muy complicado el escape, salvo que haya complicidad de los guardias, como ocurre en la mayoría de las grandes fugas.

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El complejo penitenciario I de Ezeiza fue inaugurado en octubre de 1999, y nunca hubo fugas.
Lo que nadie se explica es cómo hicieron los fugados para salir de sus celdas en medio de la noche.
 
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