La explosión de una caldera de la Fábrica Militar de Río Tercero dejó como saldo un operario herido, seis trabajadores con problemas auditivos y una ciudad presa del pánico. El miedo a que se repita la tragedia de 1995, cuando murieron siete personas, expulsó a la gente de sus hogares. El incidente ocurrió ayer a la medianoche en una planta de amoníaco y fue, aparentemente, producto de un escape de gas. Desde la Dirección General de Fabricaciones Militares informaron que se trató de “mucho ruido en realidad”.

El subinterventor del organismo, Rubén Stelin, aseguró que la planta “es segura” porque así lo sostiene “el personal con 30 a 40 años de antigüedad que trabaja allí”. Además, explicó que la explosión se produjo “por el acople de un tubo de alta presión” y que “no hubo emanación de gases”, gracias a una pared de concreto que sirvió a su vez de resguardo para los operarios de la planta. Sólo un trabajador sufrió un golpe en una de sus manos y otros seis empleados debieron ser atendidos, aunque su estado no era grave.

Según el informe dado por el jefe de Bomberos local, Miguel Canuto, el incidente se generó en una caldera de la planta de amoníaco de la fábrica y que al parecer se había filtrado un escape de hidrógeno, gas que si bien es inflamable no es tóxico.

La fuerte explosión generó conmoción entre los vecinos del polo petroquímico, que emprendieron una fuga masiva de los hogares. Esta ciudad tiene registro de accidentes similares, como las trágicas explosiones en la planta militar ocurridas en noviembre de 1995, cuando murieron siete personas, y los recientes escapes de gases de la petroquímica local, donde perdieron la vida dos operarios.

El intendente de Río Tercero, Luis Brouwer de Koning, pidió “calma y tranquilidad” a los vecinos. “Lamentablemente, la población entró en pánico cuando escuchó la explosión”, admitió el jefe comunal que, a su vez, dijo que las causas del accidente no están claras. Además, adelantó que pedirá explicaciones a la fábrica.