El caso de Carlos Avalos eleva a once la cantidad de casos de gatillo fácil ocurridos en el país que la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) contabilizó durante los dos primeros meses del año. Incluido el de Villa Fiorito, Lomas de Zamora, cinco de ellos sucedieron en el conurbano bonaerense, con cuatro jóvenes muertos por impactos de balas disparadas por personal policial en Temperley, Burzaco, Quilmes y Virrey del Pino. Una víctima fue registrada en la ciudad de Buenos Aires, mientras que en el interior del país dos jóvenes resultaron víctimas de esta práctica en Chubut, y otros tres en Neuquén, Tucumán y Corrientes.