“Ahora estamos trabajando en aspectos biopolíticos de la seguridad”, explica Gregorio Kaminsky, el filósofo que, hace exactamente diez años, determinó que la seguridad podía ser un tema pertinente del mundo académico, al fundar la Licenciatura en Seguridad Ciudadana, de la Universidad de Lanús. Kaminsky recuerda que, en el inicio, más que de una idea se trataba de un proyecto de investigación, y que luego fue tomando cuerpo en un plan de estudios. El proyecto es ahora un libro (Tiempos inclementes. Culturas policiales y seguridad ciudadana); el plan, una carrera que cuenta con 700 alumnos, en su gran mayoría pertenecientes a las fuerzas de seguridad. Pero Kaminsky, que además de fundar supo dirigir la licenciatura en Lanús (tarea que actualmente desempeña Clement), ahora centra su interés en Río Negro, en cuya flamante Universidad Nacional acaba de inaugurar una Licenciatura en Seguridad Ciudadana.

No se trata tanto de replicar experiencias como de procurar “el tratamiento de problemáticas específicas de la provincia”. A fines de los ’90 la base indiscutible consistía en “hacer eje en el campo jurídico y aplicar en todo el mismo arranque: los derechos humanos”.

Kaminsky encuentra que la cursada misma de esta licenciatura puede convertirse en un modo de producir ciudadanos, porque “hay un aprendizaje, un espacio de debate, de pregunta, de ciudadanización; por lo tanto eso es un elemento no secundario respecto del significado de la seguridad ciudadana”. Entre las novedades del plan de estudios que tienen ahora los 73 alumnos que la carrera posee en Río Negro, se cuenta “algo que resultaba impensable en el ’99, que es el tema de Género y seguridad ciudadana. Otra novedad es el enfoque sobre Adolescencia, niñez y seguridad ciudadana, que tiene sus especificidades”.