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“Tanto lo de la camioneta, que dicen que estaba rota, como lo del arma es una estrategia para asustar a los testigos que puedan favorecer a mi hermano”. Estas fueron las palabras que eligió Hugo Conzi para comenzar la entrevista con Página/12, en la casa que comparte con su hermano prófugo en la zona de La Horqueta. Durante el reportaje reflotó la hipótesis del complot de los Posse en su contra y sostuvo la inocencia de su hermano, aunque se cuidó de comprometerse demasiado con la coartada. “En el transcurso de la noche, lo perdí a Horacio. Imaginate que el lugar -Dallas– es muy grande y yo estuve todo el tiempo en la puerta, cuidando la seguridad. Lo que sí estoy seguro es que por ahí no salió en ningún momento”, dijo el hiperactivo hermano, ahora devenido en abogado defensor.
Irascible, efusivo, amenazante, son algunos de los calificativos que se pueden usar a la hora de describir a Hugo Conzi, quien en el día de ayer salió como una fiera enjaulada a defender mediáticamente a su hermano Horacio, acusado del asesinato de Marcos Eschenone en la madrugada del jueves de la semana pasada. Su relato, por momentos confuso, apunta todos sus cañones a un supuesto complot urdido por la familia Posse, para destruirlos, tanto a él como a su hermano, por haber osado enfrentarlos y pretende ignorar las pruebas contra su hermano.
–En el día de hoy se conoció que una de las armas que se habían secuestrado en su vivienda era, según las pericias, el arma homicida ¿Cómo explica eso si dice que su hermano es inocente?
–En primer lugar, acá nadie secuestró las armas sino que yo las entregué. En segundo lugar, si el arma fue disparada, cualquier policía lo hubiera sabido en el momento con sólo oler el caño. Sin embargo, nadie dijo nada, y días después aparece que una de las armas que se llevaron de acá es el arma homicida. Todo es muy sospechoso. Yo creo que es una estrategia para asustar a los posibles testigos que vieron el jueves a la madrugada a mi hermano en Dallas.
–¿Pero quién tendría la intención de inculpar a su hermano?
–No lo sé. Pero lo que sí sé es que todos saben quién es el dueño de Dallas: lo sabe la Municipalidad, los de Esso y los de Kansas.
–¿Por qué cree que el intendente de San Isidro Gustavo Posse, salió a acusarlo a Ud. de matón y recomendó a los fiscales que se cuiden?
–Porque los Posse son muy amigos de la petrolera Esso, y nosotros a esa empresa le sacamos ocho millones de dólares, después de que nos acusaran de vender nafta adulterada y perdieron. Si éstos –por los Posse– no nos querían dar la habilitación y aún hoy estoy con una provisoria. Osvaldo Posse, quien maneja las cosas en la Municipalidad, dijo que nunca los Conzi iban a tener habilitado el restaurante y que lo iban a ver muerto antes de que eso ocurriera. Y bueno, ahora yo tengo abierto el restaurante y a él le dicen el muerto.
–¿Ud. dice que el día del crimen estaba con su hermano en Dallas?
–Sí, yo estaba abajo, en la puerta y él arriba, y nunca salió. A menos que haya salido por la terraza, o por la zona de empleados de atrás, que estaba cerrada a esa hora porque el portón es automático.
–¿Qué hay de cierto de su relación con Menem y Kohan?
–Nada, ni lo conozco. Yo era radical, y después del quilombo de Alfonsín a algún lado me tenía que ir. Y bueno, me hice peronista. Igual, si me preguntás, te aclaro que Menem nos llevó al Primer Mundo, no como ése De la Rúa que hizo un desastre.
Producción: Damián Paikin