Antonella Saez tiene 24 años y es oficial ayudante de la Agrupación Albatros de la Prefectura Naval Argentina. Es la primera y la única mujer en ese grupo de elite. En el destacamento, en San Fernando, convive con 600 varones. “Estuve tres años en la Escuela de Oficiales de Zárate y al salir de ahí pedí hacer el curso de Infantería dentro de la Agrupación Albatros”, contó a Página/12. No había una prohibición formal para que las mujeres pudieran integrarse a ese destino, funcionaban restricciones “simbólicas”, por las cuales se naturalizaba en la Prefectura que determinados lugares eran sólo para hombres. Y no se ofrecía esa posibilidad a las aspirantes mujeres. De todas formas, el ingreso a las mujeres recién se abrió en la Prefectura en el año 2000.

La pertenencia a la Agrupación Albatros, dijo Saez, demanda un fuerte entrenamiento físico. “Nadamos, corremos, siempre estamos en constante entrenamiento”, detalló a este diario. Contó que antes en Albatros no había una estructura “para alojar femeninos”. Ella ocupa un camarote individual con habitación y baño privado.

Oriunda de Puerto Madryn, no tiene antecedentes de familiares en fuerzas de seguridad o policiales, como es frecuente encontrar en el personal. Su mamá es instrumentadora quirúrgica y su papá gasista matriculado. “Ellos siempre me apoyaron cuando les contó que quería entrar a la Prefectura”, apuntó Saez. Como parte de la política de incorporación de la perspectiva de género en la Prefectura, se tuvieron que habilitar en los buques camarote para mujeres. “A mí siempre se me trató igual, sin privilegios ni diferencias que a mis compañeros varones. Y ellos me ayudaban cuando yo me retrasaba corriendo, por ejemplo, me alentaban. Los instructores se tuvieron que acostumbrar a que había una mujer”, señaló. “Lo que más me gustan son las tareas operativas, patrullajes, observaciones”, precisó Saez.