SOCIEDAD • SUBNOTA › COMO ES EL CASO LLEGADO A LA CORTE
› Por Mariana Carbajal
El caso de violencia de género por el cual se pronunció el Superior Tribunal de Justicia de la Ciudad llegó a juicio a mediados de 2011 a partir del impulso que le dio la fiscal Genoveva Cardinali, a cargo del equipo especializado de violencia de género de la Unidad Fiscal Este en lo Penal, Contravencional y de Faltas, de la Ciudad de Buenos Aires, que funciona en Beruti y Coronel Díaz.
La denuncia fue realizada el 2 de julio de 2010 por un ama de casa, de 48 años, de Barrio Norte, en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema. La mujer convivió un par de años con su ex, un profesor universitario de 64 años, y tuvieron un niño. Relató que el día anterior le habían estado tocando el timbre todo el tiempo, sin que ella atendiera, y cuando salió a la puerta se encontró con su ex, quien le gritó: “Yo no lo voy a disfrutar pero vos tampoco”, en alusión al hijo de ambos y a la vivienda que ella ocupa, y se señaló entre las cejas. Ella refirió que ese gesto le produce temor y le recordó una situación anterior en la que la había amenazado e hizo el mismo gesto como diciendo que le iba a disparar. No era la primera vez que lo denunciaba en la OVD. En mayo de 2010 ya había hecho otra denuncia por una amenaza telefónica. Había además una causa en la Justicia Civil y otra en la Penal. La mujer fue la única testigo del hecho. Pero durante el juicio oral se probó además el marco de violencia doméstica, en el que se habían producido otras situaciones de violencia psicológica hacia la víctima, que dieron veracidad a su denuncia por amenazas.
Las audiencias orales tuvieron lugar los días 6, 17 y 24 de agosto de 2011. La jueza le dio verosimilitud al relato de la mujer. “Cuando relata en mi presencia lo sucedido la tarde del 1º de julio del año pasado lo hizo, a mi criterio, desprovista de manejos actorales, sin exageraciones tendenciosas, en el marco de un relato absolutamente confiable. Sus palabras eran expresadas con dolor por el recuerdo y no pareció en ningún momento decidida a desfigurar la realidad”, indicó la magistrada en la sentencia.
Además, diversos testigos dieron cuenta de la situación de violencia doméstica que vivía, entre ellos declaró la trabajadora social de la OVD que la atendió el 2 de julio, cuando fue a realizar la denuncia, y se encargó de realizar el informe de riesgo del caso, que evaluó como “alto”, por el deterioro que observó en la mujer al dar cuenta de que tenía mucho miedo, ataques de pánico y no quería comer. También, por “la continuidad en la conducta violenta del padre del niño que, pese a haber sido denunciado, no había tenido límite en su conducta” y, además ponderó “la poca red de contención de la víctima” y una mayor vulnerabilidad por su falta de recursos al no trabajar ni tener vivienda propia. También declaró una psicóloga integrante del grupo interdisciplinario que estudia los casos de violencia doméstica dentro del ámbito del Ministerio Público Fiscal de la ciudad. Y hasta el portero del edificio en el que vive, que dio cuenta de haber escuchado discusiones violentas.
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