SOCIEDAD › LAS MULTIPLES RAZONES DE LOS 60 CASOS DE CANCER EN EL PUEBLO
“Una pesadilla para los epidemiólogos”
Por Pedro Lipcovich
“Una pesadilla para los epidemiólogos”: así define precisamente un epidemiólogo que efectuó relevamientos en Ituzaingó, Córdoba, lo que pasa en esa población: la incidencia de cánceres es un 50 por ciento superior a la habitual, pero “no encontramos una causa común identificable”. El problema de fondo podría estar en que el barrio fue edificado sobre un terreno que se había usado como vaciadero de residuos industriales. Se sumaron otros contaminantes, más los efectos de la dieta deficiente propia de la pobreza. Y “esto pasa en muchas otras poblaciones, donde todavía no se destapó”, señaló el especialista.
Edgardo Schinder, ex presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Ambiental, efectuó relevamientos en Ituzaingó, Córdoba: “No podemos encontrar una causa común que explique tantos casos de cáncer: en Ituzaingó-Anexo hemos relevado 60 casos, casi un 50 por ciento por encima de la media nacional. Aparentemente ese sector fue levantado en un lugar donde hubo un vaciadero de residuos tóxicos, con piletones, fosas y canales adonde iban a parar residuos industriales de Ferreyra, donde llegó a haber unas 200 fábricas incluida la Fiat. Esto sucedió hace 25 o 30 años: la causa desapareció, pero tal vez estemos viendo las consecuencias”.
“Seguramente lo mismo pasa en otras poblaciones de zonas industriales donde el problema todavía no se destapó –destaca Schinder–. En Ituzaingó hemos encontrado metales pesados, arsénico, residuos de plaguicidas, y a esto se suma que la población ingiere una dieta bastante desequilibrada, la típica dieta argentina pobre con muchas harinas, grasas, mate cocido, y pocos nutrientes frescos.”
En ese entrevero de factores, “no le encontramos la vuelta. Situaciones parecidas se dieron en Curaçao, Brasil, o en Veracruz, México: la gente enfermaba y no se podía discernir una causa sino docenas. Es la pesadilla de un epidemiólogo”, dice el epidemiólogo.
Raúl Montenegro –titular de Biología Evolutiva Humana en la Universidad de Córdoba y presidente de la entidad ambientalista Funam– confiesa que pasó una noche sin dormir: “La del día que supe que el sedimento de los tanques de agua de las casas de Ituzaingó tenía una cantidad de arsénico 800 veces superior a la permitida. El arsénico es un cancerígeno que contamina el agua en gran parte de la Argentina. Y, aunque sus valores en el agua no sean elevados, se acumulan en el fondo de los tanques sin adecuado mantenimiento y, entonces, cuando el tanque se vacía por cualquier motivo, grandes cantidades pasan de golpe al consumo humano”.
También en el suelo de Ituzaingó hay valores altos de arsénico, que así se agregan al “cóctel de contaminantes que viene padeciendo esa comunidad”, señala Montenegro.