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Las usurpaciones de casas son el grado máximo de toda una escalada delictiva: “Asaltan con moto, les roban la netbook a los chicos. Cuando salimos, por la calle nos retienen con cuchillos. Es como una organización, tienen como un sindicato”. “Antes esto era muy tranquilo. Después se hizo más seguido, y este año no se puede respirar, no se puede vivir. Ya no tenemos seguridad. Por cinco o diez pesos te pueden matar.”

“Somos personas en la villa: bolivianos, uruguayos, paraguayos, peruanos, argentinos. Hay muchas madres solteras. Vivimos para pagar el alquiler. A mí también me asaltaron, me pegaron, me dejaron inconsciente, igual no tenía nada. En las noticias muestran que en el centro hubo robos, pero acá asaltan, ‘¡Dame todo!’. Somos personas que trabajamos.”

“Saqueaban la casa de la vecina a las dos de la mañana y fuimos a llamar a Gendarmería, ‘Hagan algo’, dijimos. ‘Tenemos que tener orden de arriba’, contestaron.”

Según los denunciantes, “la colectividad que más sufre es la boliviana”. Es que “otras colectividades se defienden (se refiere a que apelan a la violencia), pero los bolivianos somos más cerrados”.