Una exitosa experiencia de prevención de caídas de niños se desarrolla en la Villa 1.11.14 gracias a una agrupación de mujeres de origen boliviano. Ellas fijaron carteles para alertar a los vecinos del riesgo de la falta de barandas y puertas en las escaleras, e incluyen el tema en el trabajo que efectúan en su comedor comunitario. El cartel dice: “Hagamos de nuestro hogar un lugar seguro. Coloquemos barandas y puertas en las escaleras. En cuatro de cada diez casas hubo una caída de altura. Cuatro de cada diez caídas fueron desde las escaleras”. Está en muchas paredes y también en el comedor Mujeres Creando, de la Agrupación Bartolina Sisa, donde mujeres y niños de la 1.11.14 consiguen almorzar todos los días. Pertenecen a la numerosa colectividad boliviana, pero en los últimos meses se incorporaron también mujeres de origen peruano y paraguayo.

“La iniciativa surgió del Cesac (Centro de Salud y Acción Comunitaria) 40 –contó Verónica Mollericona, dirigente de la Agrupación Bartolina Sisa–: ellos se acercaron a manifestar su inquietud porque recibían muchas caídas de niños. Nosotras, además de los carteles, trabajamos el tema con las mujeres, los chicos que participan en el comedor y los vecinos.” Como resultado, “muchos vecinos tomaron cartas en el asunto y pusieron barandas, pero muchos todavía no. Y cuando hay un accidente, entonces están a las corridas para ver a dónde llevan al chico”, graficó la dirigente.

La agrupación –que nació para combatir la violencia de género– también hizo un convenio con la Uocra para aprender albañilería y otros oficios, no sólo por mejorar la seguridad de los hogares, sino “como una forma de tomar conciencia de que una mujer no tiene por qué depender toda la vida de un hombre; por ejemplo, puede hacer arreglos de electricidad y plomería si se lo propone y aprende”.