SOCIEDAD
• SUBNOTA › COMO FUNCIONABA LA RED QUE COMANDABA EL EX COMISARIO
Detalles del grupo de tareas
› Por Alejandra Dandan
El señor de los espías controlaba un tendido de células que funcionaban operativamente como grupo de tareas: negociaban, extorsionaban y cometían todo tipo de delitos, desde el robo organizado de ganado, operaciones de cambio de títulos de tierras conectado al departamento de Rentas de la provincia o las muertes por encargo, probadas aparentemente en la causa del doble crimen de La Dársena. Esta es la hipótesis que investiga en este momento la jueza María del Carmen Bravo. Durante estos días, avanzará justamente sobre esa vía: reunir las pruebas contra los hombres de mayor jerarquía que controlaban o dirigían las células que estaban bajo las órdenes del ex jefe del aparato de represión del juarismo, el ex comisario Musa Azar. Recién entonces las imputaciones contra el ex comisario estarán cerradas y desde el juzgado se avanzará con los procesamientos.
La causa original del doble crimen se vuelve cada vez más pesada. Los tres interrogatorios que se le hicieron durante estos días a Musa Azar están abriendo nuevas proyecciones, nuevas causas y nuevas acusaciones que comenzarán a investigarse en otros juzgados. La jueza María del Carmen Bravo, abocada exclusivamente a la investigación de las muertes de Leyla Bshier y Patricia Villalba, avanzará con una sola de esas partes: la profundización de la imputación por asociación ilícita: “En este momento, el doble crimen está resuelto”, explicó una fuente judicial. “Nos faltan sólo detalles, pero los vamos a tener cuando tengamos a los operadores de las células”, decía.
Esas afirmaciones son fuertes para la causa y para Santiago. La jueza parece avanzar contra la estructura de poder que reproducía la cadena de ilegalidades donde estaría incluido el doble crimen. Esa estructura, según la misma fuente con relación directa en la causa, estaba controlada por Musa Azar. Un hombre que, dijo, “primero negociaba, y si el dinero no lo convencía, comenzaba a extorsionar”. De la arquitectura dirigida por el señor de los espías se desprendían células constituidas por hombres de inteligencia, policías, pero también por civiles que llevaban adelante cualquier tipo de tareas. Para la jueza, ahora es importante avanzar con la recolección de pruebas sobre los jefes más poderosos. En su lógica, “una vez que ellos estén adentro, los otros van a hablar”, incluso sobre La Dársena.
El efecto dominó que podrían generar esas nuevas imputaciones o detenciones puede trasformarse en un cóctel pesado y explosivo. Musa Azar manejó directamente la central de informaciones del gobierno durante ocho años seguidos y desde hace cuarenta años es uno de los hombres de mayor fidelidad a Carlos Juárez. Durante la indagatoria se lo recordó a la jueza: “Le ha dicho –dijo su abogado– que ha nacido y va a morir juarista”. Ese gesto de fidelidad desde la cárcel, en medio de una celda de dos por dos donde sólo tiene un retrete y en medio de una sesión donde las pruebas para los investigadores son irrefutables, para muchos se trasforma en un mensaje cifrado destinado a Carlos Juárez, el gran caudillo que alimentó la capacidad operativa y de impunidad del ex comisario.
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