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Por M. J.

“Nuestro punto de partida es que la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos.” Con esta definición, la secretaria general de Amnistía Internacional Irene Khan, abrió su diálogo con Página/12 tras el lanzamiento de la campaña contra la violencia contra la mujer.
–El problema de la violencia contra la mujer es de larga data. ¿Cómo puede esta campaña hacer algo más que una denuncia declamatoria que se olvidará con las noticias del día siguiente?
–Es cierto que son problemas muy profundos, pero también es verdad que en las últimas décadas se ha progresado mucho en estos temas. En América latina, la legislación se ha modernizado incorporando una serie de instrumentos legales y tratados internacionales que protegen a la mujer de este tipo de violencia. Como pasa muchas veces en América latina, una cosa es la ley y otra su implementación. En este capítulo todavía quedan asignaturas por cumplir. También hemos visto en América latina la creación de una importante red de organizaciones de la sociedad civil que luchan por neutralizar estos problemas y ayudar a las mujeres a escapar de situaciones de violencia. Todos estos pasos son positivos.
–¿Qué esperan de los gobiernos?
–En muchas situaciones, los gobiernos no intervienen porque consideran la violencia doméstica, por ejemplo, como un hecho privado. Si se asesina a alguien en la vía pública intervienen, porque esto es a sus ojos claramente un delito, mientras que muchas veces la violencia doméstica no está percibida como tal, aunque esté tipificado como delito por la ley. En este sentido creemos que el gobierno debe garantizar el acceso a la Justicia de las mujeres.
–El documento de Amnistía señala que en Argentina y otros países la defensa todavía puede invocar el honor para justificar un delito de violencia contra la mujer.
–¿Qué honor puede haber en el asesinato de una mujer? Del mismo modo que hay un homicidio, esto debería llamarse un “femicidio”. Es un delito que se comete contra una mujer porque lo es. Esto es una violación de los derechos humanos.
–Otro aspecto de la violencia no tan reconocida es la que viven las empleadas domésticas, entre otros lugares en Argentina.
–Estas empleadas se encuentran en una situación de extremada vulnerabilidad por razones económicas, por discriminación social y a veces racial. Son muchas veces abusadas sexualmente y explotadas laboralmente. Es un tipo de violencia que se oculta socialmente o que está condonada por la cultura particular en la que ocurre. En América latina la sociedad tiene una tradición de dominación masculina, muchas veces de militarización, que contribuyen a la violencia contra la mujer. En este sentido, creo que el mayor desafío que enfrenta esta campaña es el cambio de la comunidad. Este cambio de actitud es fundamental. Repito. Es necesario que se comprenda que la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos.