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En diciembre, Santiago Ortino dio el curso de ingreso a la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) con la idea de estudiar ingeniería en sistemas. Pero sus planes cambiaron abruptamente después de la caída de De la Rúa y la hecatombe económica. Sus padres decidieron vender la casa –viven en Belgrano– y partir rumbo a Génova, donde tienen familiares. Por esa razón en febrero, Santiago, de 19 años, y su padre, de profesión contador, empezaron a estudiar italiano en la Dante Alighieri en un curso acelerado de tres horas semanales. “De casualidad habíamos sacado la nacionalidad italiana en 1998”, comentó Santiago, nieto de italianos. La partida está prevista para dentro de dos meses. Primero probarán suerte padre e hijo y luego, una vez que ellos estén asentados, emprenderán el éxodo la madre y las hijas menores, de 11 y 6 años. “Pensamos irnos a fines de agosto que allá es como si acá fuera fines de febrero, el momento en que empiezan las actividades después del verano”, precisó Santiago. Por ahora, en Génova no tienen empleo asegurado. “Nos vamos sin nada”, aclaró y aunque ya siente nostalgia por dejar “los domingos con amigos, tomando mate y escuchando los partidos de River”, le entusiasma ilusionarse con lo que pueda depararle el destino. “Sé que voy a extrañar, pero también pienso que se me abre una puerta grande, que allá voy a tener un lugar para poder crecer”, señaló, con una esperanza enorme en la mirada. Durante el verano intentó conseguir un trabajo mientras esperaba la partida. “No conseguía otra cosa que volantear y me pagaban miserias”, se lamentó. Con el italiano, comentó, se lleva bastante bien: “Es un idioma muy descrifrable. Muchas palabras suenan parecidas (en español) y la estructura gramatical del italiano es similar al castellano”.