MERCADO Y UTILIDADES EN UNA COOPERATIVA MULTINACIONAL
“La fortaleza del conjunto”
Mondragón Corporación Cooperativa es una entidad surgida en el País Vasco, conformada por cooperativas de producción y servicios.
Por Fernando Krakowiak
Antonio Cancelo fue presidente entre 1995 y 2001 de Mondragón Corporación Cooperativa. Una entidad surgida en el País Vasco, conformada por un conjunto de cooperativas de producción y servicios, que actualmente factura 9200 millones de euros anuales, maneja ahorros de terceros por otros 8400 millones de euros, tiene 60 mil empleados e inversiones en 17 países. Hace pocas semanas, Cancelo estuvo en Buenos Aires invitado a participar en el seminario internacional “De la Cooperación empresarial a los sistemas productivos”, organizado por la Unión Industrial Argentina y el Banco Interamericano de Desarrollo. En diálogo con Cash relató la experiencia del emprendimiento cooperativo más importante del mundo.
¿Cómo se conformó la corporación Mondragón?
–El primer vínculo entre las cooperativas fue la afiliación conjunta a una cooperativa de crédito. Durante mucho tiempo la cabecera de todo el cooperativismo fue la entidad financiera que, para no limitar su actividad a la pura captación e inversión de recursos, creó una sección empresarial para brindar servicios a las entidades. Luego las cooperativas empezaron a agruparse por áreas geográficas y cuando los mercados se universalizaron y la competencia se hizo más dura pensamos que la dirección no podía hacerla la entidad financiera. Entonces creamos la corporación.
¿Cuántas cooperativas la conforman?
–Son 86 cooperativas que a su vez tienen otras 64 sociedades de capital para el desarrollo en el resto del mundo. La mayoría son empresas medianas que aprovechan la fortaleza del conjunto para operar en mercados a los que individualmente no llegarían nunca.
¿Por qué decidieron expandirse fuera de España?
–Una de las principales razones fue el seguimiento de nuestros clientes. Por ejemplo, nosotros somos proveedores de Volkswagen y cuando la empresa decidió invertir en Brasil nos propuso acompañarla. Si le decíamos que no perdíamos la posibilidad de desarrollarnos en Brasil, pero a lo mejor nuestro cliente encontraba un buen proveedor en Brasil que mañana también le suministraba insumos en España.
¿Pero al expandirse conformando sociedades de capital no tergiversaron el espíritu cooperativo?
–Lo que sucede es que no se puede crear una cooperativa filial porque las cooperativas son autónomas. No sería de quienes la hemos hecho sino de quienes trabajan en la cooperativa y los clientes nuestros tendrían una inseguridad absoluta porque estarían contratando a otro grupo. Si nosotros invertimos el capital pero las decisiones las toman otros, se produciría una disfunción peligrosa.
Pero fuera de España operan como una multinacional típicamente capitalista.
–Ese riesgo está. Por lo tanto estamos impulsando un proyecto que pretende que los trabajadores que empleamos en otros países puedan participar en el capital de la sociedad, en los resultados y en la gestión, aunque siga siendo una sociedad de capital. Es un artificio legal complejo que consiste en la creación de una especie de sociedad de cartera en la que se invita a los trabajadores asalariados a participar. Ellos toman una participación y las cooperativas propietarias de la sociedad toman una participación equivalente. Así el trabajador se convierte en propietario de su empresa y fijamos un pacto de distribución de resultados. Nuestro objetivo es que a finales de 2004 el 50 por ciento de nuestras sociedades de capital funcione con ese régimen.
Ustedes intentaron cotizar en Bolsa, pero luego se arrepintieron. ¿Qué los llevó a dar marcha atrás?
–Algunos integrantes de la corporación buscaban obtener recursos financieros, pero yo propuse el retiro porque la Bolsa no valora la realidad de las empresas. Se mueve bajo impulsos difíciles de comprender. Además, exige rentabilidades a corto plazo y nosotros trabajamos con una visión distinta. A nosotros nos interesa la rentabilidad a largo plazo. Nose puede conciliar la exigencia de la Bolsa de mejorar los resultados cada trimestre con la necesidad que tienen las empresas de realizar inversiones estratégicas para garantizar su futuro. Cuando se hace una inversión estratégica la rentabilidad se resiente a corto plazo y eso la Bolsa lo penaliza. Por lo tanto, es un instrumento que no nos sirve.
¿Las cooperativas pueden crecer más allá del espacio periférico en el que se desarrollan?
–No creo que nunca acabe siendo un sistema hegemónico. Porque quien quiera hacerse rico nunca va a obtener esa riqueza a través de una fórmula cooperativa que genera beneficios sociales. Es una cuestión de valores. Los valores que defiende el cooperativismo no son valores en boga.
Pero ustedes lograron crecer a la par del resto de las multinacionales.
–Eso es verdad, pero muchos cooperativistas desprecian el mercado y le echan la culpa cuando la cosas no andan bien. Nosotros, en cambio, defendemos el mercado porque es la institución que nos dice si vamos por el buen camino para generar riqueza. La diferencia es que la distribuimos de una manera más solidaria.