POLEMICA POR LOS PLANES Y LA TARJETA PARA POBRES
“No es un corralito para pobres”
Por Natalia Aruguete
y Fernando Krakowiak
La toma del Ministerio de Trabajo por parte de los piqueteros reavivó la discusión sobre el futuro de los planes sociales. Cuando se implementó el Plan Jefas y Jefes el gobierno de Eduardo Duhalde lo presentó como un derecho universal al que podrían acceder todos los desocupados con hijos que fueran sostén de su hogar. Sin embargo, en mayo del año pasado la inscripción se cerró y desde entonces los planes que se dan de baja no son otorgados a otros desocupados. Para conocer los motivos de esta decisión, Cash entrevistó a Daniel Arroyo, viceministro de Desarrollo Social, quien confirmó que no se otorgarán nuevos planes sociales porque “queremos reorganizar los programas reorientándolos hacia actividades productivas”. A los piqueteros les recomendó participar de los consejos consultivos municipales donde se gestionan los microemprendimientos porque “ésa es la regla para todos”.
¿Por qué se mantiene cerrado el ingreso al Plan Jefas y Jefes de Hogar?
–Se decidió cerrar la inscripción porque queremos reorganizar los programas, corregir las irregularidades y reorientarlos hacia lo productivo. Nuestro ideal es que en los programas de ingresos vayan quedando fundamentalmente familias con más de tres hijos que están en situación de pobreza estructural. Al resto de las personas apostamos a vincularlas con emprendimientos productivos.
¿Cuánto va a tardar esa reorganización?
–Es un proceso que empieza con la compra de herramientas y materiales para que los beneficiarios del Plan Jefes se organicen en diferentes proyectos productivos. Las iniciativas se deben presentar en los consejos consultivos municipales y si son consideradas significativas para el desarrollo de la zona se les entregará un subsidio hasta un máximo de 15 mil pesos. El segundo paso es impulsar el reingreso al mercado laboral y el tercer paso es fortalecer los núcleos familiares masivos. Tiempos no tenemos porque son pasos que se deben ir dando de a uno.
Pero la gente que carece de ingresos no puede esperar.
–Cuanto más rápido lo podamos implementar mejor, pero reitero que no tenemos tiempos.
¿Qué opina sobre el reclamo de los piqueteros que tomaron el Ministerio de Trabajo?
–No sé si la protesta es justificada o injustificada, pero lo que tengo claro es que los programas que nosotros estamos encarando van a dotar de mayores ingresos a las familias. Es evidente que los sectores más pobres necesitan más plata, pero nos parece que el mecanismo es el reingreso al mercado laboral y la recuperación de los valores de la cultura del trabajo.
¿Consideran interlocutores válidos a los piqueteros que reclaman?
–Nosotros consideramos interlocutores válidos a todas las organizaciones sociales, pero a todas les pedimos que vayan a los consejos consultivos.
Pero el Gobierno estuvo negociando directamente con las organizaciones piqueteras la entrega de planes.
–Hoy no es así. No se otorgarán más planes, se reorganizará el sistema y todo aquel que quiera acceder a los emprendimientos productivos tiene que pasar por los consejos consultivos. Esa es la regla para todos y la única forma de generar confianza es respetándola.
Pero la ministra Alicia Kirchner dijo que la mayoría de los consejos consultivos no funciona bien.
–En la Argentina hay 2200 municipios. En 1800 hay consejos formalmente constituidos, pero sólo operan 500 y apenas 50 funcionan de modo perfecto. Queremos que 1000 funcionen razonablemente bien para el 31 de julio. Noqueremos que estén los cinco amigos del poder político sino que sea representativo. Nos interesa que participen las organizaciones sociales, el sector empresario y las áreas de producción del Estado.
¿Cómo lo van a lograr?
–No decimos que organicen el consejo porque es lindo que se junten, sino porque los municipios que no tengan funcionando correctamente los consejos se van a perder 100 millones de pesos en herramientas.
¿Y cómo van a evitar que el reparto de recursos a través de los consejos sea discrecional?
–No hay reparto. El consejo consultivo otorga sólo el aval institucional a los proyectos en base a las necesidades de la región, pero después se arma una evaluación técnica. La evaluación técnica es realizada por trabajadores sociales y especialistas sectoriales. Nuestra estimación es que hasta el 31 de julio se van a presentar 13.000 proyectos y 8700 van a ser aprobados. Nosotros vamos a tener capacidad para saber si los que se recomiendan son proyectos de amigos del poder político local. Si quien presenta la iniciativa nunca trabajó en el tema que propone y la opción no responde a las necesidades de la zona no va a salir. La evaluación técnica puede aprobar el proyecto, rechazarlo o querer ver el emprendimiento para sacarse la duda. Se realiza un monitoreo mensualizado y a los seis meses se hace un análisis completo donde se evalúa si hay que recapitalizar, modificar la estructura, o ver si se cayó el emprendimiento.
¿El monitoreo es centralizado?
–Es una articulación Nación-provincias.
¿Hay recursos humanos para garantizarlo?
–Tenemos 500 personas que van a estar en el lugar para monitorear las iniciativas. Un tercio tiene experiencia social y dos tercios son especialistas que saben de producción. Por supuesto, muchos proyectos se van a caer, pero tenemos un modelo macroeconómico favorable, un seguimiento productivo y apostamos a fortalecer el armado de instancias de comercialización. Además, con la nueva ley de monotributo todos los emprendedores tienen la posibilidad de formar parte del registro del Plan Manos a la Obra y durante dos años van a poder emitir facturas sin pagar impuestos. Así, por ejemplo, le van a poder vender al Estado, aunque la intención no es crear una red de proveedores estatales sino que formen parte del proceso productivo.
¿Cuántos receptores del Plan Jefes se pueden llegar a integrar a los proyectos productivos durante el mandato de Kirchner?
–Nuestra aspiración es que 500 mil personas se inserten en el mercado y no necesiten el Plan Jefes.
Igual quedaría casi un 1,3 millón de personas recibiendo el plan.
–El número final no lo sé porque si la economía sigue creciendo también el mercado se va a encargar de reclutar gente directamente. Nuestro objetivo es que los planes queden orientados básicamente a familias numerosas.
¿Qué incidencia pueden llegar a tener los microemprendimientos en el conjunto de la economía?
–Según la Cepal, en la Argentina hay ocho sectores que son los impulsores del desarrollo económico. Nosotros estamos promoviendo que los emprendedores se vinculen con esos sectores. Para insertarse tienen que competir por costo y calidad, pero nosotros les damos maquinarias y herramientas, capacitación y los capitalizamos por dos años para que no paguen impuestos. Pero el Plan Manos a la Obra no sólo contempla a los jefes de hogar. También se incluye una línea de crédito para emprendimientos de mercado con tasas del 12 por ciento. Entre todas las iniciativas calculamos que a fin de 2004 van a estar en funcionamiento 35 mil emprendimientos.
¿Los emprendimientos le permiten a la gente sobrevivir?
–Los emprendimientos de hasta cinco personas tienen un ingreso que duplica al Plan Jefes de Hogar. Nosotros los estamos apoyando para tratar que superen la línea de la indigencia.
¿Hay coincidencia al interior del Gobierno respecto de la necesidad de impulsar estos emprendimientos?
–Desde el Estado nacional hay una conciencia muy clara respecto de la necesidad de disminuir los altos índices de pobreza e indigencia. Es posible que no todo el mundo vea el potencial que tiene la economía social. Pero son los instrumentos que nosotros creemos más adecuados para generar mayores ingresos. Seguramente ustedes escucharán a muchos economistas más duros que ven esto como el chiquitaje, pero nuestro objetivo es que la gente se inserte en el mercado. No estamos buscando armar una economía paralela.
Pero los pequeños proyectos no pueden aprovechar la economía de escala.
–En el mercado local hay un nicho para los emprendimientos más chicos si aprovechan el despliegue y la cercanía. Está claro que no van a poder exportar si no se integran en redes, pero podrán competir por costo y servicio a nivel local. Además, no hay que ver el Plan Manos a la Obra como tres jefas de hogar cociendo ropa. Eso no mueve la aguja de la economía, pero junto con las otras iniciativas sí. Por ejemplo, nosotros también estamos dándoles créditos a cooperativas eléctricas, pero les pedimos que les compren insumos a los microemprendimientos para generar cadenas de valor.