Domingo, 11 de julio de 2004 | Hoy
DEBATE: LA POLíTICA SOCIAL DEL GOBIERNO
Los diez años de desocupación por encima de un dígito han configurado un escenario de pobreza y desempleo estructural. El Estado otorga 150 pesos por mes a 2,2 millones de personas. Cash consultó a siete expertos en política social para que evalúen el trabajo que se viene realizando
Por Fernando Krakowiak
1. | ¿Qué medida destaca como positiva de los programas sociales implementados por el gobierno de Kirchner para reducir la pobreza y la desocupación? |
2. | ¿Qué medida considera negativa? |
3. | ¿Qué propondría para mejorar la política social? |
Leonardo Gasparini
economista Universidad de La Plata
“Existe concienciadel problema”
1. El principal éxito del Gobierno en términos de reducción
de pobreza y desempleo no proviene de su política social, sino de un
manejo macroeconómico hasta ahora prudente. Ese manejo contribuyó
a la superación de lo peor de la crisis, y a una reducción moderada
de la pobreza y el desempleo. Un aspecto positivo de esta administración
es la conciencia de la gravedad de los problemas sociales del país. Si
esta sensibilidad se combinara con coraje político y racionalidad económica,
se podría avanzar hacia una política social efectiva.
2. Lamentablemente, me parece que a su sensibilidad social, el Gobierno no le
ha agregado suficiente coraje, voluntad de cambio y racionalidad. Por ejemplo,
el Gobierno mantuvo el Plan Jefas y Jefes de Hogar motivado, a mi juicio correctamente,
por el objetivo de aliviar la situación de los carenciados. Sin embargo,
hasta ahora no ha tenido la voluntad política de eliminar el manejo clientelista
del plan. Y tampoco se ha movido con celeridad para reducir los problemas de
desincentivos al trabajo que genera el particular diseño del plan.
3. El Plan Jefas y Jefes se puede mejorar redefiniéndolo como un programa
asistencial focalizado en familias carenciadas y no el híbrido actual
que está dirigido a jefes desocupados, y que por ende genera incentivos
al fraude asistencial, al trabajo informal y al desempleo. Pero el fracaso de
los programas sociales está fundamentalmente en la gestión y no
tanto en el diseño. El Estado nunca ha administrado bien la mayoría
de esos programas, que han sido presa del clientelismo y la corrupción.
Es necesario repensar el marco institucional en el que esos programas se desenvuelven
y estudiar formas de gestión alternativas.
Alberto Barbeito
economista de CIEPP
“No se reduce el clientelismo”
1. No hay elementos positivos para destacar porque se evidencia una continuidad
con los lineamientos centrales de la política social de los ‘90,
expresada en el régimen de previsión social, el sistema educativo
y las políticas habitacionales. En materia asistencial, se continúa
con el programa de emergencia impulsado por la administración Duhalde
durante la salida traumática de la convertibilidad.
2. Hay intentos de alteración marginal de los programas sociales que
son incorrectos. Por un lado, se trata de convertir el Plan Jefas y Jefes en
programas de desarrollo productivo y, por otro lado, se intenta mostrar un grado
mayor de eficiencia con la introducción de la tarjeta de compras. La
tarjeta no reduce el clientelismo porque el problema está al momento
de ingresar a la lista de beneficiarios y no en el medio de pago. Mientras que
los microemprendimientos no pueden ser imaginados como opciones masivas. En
el contexto macroeconómico actual se exponen a un alto índice
de mortandad porque deberán competir entre sí por una demanda
muy restringida.
3. Se debería plantear una redefinición de los programas sociales
a partir de la implementación de un ingreso ciudadano universal para
la infancia y para los mayores en edad pasiva. Esta medida debería ser
consistente con otro conjunto de políticas, incluida la política
económica, que apunten a reactivar el mercado interno para que haya mayores
oportunidades de desarrollo de actividades productivas para las pymes. En ese
contexto,adquieren sentido los emprendimientos productivos impulsados para favorecer
la inserción laboral de los desocupados.
Jose Luis Coraggio
economista Universidad Nacional de Gral. Sarmiento
“Universalizar el subsidio”
1. El Gobierno incentiva desde el nivel nacional, y con la opción de
una gestión participativa local, formas asociativas de producción
enmarcadas en programas de desarrollo local. Canaliza recursos mediante el programa
Manos a la Obra. Eso va en la dirección correcta, pero tiene insuficientes
recursos y debilidad en la capacidad de gestión.
2. La falta de confianza en las organizaciones colectivas, y que el Presidente
vea esta política como gasto asistencial a minimizar y no como una inversión
en el desarrollo productivo del país. La desesperación por acordar
una deuda cuestionable, cuando ni la inversión extranjera, ni el mercado
mundial, ni los planes de obras públicas que se puedan financiar con
más deuda van a resolver por derrame la situación social. La política
social, separada de la política económica, es insuficiente para
atender el reclamo de justicia social, el desarrollo de otras bases políticas
y la gobernabilidad.
3. Universalizar el subsidio de desempleo, como derecho y no como favor. Generar
plataformas de apoyo al desarrollo productivo desde lo local, redistribuyendo
recursos hoy inactivos (tierras, edificios, ahorros, capacidades nacionales
de formación, investigación y generación de tecnologías)
hacia las MiPymes, los trabajadores asociados y las comunidades del campo y
la ciudad en condiciones de generar sistemas autosustentables. Garantizar el
acceso a bienes públicos de calidad, cobrar impuestos a los más
ricos, y avanzar hacia una reforma fiscal progresiva. Bajar el espíritu
mercantilista y microemprendedorista de las políticas de promoción
de la economía social, priorizando la resolución inteligente de
las necesidades y la ampliación de las capacidades productivas de las
comunidades locales.
Carola Pessino
ex secretaria de Equidad Fiscal de Roque Fernández
“La cobertura es amplia”
1. Lo positivo es que haya una cobertura social amplia para la población
que se encuentra por debajo de la línea de pobreza. La mayoría
de los programas sociales focalizados comenzaron en la década del ‘90.
El Plan Jefas y Jefes es la continuidad del Plan Trabajar, pero ahora se cuenta
con un mayor presupuesto.
2. Los problemas surgen en el diseño y la implementación de los
programas. El Plan Jefas y Jefes se le otorga a las personas que están
desocupadas, pero es muy difícil controlar la desocupación cuando
hay un 50 por ciento de los trabajadores en negro. Además, mucha gente
que está recibiendo el plan no estaba buscando trabajo, pero se presentó
como desocupado y comenzó a recibir el beneficio. El plan desincentiva
la búsqueda de empleo porque si consiguen trabajo dejan de cobrar. Eso
ocurre fundamentalmente en las provincias del norte donde se paga cerca de 150
pesos por algunos trabajos de baja calificación. Se genera una dependencia
alta de los planes porque no mejoran la situación de los beneficiarios
en el largo plazo.
3. La mejor política social es la que incentiva la generación
de empleo en el sector privado. Para lograrlo se deben eliminar las restricciones
y regulaciones existentes en el mercado laboral formal porque empeoran la distribución
del ingreso y aumentan la pobreza. Los impuestos al trabajofuerzan a los empleadores
a tomar gente en el sector informal y es muy difícil salir de la pobreza
trabajando en negro. Además, en los hogares con pobres estructurales
hay que intervenir dándole ayuda a los padres para que sus hijos tengan
el mismo incentivo inicial que tienen los chicos de clase media. Para la reinserción
de los adultos que no tuvieron esos incentivos lo mejor es otorgar subsidios
al empleo privado.
Roxana Mazzola
coordinadora de Proyectos Area Política Social, Grupo Sophia
“Se incrementó el presupuesto”
1. En el último año, el Gobierno ha generado políticas
para amortiguar los efectos de la crisis sobre la población: incrementó
el presupuesto destinado a la atención de los más pobres en un
15 por ciento en términos nominales y en un 4 por ciento en términos
reales respecto al año 2003. Este aumento se orientó a garantizar
una adecuada alimentación (Programa El Hambre más Urgente), fortalecer
el ingreso y la inserción laboral (Adultos Mayores, Manos a la Obra,
partidas del programa del Plan Jefas y Jefes de Hogar) de la población
más vulnerable.
2. Las políticas no son suficientes para responder a la actual situación
social de dimensiones sin precedentes. En el transcurso de las últimas
décadas, la estructura social argentina se ha transformado radicalmente:
la pobreza y la exclusión dejaron de ser una situación transitoria
y se encuentra en crisis la centralidad que el trabajo siempre tuvo como integrador
social.
3. El Estado debería contemplar la creación de una red de protección
social que garantice un ingreso mínimo no contributivo a todas las familias
en situación de pobreza, tomando como base al Plan Jefas y Jefes de Hogar
y otros programas sociales de transferencias de ingresos y su articulación
con el sistema de seguridad social. Esta política debería garantizar
no sólo una mejora en el ingreso de las familias, sino también
en los procesos de otorgamiento y control. Hoy las intervenciones del Estado
en materia de política social no pueden seguir siendo pensadas como paliativo
a la emergencia. La desocupación, informalidad del empleo y crisis del
sistema de seguridad social, son problemas estructurales que demandan repensar
los modos de operar a fin de lograr igualdad de oportunidades.
Juan Pablo Nicolini
rector Universidad Torcuato Di Tella
“Hay problemas de diseño”
1. Lo positivo es la voluntad política para tratar de mejorar la situación
de los sectores que más han sufrido la crisis.
2. Soy mucho menos entusiasta al evaluar el camino que se tomó para intentar
resolver la situación de los más pobres. Se ha abusado de la utilización
política de los programas sociales y no se profundizó en los mecanismos
tendientes a mejorar su eficiencia. No obstante, lo más grave no son
las fallas que puedan haber surgido en la implementación sino la falta
de una política sistemática de evaluación que permita hacer
un análisis profundo del impacto de los planes para saber si los objetivos
se están cumpliendo. Los únicos elementos con los que se cuenta
en la actualidad son algunos análisis parciales del Banco Mundial y de
investigadores locales que marcan que hay problemas de diseño.
3. Hay dos cuestiones necesarias para garantizar el éxito de los planes.
La primera es impulsar la administración de los programas sociales en
una sola dependencia. Cuando un Gobierno tiene dos programas socialesmanejados
por dos autoridades distintas que no necesariamente intercambian información
el efecto puede llegar a ser fatal. Se pueden malgastar muchísimos recursos
si cada Ministerio impulsa su programa social. El Estado debería tener
un organismo estatal como la AFIP que se encargue de instrumentar toda la política
social con un alto grado de independencia. A ese organismo habría que
exigirle la evaluación de impacto porque lo importante no es cuánta
plata se gastó en los pobres sino cuantos pobres salieron de la pobreza.
Jesko Hentschel
director de Desarrollo Humano del Banco Mundial para Argentina
“Discutir el sistema de previsión social”
1. Se ha logrado con éxito dar continuidad y mejorar la ejecución
de los programas de asistencia social diseñados durante la emergencia
y se empezaron a identificar los caminos para transformar las políticas
orientadas a superar la emergencia, en programas de mediano plazo que apunten
a una reducción efectiva de la pobreza, que funcionen como una red de
protección para los pobres y que permitan la reinserción laboral
de los desempleados en el mercado de trabajo. El programa Jefas y Jefes de Hogar
esta siendo analizado por el Gobierno, para introducirle mejoras que acompañen
las necesidades de capacitación, educación, inserción laboral,
protección familiar y desarrollo local de quienes en él participan.
2. Creemos que se debería avanzar en la discusión sobre el sistema
de previsión social para mejorarlo. Por ejemplo, la cobertura de seguridad
social de la población de tercera edad ha caído de 77 por ciento
en 1993 a 67 por ciento en 2004, lo cual significa que un tercio de la población
está sin pensión formal.
3. Acompañamos las necesidades que surgen del Gobierno financiando programas
de inversión o reformas que se deseen impulsar. Un ejemplo de ello, es
que estamos trabajando mucho con los Ministerios de Desarrollo Social y Trabajo
en programas que permitan al Plan Jefas y Jefes reorientarse y brindar las herramientas
que los beneficiados necesitan para su reinserción laboral.
Los diez años de desocupación por encima de un dígito han configurado un escenario de pobreza y desempleo estructural.
El Estado otorga 150 pesos por mes a 2,2 millones de personas entre los que se encuentran 1,75 millón beneficiarios del Plan Jefes.
Otros 240 mil están en el Plan Familias y cerca de 200 mil integran el Programa Empleo Comunitario.
Los créditos y herramientas otorgados a través del Plan Manos a la Obra son el ejemplo del nuevo perfil productivo tendiente a valorizar las capacidades instaladas en las distintas regiones.
Sin embargo, los subsidios monetarios para fortalecer el ingreso de las familias continuarán siendo el eje central de las políticas sociales.
Cash consultó a un conjunto de expertos en política social para que evalúen el trabajo que viene realizando el Gobierno.
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