"Imaginen si no existieran los planes"
Daniel Arroyo, viceministro de Desarrollo Social
¿Por qué se otorgan 250 mil planes Jefes de Hogar menos que hace un año?
–La primera razón es que nosotros construimos un registro único de beneficiarios que cruzó bases de datos nacionales y provinciales. Por lo tanto, cerca de 100 mil personas fueron dadas de baja porque presentaban irregularidades. La segunda razón es que 150 mil personas entraron en el mercado de trabajo por su cuenta.
¿Cuántos beneficiarios del Plan Jefes se insertaron en emprendimientos productivos impulsados por el Gobierno?
–En el país hay 280 mil personas en emprendimientos, de las cuales 90 mil son beneficiarias del Plan Jefes. A través del Pan Manos a la Obra les damos herramientas, materiales, insumos, bienes de capital y créditos. Estadísticamente siguen formando parte del Plan Jefes, pero aumentan su ingreso. La intención es que a fin de año haya 500 mil personas, de las cuales 250 mil serían del Plan Jefes.
¿Los que se incorporen a emprendimientos cuándo dejarán de cobrar el Plan Jefes?
–No hay una fecha de corte. Nuestra expectativa es que salgan solos cuando los emprendimientos se desarrollen.
Es difícil que los beneficiarios resignen 150 pesos voluntariamente.
–Nosotros tenemos una red montada con las universidades y los institutos tecnológicos para saber qué hace cada emprendimiento y cuánto factura. Si tienen una continuidad de facturación significativa, van a salir del plan, pero es un proceso largo.
¿Proyectan una disminución del Plan Jefes?
–En Argentina hay 2,2 millones de personas cobrando cerca de 150 pesos a través de programas de ingreso. De ese total, distinguimos entre pobres estructurales históricos que hace por lo menos seis años están fuera del mercado laboral, pobres que en los últimos dos años perdieron el empleo y nuevos pobres que están en los planes y en el mercado informal. Los dos últimos grupos, cerca de 600 mil personas, tienen un potencial mayor de incorporación al mercado laboral.
¿El 1,6 millón restante no tiene posibilidades de conseguir trabajo?
–Ese sector tiene un problema estructural de pobreza que va más allá de promover capacidades para favorecer una reinserción rápida. Hay que atenderlos con más servicios y recursos porque constituyen el núcleo duro de la desocupación. En ese caso el plazo de reinserción se acerca más a los cinco años, aunque hay mecanismos más rápidos de inclusión como la obra pública masiva.
A medida que la economía crece, aumentan las críticas de aquellos que afirman que los planes fomentan la vagancia, ¿qué les respondería?
–La respuesta es simple. Argentina tiene 47 por ciento de pobres pese a tener el programa de ingresos más grande de América latina; imagine cómo sería la situación si esos planes no existieran.