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Domingo, 19 de diciembre de 2004

ACUERDOS BILATERALES CON LA REPúBLICA POPULAR CHINA

La seducción asiática

La negociación con China sirve para escaparse del unilateralismo de la superpotencia de Estados Unidos. Pero se corre el riesgo de reproducir la lógica de la desindustrialización.

Por Claudio Lozano *

Si en sus comienzos la actividad económica mundial se centró en el Mediterráneo para continuar sobre el Atlántico, en las próximas décadas el Pacífico y la región asiática tendrán un lugar de privilegio. En ese sentido, el acercamiento a China y a otros países de dicha región resulta positivo. La creciente importancia geopolítica del gigante económico asiático es otra razón adicional para promover estrategias que permitan potenciar la posibilidad de un mundo multipolar y que ayuden a limitar los desastrosos resultados que, en términos de respaldo al unilateralismo, la militarización y la estrategia imperial, devienen del triunfo electoral de Bush. Aun así, las recientes negociaciones con la República Popular China obligan a hacer algunas precisiones.
En primer lugar, que lo lógico hubiera sido negociar desde el Mercosur para no debilitar la capacidad de negociación de nuestro bloque regional y, en segundo término, resaltar que ningún país se salva por la inversión extranjera. Por el contrario, ésta se inscribe, potencia y consolida en la estrategia de crecimiento que adopta el país que la recibe. Por ende, si Argentina persiste en colocar producción primaria y sostener el mercado interno en base al consumo de los sectores de altos ingresos, la inversión extranjera (China o de quien sea) se inscribirá en la lógica que reproduce un patrón distributivo de profunda desigualdad, afirmada, a su vez, en un proceso de sobreexplotación (cuasi depredación) de los recursos naturales.
En este marco, también preocupa constatar que el gigante asiático promueve sus relaciones bilaterales en torno a dos grandes ejes:
1. La búsqueda de alimentos, energía y minerales.
2. El reconocimiento como “economía de mercado”, para potenciar la capacidad de penetración de sus productos (manufacturas) en nuevos mercados.
Así las cosas, el resultado de la asociación puede reproducir la lógica de la desindustrialización. De cumplimentarse el monto total de inversiones, financiamiento y exportaciones mencionado (19.750 millones de dólares en 10 años, más un incremento de las exportaciones hacia China –producción primaria– del orden de los 2500 millones en cinco años), estaríamos hablando de un aporte a la inversión equivalente al 1,3 por ciento del PBI y de un aumento anual de las exportaciones de 500 millones de dólares. En tanto se trata de recursos en divisas, lo acordado viene a oxigenar la consolidación del régimen impuesto, en tanto le otorga divisas a un esquema que –dado el déficit potencial vigente en la materia– volvería a tener problemas en el sector externo a partir del bienio 2006-2007.
Hay que ser cautos en los números que han trascendido, máxime cuando se ha planteado el absurdo de que existirían cláusulas secretas y distinguir entre los acuerdos concretos entre ambos Estados y lo que son las cartas de intención, que suponen la apertura de negociaciones con empresas chinas. Con mayores precisiones corresponderá examinar, sector por sector, los impactos que puedan surgir de las negociaciones promovidas.
n Turismo abre interrogantes sobre la verdadera disponibilidad de infraestructura turística y de transporte aéreo para sostener el aumento de demanda.
n Ferrocarriles habrá que observar si contempla el desarrollo de la industria local o si supone que el equipamiento vendrá completo del exterior. También si el pago de las inversiones volverá a descansar en el incremento de las tarifas o si los concesionarios privados cumplirán con su aporte a la inversión.
n Petróleo parece importante lograr aportes para expandir reservas y recuperar pozos en explotación. No queda claro si esto servirá para ampliar nuestro horizonte y la disponibilidad intergeneracional del recurso o si irá a abastecer el déficit energético de los chinos. Tampoco si permitirá que los argentinos compremos más barato el barril.
n Viviendas populares lo trascendido sobre 20.000 dólares por unidad pareciera, de ser cierto, triplicar los valores en la materia.Es una pena que no hayamos incluido entre los protocolos y acuerdos establecidos un “curso acelerado” sobre cómo erradicar el hambre. El coloso asiático logró –con un ingreso per capita tres veces inferior al nuestro– que 1300 millones de chinos no pasen hambre. En nuestro caso, con mayor ingreso per capita y una escala mucho menor (17 millones de pobres), sería deseable importar la tecnología china en la materia a efectos de remediar nuestra situación.

* Diputado nacional y miembro de la mesa nacional de la CTA.

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“China tiene relaciones bilaterales en la búsqueda de alimentos y minerales”, dice Lozano.

• “El acercamiento a China y a otros países de dicha región resulta positivo para promover estrategias que permitan potenciar la posibilidad de un mundo multipolar.”

• “Lo lógico hubiera sido negociar desde el Mercosur para no debilitar la capacidad de negociación de nuestro bloque regional.”

• “El resultado de la asociación puede reproducir la lógica de la desindustrialización.”

• “Es una pena que no hayamos incluido entre los protocolos y acuerdos establecidos un ‘curso acelerado’ sobre cómo erradicar el hambre.”

 
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