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Miércoles, 22 de junio de 2005

NOTA DE TAPA

Caro FMI

La tasa de los préstamos otorgados por los organismos financieros internacionales no es mucho más barata que la que puede obtenerse en el mercado de capitales. Además, a esa tasa de interés se suma un elevado costo implícito por las exageradas y repetidas condicionalidades que exige ese organismo para liberar líneas de créditos

 Por Claudio Zlotnik

¿Qué es más caro, una tasa del 6,25 o del 8,00 por ciento anual en dólares? La respuesta parece fácil, inmediata, y hasta ingenua. Pero no lo es. Como en muchas de las operaciones financieras, no todo es lo que parece. Detrás de un simple numerito se esconden cuestiones más complejas. En los ámbitos económicos existe una idea, por lo menos, que merece discutirse: que los préstamos otorgados por los organismos financieros internacionales son mucho más baratos que los que pueden obtenerse en el mercado de capitales. ¿Es así, como sostienen banqueros y medios especializados en negocios? Muchos se sorprenderán cuando lean este informe de Cash y conozcan el verdadero costo de financiamiento de la Argentina con el FMI. Y no sólo por la elevada tasa de interés implícita de las exageradas y repetidas condicionalidades que exige ese organismo para liberar líneas de créditos.

En primer término, ¿cuánto cuestan los préstamos del Fondo?

Las tasas son diferentes según de qué línea de asistencia financiera se trate. En la actualidad, la Argentina tiene compromisos en dos tipos de créditos: uno, los denominados préstamos “stand by”, y el otro, el “servicio ampliado” del FMI. Ambos tienen un costo financiero similar: una tasa básica, que se encuentra en el 2,47 por ciento anual, a la que se le debe añadir un coeficiente que el directorio del FMI fija a discreción. Por ejemplo, cuando existen cambios en el escenario financiero internacional o en caso de que un país socio caiga en default con el organismo.

Hoy, ese coeficiente es 1,20. Por lo tanto, ahora, la “tasa básica” para los préstamos al país se encuentra en el 3,67 por ciento anual.

En el caso de la Argentina, además de esa tasa básica se le adiciona un castigo de dos puntos de sobretasa. ¿La razón? El país está sobreendeudado con el Fondo Monetario. Su exposición supera en un 395 por ciento lo que le correspondería por la cuota que paga como socio del organismo. Quiere decir que recibió casi cinco veces más.

Hasta aquí, el costo de los préstamos del Fondo, entonces, ya alcanza al 5,67 por ciento anual. Pero hay más.

Esa tasa está expresada en DEG (Derechos Especiales de Giro), unidad de cuenta propia del FMI. El DEG es una canasta de monedas, con una importante presencia del euro, la libra esterlina, el yen, entre otras de los países más poderosos de la Tierra. La cotización del 16 de junio era 1 DEG = 1,46505 dólar. Esto implica que esa moneda propia del FMI es más fuerte que el billete verde. Esto no es una buena noticia para la Argentina: en la actualidad, la deuda con el Fondo asciende a 10.741 millones de DEG, que equivalen a 15.736 millones de dólares. A pesar de que en el último mes el dólar se fortaleció frente al euro, lo que alivió la deuda con el Fondo en 300 millones de dólares, la sobredeuda por la debilidad del billete verde alcanza la friolera de 5 mil millones de dólares. Esto implica que tener un crédito atado al DEG es una pésima opción financiera, porque es más caro. Y, por consiguiente, también lo es si ese crédito se ajusta por una tasa expresada en DEG.

Ese es el caso de la deuda con el FMI.

La tasa expresada en DEG requiere de una ecuación financiera para convertirla a dólares. Cash solicitó ese recálculo a dos de los más representativos gerentes financieros de la city, llegando a la siguiente conclusión: en el mejor de los casos, en un análisis conservador, el costo adicional por tener la deuda nominada en DEG es de un 10 por ciento de la tasa. Traducido: la tasa de 5,67 por ciento anual en DEG equivale, por lo menos, a 6,25 por ciento en dólares.

Otra evaluación eleva ese sobrecosto por moneda de emisión al 15 por ciento: en ese caso, la tasa en dólares de los créditos con el FMI se eleva a 6,52 por ciento.

Ahora bien, tomando en cuenta que el Gobierno quiere refinanciar los vencimientos con el FMI para aliviar las cuentas públicas y dejar de pagarcon reservas y superávit fiscal la deuda con ese organismo, ¿cuánto le costaría a la Argentina financiarse hoy en los mercados?

Por la colocación de 150 millones de dólares en Boden 2012 que suscribió, hace algunas semanas, Venezuela, el Gobierno abonará una tasa de interés del 9 por ciento anual. Pero lo cierto es que la deuda con el Fondo Monetario vence mucho antes que en el 2012. Exactamente en el 2008. Este suplemento consultó a diversos financistas para hacer una estimación del costo que debería afrontar el Gobierno por colocar títulos públicos dolarizados con vencimiento en tres años. El consenso fue que la tasa rondaría el 8 por ciento anual. Por ejemplo, ese sería el costo que en algunos bancos líderes están evaluando que le cobrarían al Gobierno para refinanciar a tres o cuatro años la amortización del Boden 2012 que vence en agosto.

En concreto, definiendo montos: ¿a cuánto ascienden los intereses a pagar por los 15.736 millones de dólares que se le deben al Fondo?

Un rápido cálculo lineal da la respuesta: a una tasa del 6,25 por ciento anual sería de 984 millones de dólares por año. Pero si se calcula sobre un costo del 6,52 por ciento, la cuenta asciende a 1026 millones de dólares.

¿Y a cuánto ascenderían los intereses a pagar si se realizara una emisión de deuda en el mercado voluntario de crédito? Por aquellos 15.736 millones de dólares que servirían para cerrar la cuenta con el FMI se tendrían que pagar 1259 millones por año. Como quedó explicado antes, el mercado reclamaría una tasa del 8 por ciento anual para colocar deuda en dólares a un plazo de tres años.

Estos datos revelan que el costo de sacarse de encima la omnipresencia del Fondo Monetario es muy bajo: de entre 233 y 275 millones de dólares por año, durante tres (esto es el resultado de 1259 menos 984 o 1026 millones). No parece demasiado si ése es el monto que hay que pagar para decirles adiós a las condicionalidades económicas que impone el Fondo para prestar.

De todas maneras, en la city no creen que la desvinculación sea tan fácil. Algunos estiman que si la Argentina fuera a buscar financiamiento a los mercados internacionales pagaría más caro por la desconfianza que aún despierta entre los inversores.

En el microcentro también tienen una lectura distinta sobre el costo de los créditos otorgados por el Fondo. Los financistas argumentan que si bien en la actualidad existe escasa diferencia entre la tasa de mercado y la que cobra el FMI, eso no ocurrió en medio de la crisis. “El Fondo nos financió en el 2001 al 5 o 6 por ciento anual, mientras que la tasa de interés promedio del Megacanje resultó del 15 por ciento”, recordó el gerente financiero de un banco líder. La misma fuente ponderó el hecho de que se mantenga la relación con el organismo. “Los inversores extranjeros volverán al país si se mantiene la auditoría del FMI. No importa que el organismo esté desprestigiado. La verdad es que es el único referente para los inversores de afuera, nos guste o no nos guste.”

En contra de la tradicional y conservadora observación de los hombres de la city, el dinero adicional que habría que pagar anualmente para desendeudarse con el FMI se presenta a un precio accesible, teniendo en cuenta que serviría para archivar las presiones para aplicar sus recetas ortodoxas. Los 233 o 275 millones de dólares por año (699 o 825 millones en tres años) son muy pocos con relación al costo que implicó la privatización del sistema previsional. O la flexibilización laboral. O la apertura comercial indiscriminada. O la privatización de los bancos provinciales. O las reformas impositivas regresivas.

El secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, aseguró hace un tiempo que la Argentina ya estaba en condiciones de regresar al mercado voluntario de crédito internacional. Ahora la cuestión es para qué y, en todo caso, si sirve como oportunidad para sacarse de encima al Fondo Monetario Internacional. Y luego de concluida esa tarea higiénica, Cash se compromete a realizar un informe similar con las tasas de los créditos del Banco Mundial.

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El ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el presidente Néstor Kirchner parecen preguntarse qué hacer con el Fondo.
SUBNOTAS

FMI: tasas

• Existe un consenso que merece discutirse: que los préstamos otorgados por los organismos financieros internacionales son mucho más baratos que los que pueden obtenerse en el mercado de capitales.

• No se trata sólo de la elevada tasa de interés implícita de las exageradas y repetidas condicionalidades que exige ese organismo para liberar líneas de créditos.

• Tener un crédito atado al DEG es una pésima opción financiera, porque es más caro. También lo es si ese crédito se ajusta por una tasa expresada en DEG.

• El costo de sacarse de encima la omnipresencia del Fondo Monetario es muy bajo: de entre 233 y 275 millones de dólares por año, durante tres.

• No parece demasiado si ese es el monto que hay que pagar para decirles adiós a las condicionalidades económicas que impone el Fondo para prestar.

 
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