Domingo, 18 de noviembre de 2007 | Hoy
RECURSOS NO RENOVABLES, CONSUMO Y AHORRO ENERGETICO
Se viene el verano y el sistema eléctrico volverá a estar bajo máxima tensión. Pese a ello, no se ha dispuesto una amplia campaña de ahorro energético.
Por Diego Rubinzal
La oferta energética mundial está basada en petróleo y gas. Al tratarse de recursos no renovables, la sustentabilidad energética futura dependerá de fuentes alternativas. Mientras tanto, los recursos disponibles deberían utilizarse eficientemente. En los países centrales, esa discusión está presente hace largo tiempo. En los seis años que siguieron al shock petrolero de 1979, los norteamericanos lograron reducir el consumo de petróleo un 15 por ciento a pesar de que la economía registró un crecimiento del 16. En Gran Bretaña, la legislación impositiva permite que las empresas declaren como pérdida las inversiones en ahorro de energía, deduciéndola de la ganancia imponible. En 2004, el gobierno español lanzó un programa destinado a aplicar 186 medidas de ahorro energético que intentan ahorrar 2800 millones de euros anuales durante el período 2004–2012.
Esas medidas oficiales han sido acompañadas por distintas iniciativas privadas. Hace algunas semanas, la compañía española Red Eléctrica puso en marcha una campaña publicitaria para concientizar a la población de la importancia de regular la temperatura del aire acondicionado (entre 24 y 25 grados). Bajo el título “Por favor, pide que bajen el aire”, se explica que esa medida sirve para “ahorrar, evitar enfermedades y conservar el medio ambiente”. La compañía ya adoptó esta temperatura ambiente en sus centros de trabajo e instó a sus trabajadores a dejar el traje y vestir con ropa informal durante los meses de verano. Uno de los primeros en sumarse a la campaña fue el famoso grupo económico español de servicios, energía y construcción Acciona. La compañía recomendó a sus empleados dejar la corbata, el traje y la manga larga en el armario este verano. Según explicó en un comunicado, los servicios de mantenimiento de la empresa confirmaron que al incrementarse 2 grados la temperatura de refrigeración (durante los tres meses de verano), se ahorra un 10 por ciento de consumo energético. Si el incremento es de 1 grado, el ahorro se sitúa en el 5 por ciento. Así, al subir 2 grados (durante los tres meses de verano) en el edificio de la sede central se logró un ahorro cercano a los 72.000 kWh y se evitó la emisión de 27 toneladas de CO2. Equivalente al consumo de electricidad anual de 29 familias o las emisiones anuales de CO2 de 35.860 heladeras.
Estas medidas están lejos de ser una novedad. Hace dos años, los miembros del gobierno japonés dieron un golpe de efecto publicitario que fue captado por la prensa mundial: se presentaron en sus despachos sin corbata, ni chaqueta. La medida buscaba llamar la atención sobre la necesidad de reducir el uso del aire acondicionado.
En la Argentina no existe una costumbre de ahorro energético. Como señala en su artículo “Energía: ¿producir más o consumir menos?” el presidente del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) Enrique Martínez: “Sólo tuvimos en cuenta el tema cuando fue forzado, debido a los cortes sistemáticos o a la baja tensión. Usamos vehículos a gas, porque este combustible es más barato que la nafta, no porque su consumo específico sea menor. Las constructoras habitualmente no diseñan viviendas, sean individuales o colectivas, en base a criterios de eficiencia en demanda térmica. Ni las compañías de suministro de energía promueven el tema, ni la austeridad en la iluminación de los edificios públicos o del alumbrado de las calles sugiere que tengamos una vocación por gastar poca energía”. Martínez sabe de lo que habla: en el último verano, el INTI advirtió acerca de la necesidad de regular la temperatura del aire acondicionado y obtuvo escaso eco.
Los especialistas consultados por Cash señalan una serie de medidas –de corto y mediano plazo– que ayudarían a reducir el consumo: comenzar una hora más tarde la actividad de las oficinas públicas en el interior del país, instrumentar programas de ahorro y eficiencia energética en el sector público (implantación de buenas prácticas, especificaciones técnicas para la compra de equipos más eficientes, formación de personal, esquemas de mantenimiento), implementar campañas de concientización y formación en hábitos de consumo recomendables, disminuir el nivel de iluminación del alumbrado público, promover un plan de canje para reemplazar las heladeras viejas que suelen tener un alto nivel de consumo eléctrico, propiciar el establecimiento de marcos regulatorios apropiados y consolidar los que hoy están en vigencia y no se cumplen, como es el caso del etiquetado energético de artefactos (heladeras, lámparas, motores eléctricos, aire acondicionado) y diseñar y ejecutar esquemas de financiamiento que promocionen la eficiencia energética en la industria.
La oferta energética mundial está basada en petróleo y gas.
Al tratarse de recursos no renovables, la sustentabilidad energética futura dependerá de fuentes alternativas.
Mientras tanto, los recursos disponibles deberían utilizarse eficientemente.
En la Argentina no existe
una costumbre de ahorro energético.
Las constructoras habitualmente no diseñan viviendas, sean individuales o colectivas, en base a criterios de eficiencia en demanda térmica.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.